Naaman tenía el prestigio y los honores que convienen a un general. Era un hombre con coraje, triunfador , pues ha llevado sus tropas a la victoria. De su jefe tiene la estima y obtiene riquezas, vestidos lujosos, servidores o domésticos, caballos y carrocerías. Pero el afronta una doble dificultad: él es sirio y enemigo de Israel, y desgraciadamente es leproso.
Por lo tanto el narrador bíblico, que es israelita, osa escribir que este extranjero ha sido el instrumento del Señor en la victoria que ha ganado frente a Israel! Dicho de otra manera, igual si este hombre en principio no sabe nada sobre el profeta Eliseo y su mensaje, él está ya bajo la acción del Dios de Israel. Sera necesario entonces la intervención de una joven sirvienta israelita para avisarle sobre la existencia de Eliseo. Pero la partida no está todavía jugada: Naaman esta quizás sorprendido, decepcionado ante la sugestión del profeta de sumergirse 7 veces en las aguas del Jordán para poder ser sanado de su lepra. Él hubiera querido otra cosa más espectacular. Es la misma sorpresa y la misma admiración de los contemporáneos y conciudadanos de Jesús: es difícil para ellos creer que el Mesías (ungido) de Dios sea humano y humilde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por haber visitado mi blog, espero tus comentarios, reacciones y que continúes brindándome ideas y sugerencias para mejorarlo.
Gustavo Quiceno