El 25 de marzo del 2002, en la noche, habíamos dejado a nuestra madre en el
hospital, nos dio la sensación que su salud iba mejor…Recuerdo que la abracé y
la besé como todos los días mientras estuve en Manizales con algunos miembros
de la familia a su lado pendientes, durante esos días de gravedad posterior a la segunda
operación de cadera con la que esperábamos pudiera volver a caminar.
La verdad nunca me imaginé que
aquellos llegaran a ser el último beso y abrazo de mi madre, en la vespertina
de la fiesta de la ANUNCIACIÓN.
Esto es lo que conservo en mi
recuerdo: la imagen de mi madre viva y sonriente a pesar del dolor, hasta el último minuto aguardando la
esperanza de algo mejor, su rostro y sus ojos imbuidos de amor por su hijo al
que esperaba muy pronto ver convertido en sacerdote del Señor…
Hoy cuando evocamos el decimo
aniversario de su resurrección, he querido componerle este acróstico que Dios
me ha inspirado, que espontaneo, ligero, pero nacido del corazón:
Madre, hoy como
siempre tus hijos te evocamos y te
veneramos.
Anduvimos por el
camino de la vida, de tu mano,
Reías y rezabas,
así nos transmitiste la alegría y la fe.
Inculcaste en nosotros
ante todo el amor a la vida, a Dios y a
la Virgen;
Amen siempre mijitos!”
nos decías y
No respondan a quienes
les ofenden con violencia.
Estuviste
presente en nuestras horas más tristes;
Los momentos más
felices (celebraciones, grados) tuvieron tu impronta,
Los detalles,
los preparativos, la fiesta, el encuentro;
Y en todos
nuestros gestos hoy reflejamos ser tus justos herederos.
Jamás te
olvidaremos madre feliz y sufrida;
A veces
gritabas, a veces llorabas en tu incomprensión;
Recordaremos y
llevaremos siempre lo más excelso de tu
ejemplo:
Amar a nuestro prójimo
como a nosotros mismos;
Mirar al cielo y
orar agradeciendo al Buen Padre,
Intentar siempre
imitar a Jesús y a su Santa Madre.
Loamos hoy a
Dios por tu vida y por todo tu legado,
Llevaremos
siempre en nuestro corazón y memoria:
Oración, Oblación
, caridad, tu música y tu perfume inconfundible y maternal…
Madre nuestra
que Dios te tenga en su Gloria!
Hoy celebraré las misas del día (2) evocando su memoria, agradeciendo a Dios por su vida y orando por su participación en la Vida Eterna.
Les recomiendo tenerla en cuenta en sus oraciones.
De antemano, muchas gracias mi familia, mis amigos en la distancia...
Rigaud, Quebec
26 de marzo del 2012.
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Gustavo Quiceno