Es la familia, y en su seno, lugar ideal para celebrar estos días de regocijo espiritual y
agradecimiento con Dios…Pero no a todo el mundo le es posible vivir este
ideal…Sea porque la familia siguiendo su curso normal, hoy todos están
separados, los hijos se han casado, por los viajes que les ha obligado a estar
lejos del núcleo, los padres y abuelos, todos o al menos una parte de ellos ya
no están con nosotros físicamente…Pero lo más triste es percibir (o darnos
cuenta) que también hay familias descuadernadas, heridas a causa del desamor,
del egoísmo (divorcios, rupturas definitivas de pareja), del odio (plasmados en
la guerra y conflictos)…Porque no hay dialogo, capacidad de conciliación, de
tolerancia , de perdón…No hay una luz, apoyo y referencia espiritual
unificador, conciliador…
La familia es el lugar natural de la
educación, de la fe, de la esperanza, el amor y la felicidad (o realización).
Hemos de dar gracias, nosotros, los que
hemos tenido la suerte de haber nacido y crecido en una familia que nos
transmitió valor de la unión, el apoyo, el amor familiar, trabajo, la lucha, el
tesón por vivir, a pesar de las dificultades económicas, de las diversas
circunstancias adversas…
Damos gracias a Dios por ayudarnos
a comprender que la mejor riqueza
familiar no son las propiedades, ni los lujos,
y que la felicidad no es ni guardar las apariencias sociales de confort
y prestigio…
La pobreza no es solo la falta de
dinero, la pobreza es esa disposición para reconocernos criaturas de Dios, para
ser permanentemente agradecidos por la vida y por lo mucho o poco que tengamos.
La pobreza es humildad de corazón y
de espíritu y que se refleja en la generosidad dentro y fuera de la familia…
El cristiano no se encierra en su
gheto familiar ni su mundo se limita a su clan
donde ha nacido y crecido…
El cristiano comprende que todos los
seres humanos somos familia, somos hermanos, hijos de un mismo Dios y Padre.
“Quien es mi padre, mi madre y mis hermanos? Todo aquel que cumpla la voluntad
de Dios”, dijo Jesús en el evangelio.
Los santos mártires dieron su vida
precisamente por eso, por querer hacer entender la universalidad de Jesús y su
proyecto,
Jesucristo y todos los demás mártires
y profetas de la historia nos han
demostrado que la vida se gana dándola, en todo momento y lugar, luchando
porque la paz con justicia social sea una realidad…
El fin de semana pasado celebraste
Navidad, tienes claro hoy cuando estas frente a la familia de Nazaret (Jesús,
José y María) qué es lo que ella significa?
Todo ser humano es un hermano,
Todo ser humano viene de Dios,
Todos somos hijos de un mismo Padre,
que nos ama infinitamente…
De ahí nuestro compromiso y esfuerzo
permanente por que la vida sea respetada en todas sus formas desde la
concepción hasta la vejez.
La fiesta de la navidad y de la
familia nos invitan a no continuar siendo “perros mudos” ante tantos atentados
contra la dignidad humana, comenzando por nosotros mismos, al interior de
nuestra familia, en nuestro vecindario, vereda, en nuestro país, en el mundo
entero…
Humanicemos esa parcela de humanidad
que nos toca, que nos corresponde…
No nos de vergüenza manifestarnos
contra el aborto y las leyes amañadas a veces por el mismo estado para
justificar el irrespeto a lo mas sagrado,
No nos de miedo manifestarnos en
cuando sea sobre los muros de internet para reclamar el respeto a la vida y a
devolverle la dignidad a tantos hermanos
(que lo sepan la guerrilla, los grupos al margen de la ley, los mismos
grupos de la ley, los narcotraficantes, los sicarios…No nos quedaremos
callados, porque eso seria traicionar nuestra humanidad y al mismo Dios).
Denunciemos en Colombia, acá en
Canadá el maltrato soterrado a las personas mayores…No es posible que personas
mismas que se dicen cristianas o católicas promuevan con su silencio o mismo
con sus acciones la aceleración de la muerte a ancianos en hospitales, y o
lugares de residencia, sea por negligencia, por irresponsabilidad o por mismos
intereses económicos…Amará Dios esto?
Manifestémonos también para invitar a
la toma de conciencia por parte de quienes cometen las acciones violentas contra sus hermanos
(no solo la población civil, militar o guerrillera), en los periódicos, en la
radio, en las revistas, la tele…
Nuestra manera de vivir la fe,
cualquiera que sea y al interior de no importa cual religión (pues Jesús mas
que a fundar una religión, vino a mostrarnos un estilo de vida, una manera de
asumir y vivir con referencia a Dios y su plan sobre la humanidad) debe dejar
de ser “light”, superficial, insensible, tibia, despreocupada, acomodada,
instalada, cínica…
Que en el nuevo año El Espíritu del
Dios que ama la vida y la familia nos inspire y nos ayude a ver la vida con los
ojos de Jesucristo…Amen.
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Gustavo Quiceno