viernes, 26 de octubre de 2012

Carta de Jesús a todas las personas divorciadas vueltas a casar: La mediocridad de los medios de información:



Antes de compartirles la carta, quiero resaltar una vez más la superficialidad y mediocridad de ciertos medios informativos como el de cierta cadena radial colombiana que se transmite en la mañana…Allí hicieron alusión rápida, y por lo mismo superficialmente a la decisión reiterada que el Sínodo de Obispos católicos en Roma acababa de tomar respecto a no admitir a la recepción del sacramento a los divorciados vueltos a casar.

Los periodistas de la mesa de trabajo y que hablan de la IGLESIA CATÓLICA como si fueran extraterrestres o una entidad ajena a ellos (siguen pensando que la Iglesia la hacen o forman solo el papa, los curas y monjitas, de manera peyorativa, como ellos mismos suelen decir), y ni siquiera se cercioran de su identidad cristiana católica (ellos son Iglesia, han sido bautizados pero no han tomado en serio su misión…) y  en lugar de aclarar e iluminar a los oyentes al respecto (pudiendo recurrir a su creatividad periodística: invitando o llamando por teléfono a alguien docto o experto en el tema) se aceleró más bien a lanzar sus opiniones erróneas (y en tono no muy apropiado) a justificar el alejamiento de muchas personas de la Iglesia…Pero tienen estos periodistas razón?

Los siguientes minutos que estuve “soportando” la escucha no hicieron lo apropiado…es mas, habían pensado la posibilidad de decidir como tema del día este sujeto relacionado con la decisión de la Iglesia de no permitir la comunión a los divorciados y re casados…pero finalmente no lo hicieron…les dio “miedo” enfrentar un tema muy concerniente, quizás por tabú, miedo de armar polémicas…perder audiencia…porque cuando se trata de hablar de lo esencial a nuestra vida (espiritual, moral, vida eclesial)…Mejor se dirige la mirada a otra parte más superficial, sensacionalista, y por lo mismo vacua!

Saben de que hablaron la siguiente media hora? Los que estaban en el dial lo saben…(si, entrevistaron a la chica brasilera de 20 años que vendió su virginidad...) y les pregunto qué clase de periodismo, de información están recibiendo los colombianos?




Para presentar la posición de la Iglesia católica sobre la cuestión de las personas divorciadas que no pueden acceder a la comunión, John White, un laico canadiense (no es un sacerdote) ha imaginado esta Carta  de Jesús a todas las personas divorciadas que se han vuelto a casar.
He aqui la traduccion del frances:

“Yo, Jesús, yo me doy cuenta que tu sufres por no poder comulgar después de tu divorcio. Tú ves esto como una sanción demasiado severa y un rechazo de tu persona. Contigo, yo sufro tu fracaso. No es así que tu vives esta ruptura? Cuando tu haces un retorno sobre los bellos sentimientos y las esperanzas del debut de vuestro amor, tu sientes con más amargura la dura realidad del sueno roto. Tú conyugue y tú han querido hacerse uno, porque el amor, que es unión de corazones, busca unirse por todos los medios posibles. El amor quiere portar frutos. Tú sabias que los hijos tienen necesidad de una asistencia para desarrollarse y que este encargo o tarea  requiere tiempo, toda la vida misma y demanda estabilidad. Tu has querido casarte porque tu querías  también un amor que dure por siempre, poniendo tu confianza en esta Palabra: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.


Y ahora tú ves, sus proyectos y los de sus hijos igualmente afectados. Que pena ver esos sueños y proyectos frustrados por todas las peripecias de la separación! Sus pequeñas miradas inquietas decían: papa, mama, no podrían volver a estar juntos? Se ha decidido que no. Tu corazón está herido, tus hijos sufren, tu conyugue también sufre, tus padres lo lamentan y lloran en secreto, tus hermanos temen que la misma cosas les suceda. Tú sabes en el fondo de ti mismo que tomar esos pequeños y hacer de ellos adultos es una misión tan bella  y tan grande que la reunión de las cualidades de la madre y el padre son apenas suficientes para la tarea. Y ahora te encuentras solo (a).

Tú como yo habrías esperado que las cosas evolucionaran de otro modo. Yo no te juzgo, tu sabes que yo he perdonado a la mujer adultera, al criminal que estaba a mi lado en el Calvario, yo te abro mis brazos. Tú quieres volver a mi Iglesia, que yo he confiado a Pedro, no lo dudes, vuelve. Yo tengo tanto para darte.

Yo no puedo recibirte en mi mesa, a pesar que yo desearía tanto que las cosas fueran de otro modo. Esta santa cena es el regalo que yo he hecho a la humanidad, para que cada uno pueda estar conmigo, donde se encuentre. Es una unión real en la cual yo me doy totalmente porque yo amo a los humanos. Esta comida significa la concordancia en nuestras voluntades, y accede aquel (la) que comparte mi proyecto.
Recuerda que mi amor ha ido hasta aceptar todos los sufrimientos y la muerte por cada uno de ustedes. Yo soy santo y aquellos que están cerca a mí, deben purificarse para querer como yo el bien de todos.

El amor conyugal tiende a una unión total y durable con el amado, de ahí el deseo natural de una vida en  común, de un nuevo estado de vida.  “Por esto el hombre dejara a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos no harán sino uno”.  Yo he querido que esta unión, don mutuo y total de su ser al otro, sea sellado  por un lazo permanente, digno solo de él.

El amor verdadero quiere y busca ante todo el bien del otro. La ruta es larga para aprender a renunciar a si mismo para el provecho del otro. Yo he querido que el matrimonio llegue a ser una escuela de verdadero amor. Un amor fiel, que gane en solidez y en generosidad en contacto con las exigencias de la vida y del cuidado de los hijos. Mi vida les sirve de guía para captar lo amplio de esta voluntad de bien: un amor que perdona, que es paciente, que soporta todo…Mostrarse dispuesto al sacrificio de su vida. He ahí el objetivo del amor: amar como Dios ama. Cuando se tiene por misión amar de esta manera todos los humanos y mismo a los enemigos, no se puede abandonar al conyugue que se ha elegido y con quien se ha hecho un compromiso publico para amar en los tiempos buenos y malos…

Esta elección pone en duda la sabiduría de lo que yo he querido para el amor conyugal. Si tú te comprometes en una segunda unión, tú afirmas por este gesto público que  eres tú quien renuncia a vivir de acuerdo a mi enseñanza, de cierta manera tú te retiras tu mismo de mi mesa.

Si bien es verdad que yo perdono todo, ciertas faltas tienen consecuencias que permanecen en el tiempo, en particular, aquellas que se relacionan con la opción por un estado de vida. Al permitirte acercarte a mi mesa, yo corro el riesgo de inducir muchos al error. Tú sabes tanto como yo que tu divorcio es un mal para ti y para todos aquellos que son testigos. Si yo te recibiera en mi mesa (de la eucaristía, de la misa), los otros van a pensar que el divorcio no es tan malo al fin de cuentas. Yo los amo demasiado, y en particular a los jóvenes, para dejarles pensar de ese modo. Yo no me equivoco si te digo que, tú tampoco, tú no quieres que el total de la humanidad crea esto del divorcio. Es cierto, mi enseñanza lo manifiesta o dice claramente, pero los seres humanos confían más en los actos que en las palabras.  Por consideración con ellos, yo no puedo admitirte en esta comida.

Convéncete, yo estoy contigo y espero después de mucho tiempo el momento en que aceptaras volverte hacia mí con todo tu corazón. Tú no lo lamentaras: yo no me dejo nunca superar en generosidad.”

Jesús.


John White, Québec
Posted on 24 mars 2011 by John       



¿Qué actitud tiene la Iglesia con los divorciados casados de nuevo?


Siguiendo el ejemplo de Cristo, los acoge con amor. Pero quien, después de un matrimonio canónico se divorcia y, en vida del cónyuge, establece una nueva unión, se coloca ciertamente en contradicción con la clara exigencia de Jesús respecto a la indisolubilidad del matrimonio. Esta exigencia no puede ser suprimida por la Iglesia. La ruptura de la fidelidad está en contradicción con la EUCARISTÍA, en la que la Iglesia celebra precisamente la irrevocabilidad del amor de Dios. Por eso no puede acceder a la sagrada COMUNIÓN quien vive en una situación tan contradictoria.  [1665, 2384]

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Gustavo Quiceno