Sexta semana por una conversión ecológica: Semana de CELEBRACION:De las tinieblas de la muerte a la vida nueva
Lectura del
Evangelio de San Marcos 11,4-11: La
entrada triunfal a Jerusalén
Se fueron
y encontraron en la calle al burro, amarrado delante de una puerta, y lo
desataron. Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Por qué sueltan ese
burro?» Ellos les contestaron lo que les había dicho Jesús, y se lo
permitieron. Trajeron el burro a Jesús,
le pusieron sus capas encima y Jesús montó en él. Muchas personas extendían sus
capas a lo largo del camino, mientras otras lo cubrían con ramas cortadas en el
campo. Y tanto los que iban delante como
los que seguían a Jesús, gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre
del Señor! ¡Ahí viene el bendito reino
de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!» Entró Jesús en Jerusalén y se
fue al Templo. Observó todo a su alrededor, y siendo ya tarde, salió con los
Doce para volver a Betania.
Qué bella tradición la de este
domingo! También nosotros portamos ramos en la mano para acoger el Mesías, el Mesías
que llega a nuestras vidas. Nosotros podríamos simplemente cantar. Podríamos
simplemente levantar los brazos en signo de admiración. Pero esto no parece ser
suficiente. Nos hacemos a un gajo de ramo o palma para que se eleve bien encima
de nuestra cabeza y manifestar así un signo de nuestra alegría y agradecimiento.
Primeramente, este rito habría sido celebrado en Jerusalén y
después llego a ser “universal” en el siglo IX. A destacar que se utilizaba
siempre gajos o ramas de follaje local, porque eran los parroquianos y o feligreses
que aportaban su ramo a la iglesia.
Después de algunas décadas, la
Iglesia católica de Canadá importa palmas por un valor cercano a los cinco
millones de dólares. Desafortunadamente, están son a menudo importadas de América
Latina a través de transacciones que dejan muy poco beneficio a los productores y a
sus comunidades. Los compradores tienen igualmente tendencia a guardar sólo las
palmas más bellas y a botar las otras: esta cultura necesita entonces que se
corte cada vez más la selva, con consecuencias sobre su biodiversidad.
Cuando se piensa en ello, uno se dice
que Jesús no se sentirá homenajeado con ramajes o gajos de vegetación que son
causa de la injusticia.
Por fortuna, una iniciativa americana
permite ahora procurarse de eco-palmas, que provienen de una cultura sin pesticidas
y de un comercio justo y con equidad.
Otra solución, más simple, existe:
que cortemos nosotros mismos una rama del árbol más abundante en nuestra región
o en los alrededores, antes de partir para la celebración. No tendría ningún
costo para la parroquia, y esto evitaría todos los gases de efecto invernadero asociados a la transformación
y al transporte. Finalmente, este gesto nos llevaría a afirmar que nosotros
somos capaces de acoger a Cristo con elementos de nuestra propia vegetación. Lo
importante no es que las palmas vengan desde muy lejos y lleguen hasta nosotros,
sino que lo más esencial es que Jesús venga hasta nosotros.
La naturaleza también se alegra por
la llegada del Mesías. En efecto, cuando los fariseos le piden a los discípulos
que se callen, Jesús responde: “Yo les digo: si ellos se callan, serán las piedras que gritaran” (Lucas 19,40).
Seamos entonces los embajadores y parlantes de las otras creaturas en este día de
alegría.
ORACIÓN:
Jesús, Tu el Mesías tan esperado,
Tu eres el Principe de la Vida
que llega para hacer reinar la
justicia.
Tu vienes y estas tan cerca a nuestro
corazón
tanto, que gritamos de alegría.
Tu vienes tan cercano a nuestras
vidas
que siempre podremos
hacer reinar la justicia en tu creación.
Acaso no somos nosotros al mismo
tiempo
Co-creaturas y co-creadores?,
creaturas invitadas a recrear el
mundo
gracias a tu Espíritu de renovación y
de color?
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Gustavo Quiceno