Lo que salta a nuestra vista son las
apariencias. Pero lo que Dios mira, es el corazón. “Solo se ve con el corazón,
lo esencial es invisible a los ojos” decía Saint-de Exùpery, el autor de “El
principito”.
No es suficiente alabar a Dios con
los labios, lo importante es mantener el corazón cercano a Él. Dejemos a Dios
mirarnos y tratemos de mirar a nuestros hermanos con la mirada de Dios.
L E
C T U
R A S
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 4,
1-2.6-8
Moisés habló al pueblo diciendo:
-- Ahora, Israel, escucha los
mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entrareis a tomar
posesión de la tierra que el Señor Dios de vuestros padres os va a dar. Estos
mandatos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos
que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran
nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación
tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de
nosotros siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y
decretos sean tan justos como toda esta Ley que hoy os doy?
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 14
R.- SEÑOR, ¿QUIÉN PUEDE HOSPEDARSE EN
TU TIENDA?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones legales
y no calumnia con su lengua. R.-
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al
impío
y honra a los que temen al Señor. R.-
El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL
SANTIAGO 1, 17-18.21b.22-27
Mis
queridos hermanos:
Todo
beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el
cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la Palabra
de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.
Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido planteada y es capaz de salvarnos.
Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla engañándoos a vosotros
mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar
huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este
mundo.
Palabra de Dios
ALELUYA St. 1, 17-18
El Padre
por propia iniciativa, nos engendró con la Palabra de la verdad, para que
seamos como las primicias de sus criaturas.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN
MARCOS 7,1-8,14-15.21-23
En aquel
tiempo se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén
y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse
las manos). (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes
las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al
volver de la plaza no comen si lavarse antes, y se aferran a otras muchas
tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Según eso, los fariseos y los
letrados preguntaron a Jesús:
-- ¿Por
qué comen tus discípulos con mano impuras y no siguen tus discípulos la
tradición de los mayores?
Él les
contestó:
-- Bien
profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me
honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan
está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un
lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
En otra
ocasión llamó Jesús a la gente y les dijo:
--
Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre
impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro
del corazón del hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos,
homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia,
difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al
hombre impuro.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Demos a Dios el primer lugar
Cuando queremos darle gusto a
alguien, buscamos un regalo para darle; lo escogemos con mucho cuidado y
atención porque queremos que sea una demostración de nuestro afecto para esa
persona. Después le pedimos al vendedor o dependiente que nos haga un paquete
regalo con una buena y bella envoltura.
El evangelio de este domingo nos
habla de gestos religiosos tradicionales: lavarse las manos, lavar los vasos,
hacer aspersiones…Normalmente, estos gestos deberían ser el signo de una
voluntad de purificación interior. Es un poco parecido al papel que envuelve el
regalo que se quiere ofrecer. El problema es que al interior no hay nada bueno.
No hay ninguna intención o esfuerzo de conversión. A menudo, nosotros actuamos
por guardar las apariencias: queremos que la gente tenga una buena opinión
nuestra. A Dios no lo podemos engañar porque Él ve lo que hay en nuestro
corazón.
“Este pueblo me honra con los labios
pero su corazón está lejos de mi. El culto que ellos me rinden es inútil”. Los
escribas y fariseos le reprochan a Jesús no seguir la tradición de los antiguos
o antepasados. Pero para Jesús, la verdadera pureza, la verdadera raíz de toda
moralidad, es nuestro corazón.
Esta palabra se repite dos veces: “Su
corazón está lejos de mi…Es del interior, del corazón del ser humano que salen
los pensamientos perversos.” Jesús nos
invita a sincerarnos. Se trata de verificar la autenticidad de nuestros actos.
Frecuentemente hay un desequilibrio o desnivel importante entre aquello que los
demás pueden ver de nosotros y nuestras actitudes profundas. Esto es la
hipocresía, querer parecer lo que uno no es.
Este evangelio nos pone en contacto
con lo concreto de nuestras vidas. Los más bellos sentimientos pueden
degradarse rápidamente en superficialidad banal. Por ejemplo, es importante que
los padres de familia se preocupen por la higiene corporal de sus hijos; pero
es verdad que también deben velar por la formación de su conciencia. Uno
ve jóvenes y adultos que no soportan la
menor tacha de suciedad en el bordo de las uñas o al interior de las orejas
pero que dejan invadir su corazón de podredumbre moral. Si el exterior no
corresponde al interior, nuestros gestos son vacios.
Este domingo preguntémonos: nuestros
gestos religiosos son verdaderos? Salen ellos del fondo del corazón?
Hoy, hemos escuchado esta palabra de
los profetas repetida por Jesús: “Es inútil el culto que me rinden…”Esta
fórmula va más lejos: cada uno de nosotros debe preguntarse sobre sus propias
prácticas; acerca de ese culto inútil que a veces le ofrecemos a Dios, qué es
eso? A veces escuchamos este reproche: “usted va a misa todos los domingos pero tampoco
desaprovecha una ocasión para criticar al vecino…”
Este culto inútil se manifiesta
también cuando nos contentamos con un mínimo esfuerzo o programa para tranquilizar
nuestra conciencia, cuando hacemos justo lo que es necesario para estar en
regla, cuando pensamos que la misa del sábado en la mañana puede valerse por la
del domingo. Al actuar de esta manera, nosotros medimos lo que vamos a
ofrecerle a Dios. No olvidemos una cosa: que Jesús no ha medido su amor por
nosotros. Él se dio del todo: los mandamientos de Dios se resumen en el amor.
Lo que Dios espera de nosotros es que
nuestra vida esté llena de su presencia y de su amor. Démosle a Dios el primer
lugar en nuestras vidas y dejémosle actuar en nosotros. Si Él nos muestra
nuestro pecado, nuestra hipocresía, no es para amargarnos la vida o enterrarnos, sino para
curarnos y hacernos felices.
Aproximación psicológica
del evangelio:
Pregunten por lo que es válido (o
verdadero)
Cuidar
mi apariencia externa no me dispensa de cuidar mi interior.
1. Cuanto tiempo y energía gastamos
en nuestros ritos de aseo (ducha, peinado, maquillaje…), en nuestras ceremonias
de matrimonio, de funerales, de grandes fiestas!
Las
conveniencias sociales nos exigen que aparezcamos “bien”, y sobre todo que no
pasemos vergüenzas.
Y después nos sentimos contentos, satisfechos,
cuando alguien nos dice: “ha sido un
lindo matrimonio! La cantante cantó super lindo; ella nos conmovió! O bien: ”el
celebrante habló de las cualidades del difunto con palabras muy realistas”!
2.
En el fondo, es fácil tener buena conciencia con nuestros « bellos
ritos o ceremonias », con nuestras « buenas acciones » que
hacemos ante el mundo!
Por lo tanto la perversión de la religión
es siempre posible. Ella se manifiesta ahí donde alguien hace reglamentos que
constituyen sus asunto o preocupación, ahí donde alguien se ocupa de
supersticiones, de ritos externos, de acciones para llamar solamente la atención,
para evitar el sentimiento de culpa!
Los mecanismos de defensa son
procesos que empleamos para no darle la cara a los problemas (o enfrentarlos).
Su número y clasificación es infinito, puesto que cada uno de nosotros puede
desplegar mucha creatividad para evitar VER ( o ser consciente de) lo que hace mal.
Un mecanismo de defensa debe quedar
secreto, porque si uno toma conciencia de estar escondiendo algo, se deja de
tener buena conciencia y todo queda por recomenzar. Es por ello que nosotros
nos volvemos tan agresivos-la mayor parte del tiempo sin saberlo o al menos sin
saber las razones o el por qué- frente a aquellos que vienen a intervenir o
inmiscuirse en nuestros problemas.
En tiempos de Jesús, el fariseísmo se
manifestaba como un mecanismo de defensa bien popular. No hablamos del
movimiento religioso como tal, que era un esfuerzo por tomar en serio la fe y
encarnarla en la vida diaria. Hacemos referencia
más bien a la utilización inconsciente del movimiento religioso con fines sicológicos.
Esencialmente, el mecanismo consistía
en lo siguiente: yo me centro en mis fortalezas exteriores, y durante este
tiempo no me ocupo (o me preocupo) por lo que sucede en mi. Yo me abandono a la
fe, y esto me dispensa de tener que decidir cómo vivir mi vida, cómo voy a unificar
todo lo que fermenta en mí.
Pero Jesús no era un tonto, Él veía claramente cómo funcionaba el mecanismo y se proponía desmontarlo cada vez que se le presentaba
la ocasión. Él decía a los fariseos: ustedes bien saben que los verdaderos
problemas no están allí donde ustedes los ubican (los ponen) en el exterior ;
ustedes bien saben que los verdaderos asuntos parten desde el interior.
Comiencen entonces por mirar lo que pasa en ustedes (en su interior).
En lugar de debatir sin cansancio
cuestiones religiosas estériles, enfrenten las verdaderas cuestiones: sus
ambiciones desaforadas y su gusto por poseer, su agresividad y su gusto por
dominar los demás, su deseo y sus fantasías sexuales, su gusto por el prestigio
y todos sus sueños desmesurados (vv.22-23).
Si ustedes no miran esto, es así como
llegarán a ser “impuros”, es decir confundidos, indignos e inapropiados para el
culto, incapaces de situarse o ponerse ante Dios en la serenidad y la apertura.
Es ahí donde su religión debe comenzar.
Jesús, entonces no sugiere abandonar
las costumbres transmitidas por los ancestros…No rebaja ni denigra las
precauciones tomadas por las personas que se preocupan de respetar la ley judía.
Él propone solamente la coherencia entre el gesto visible y el fondo del corazón,
esta zona intima del ser humano donde se toman las grandes decisiones.
Observar una tradición sin recordar
la razón espiritual de este comportamiento puede degenerar en obsesión. Los
gestos vacíos, desprovistos de su sentido no le dicen nada a Dios. Al
contrario, los gestos realizados con plena conciencia de la relación que ellos
quieren expresar, son pertinentes.
Ahora, Con tales confrontaciones no
es sorprendente que Jesús haya sido rechazado y no es sorprendente tampoco que
haya pasajes de evangelio sobre los que pasamos bastante rápido!
REFLEXIÓN CENTRAL:
Una religión
de corazón
Al escuchar la Palabra de Dios cada
domingo, descubrimos lo que el Señor dice a la humanidad para conducir su vida.
Esta palabra es luz para su ruta. La primera lectura nos muestra y hace evocar al
pueblo de Israel que gracias a la mano de Dios ha sido liberado y conducido por Moisés en el desierto. Dios les
da la ley y al dársela les ofrece “un pasaporte para la libertad”. En efecto,
solo los pueblos libres tienen una ley. Los otros son sometidos a la
arbitrariedad y a la violencia. Esto lo constatamos todos los días.
La lectura del libro del Deuteronomio
que hemos escuchado, fue escrito mucho tiempo después del éxodo. Sobre la montaña
del Sinaí, Dios ha hecho alianza con su pueblo. Él se ha comprometido con el
pueblo y Dios ha sido fiel a su promesa. Pero el pueblo no ha sido siempre fiel
a la alianza. Finalmente abandonaron los caminos de Dios, sin comprender hasta
qué punto Dios los ama.
El autor del libro del Deuteronomio nos
recuerda que la ley dada en el Sinaí es una ley para ponerla en práctica y para
vivirla. Ella es el orgullo de Israel de cara a las naciones paganas. Esta ley
se resume en dos grandes mandamientos: El amor a Dios y el amor a nuestros
hermanos.
El primer mandamiento mira a Dios: “Tu amaras al Señor tu Dios…santificarás el día
del Señor…” Lo primordial, es recordar que Dios es nuestro Creador y que está
apasionado de amor por el mundo. Fuera de Él, toda búsqueda de felicidad es
vana (que lo diga S. Agustín, en sus “confesiones”, modelo de vida y ejemplo de
santidad para la Iglesia, en este día cuando elaboro esta reflexión: 28 de
agosto).
Todo lo que tenemos, todo lo que
somos es un don de Dios. La sola actitud digna de un creyente es la de poner
toda nuestra confianza en este Dios y construir nuestra vida sobre Él. Nosotros
somos reenviados al gran mandamiento del amor. Es ahí donde encontramos la
verdadera y única felicidad.
El segundo mandamiento hace
referencia al prójimo: “Amaras a tu padre y a tu madre…respetaras los bienes
del prójimo…” Se trata de evitar todo aquello que puede hacer mal a los otros.
Dios ama su pueblo con un amor apasionado. Nuestra respuesta debe ser cada día más
parecida y o cercana a la altura de la respuesta de Dios. Es esencial para todos que escuchemos estos dos mandamientos y los
pongamos en práctica.
Vivimos en un mundo que enfrenta la
violencia diariamente, la indiferencia, el desprecio y toda clase de
desgracias. Nuestra misión es la de vivir de otro modo y formar la sociedad
alternativa del amor, el perdón, la justicia y la unidad en la tolerancia.
En su carta (segunda lectura)
Santiago se dirige a los nuevos bautizados. Los invita precisamente a vivir de
otra manera como muestra el mundo. El día del bautismo, ellos han entrado a la asamblea
de los seguidores de Cristo (Iglesia) y
han acogido la vida nueva. La invitación
para todos es ser luz en medio de las tinieblas de la humanidad. En el centro
de esta vida nueva que se abraza está Jesucristo. Él es la Palabra dada-ofrecida
para que el mundo tenga la vida. Esta Palabra está sembrada en cada uno de nosotros; nos
corresponde acogerla con humildad pues ella tiene la capacidad de salvarnos.
Como en el Deuteronomio, Santiago nos invita a ponerla en practica: “la
manera pura e irreprochable de practicar la religión es asistiendo a los huérfanos
y a las viudas y conservarse dignos (limpios) en medio del mundo”.
En el Evangelio, vemos a Jesús frente
a los fariseos. Estos últimos son los guardianes de la ley de Moisés y las
tradiciones. Hoy, los fariseos constatan numerosas infracciones cometidas por
los discípulos de Jesús. Se trata de faltas contra las tradiciones de los
antiguos. Pero Jesús les reprocha el que dejen de lado los mandamientos de Dios
para apegarse a las tradiciones humanas (o de hombres). Hoy, Jesús quiere también
decirnos a nosotros que lo mas importante no es lavarse las manos sino lavar el
corazón. Jesús nos invita a ser sinceros y actuar con verdad en todos nuestros actos y practicas religiosas, en nuestra oración y
en todo aquello que es importante para nosotros.
Este evangelio nos invita a hacer
nuestro examen de conciencia: hay palabras que suenan maluco, disuenan en
nuestros oídos. Ellas no corresponden con sentimientos sinceros. A nosotros no
nos gusta que se nos hable como si se nos estuviera recitando una lección. A Dios
le sucede (ocurre) igual. Él no acepta de nuestra parte oraciones vacias,
vacias de nuestro corazón. Nosotros no podemos llegar a Dios sino con el corazón.
En nuestra vida de relación con Dios y la de Dios con nosotros, todo se juega a
nivel del corazón. Vivir en cristiano, es vivir intensamente esta alianza de
amor entre Dios y nosotros. Solo esto importa.
Uno comprende entonces por qué Jesús
se muestra desconcertado por las críticas de los fariseos que le reprochan no
respetar las tradiciones religiosas. Si el evangelio nos reporta este suceso,
es para fijar la atención en nuestros comportamientos. Como ellos, tenemos fácilmente
la tendencia a juzgar la religión de los
otros. La intolerancia no existe que entre los islamistas o musulmanes,
decimos. Cuando ella también puede
presentarse entre los “cristianistas”. Tengámoslo y dejémoslo claro: la
intolerancia no tiene nada que ver con el evangelio.
Criticando
y denunciando, no hacemos que agregar un
poco más de amargura a este mundo. Nuestra batalla contra el mal debe comenzar
al interior de nosotros, en nuestro corazón. Es en el corazón que debemos
plantar las buenas hierbas de la solidaridad, de la amistad, de la paciencia,
de la humildad, de la piedad, de la misericordia y del perdón. El camino hacia
esta plantación, es el evangelio que nos lo traza. El evangelio o la Buena
Nueva de Jesucristo nos ensena todos los
días a poner un poco más de amor en nuestra vida.
Por su enseñanza
y su ejemplo, Jesús nos ha mostrado qué tipo de comunidad estamos llamados a
constituir. Él quiere que dejemos al Espíritu Santo tocar nuestros corazones,
modelarlos y transformarlos en corazones abiertos, acogedores, compasivos y
amorosos (amantes). Su Palabra en el
evangelio de hoy es un llamado a recordar que toda nuestra vida parroquial será
una adoración de Dios si ella construye una comunidad de creyentes en el que los corazones y las vidas están fundamentadas
(tienen sus bases) en el amor y el servicio.
San Ireneo
nos recuerda que Dios es verdaderamente glorificado cuando la comunidad se
muestra de verdad VIVA y humana. Los otros hombres y mujeres serán atraídos por
nosotros y por la FE, si ellos nos ven acogedores, abiertos, atentos y
dispuestos a servir.
En este día,
nos dirigimos a Ti Señor y te suplicamos: “Tu que eres la Luz, Tu que eres el
amor, pon en nuestras tinieblas tu Espíritu de amor”.
OBJETIVO
DE VIDA PARA LA SEMANA:
En la
sociedad y en la Iglesia, nadie puede escapar o desentenderse de las leyes y
las tradiciones. Esta semana yo me pregunto por qué y cómo las observo: por
costumbre, por miedo o por conformismo? O por velar por el bien común, por la justicia y por el respeto de los otros?
ORACIÓN-MEDITACIÓN:
Señor,
quien puede gloriarse de no ser o haber sido fariseo?
Quien no
gusta vivir de “buenas “ pero falsas apariencias?
Mostrar el
mejor lado, aparecer intachable, fuerte, centrado…
Quien no
pretende ocultar las arrugas del alma y del rostro?
Payasos la
mayor parte del tiempo reímos por no llorar,
ante la
tragedia o la desgracia, nos consolamos diciendo
que es
mejor reír que sollozar…
Pero solo
Tu y nadie más que Tu Señor conoces nuestro interior.
Pero también
sabes Señor del inmenso deseo que con San Pablo nos habita:
hacer el
bien que queremos y evitar el mal que no queremos.
Ayúdanos Señor
a potenciar día a día lo mejor de nosotros;
Ayúdanos a
dejar la impronta de
nuestros
talentos y valores recibidos, en el mundo,
en nuestra
familia, nuestra sociedad y parroquia.
Que saquemos
lo mejor de nosotros
evitando la
critica malsana y el juicio separatista;
que saque
primero la paja de mi ojo
antes de
pretender sacar la paja del ojo de mi hermano.
Enséname a
ver lo que profeso, creo y enseño
y depúralo
de todo error o escándalo.
Que no me crea mejor que los demás,
mas que busque siempre ver lo mejor
en ellos;
así yo seré de verdad un discípulo tuyo,
toda mi vida será una ofrenda
que sabrá responder al esplendor de
tu amor
y así recordar o mostrar tu presencia
beneficiosa y que hace feliz
a los hombres y mujeres que encuentro
Y con los que convivo…Amen.
REFERENCIAS:
1. Pequeno "prions en Église", edicion quebequense, Novalis, septiembre 2009-2012.
2. HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus.
Otras fuentes de internet y experiencia personal.