jueves, 27 de diciembre de 2012

30 de Diciembre del 2012 : FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE Jesús, María Y JOSÉ


Dar gracias a DIos por el ayer y el hoy …

Seis días después de la NAVIDAD,  la Iglesia nos invita y permite contemplar a Jesucristo que entra a la edad adulta. La escena se sitúa en Jerusalén para la fiesta de Pascuas donde se da cita cada año con sus padres. No hay ningún desconocido en las circunstancias de este viaje, el camino es conocido, la ciudad, el alojamiento, el templo, los amigos y conocidos, los ritos y las celebraciones, el mercado donde se hacen las compras antes de tomar el camino de regreso.  Pero un año ha pasado, nosotros también hemos cambiado, crecido, madurado, y uno no ve probablemente más las cosas como en diciembre de 2011.
Demos gracias a Dios que sabe hacer todas las cosas nuevas en nosotros y preparémonos tranquilamente, en su presencia, a acoger el nuevo año (2013) que viene.




PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL ECLESIÁSTICO 3, 2-6. 12-14

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.

Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 127

R.- DICHOSOS LOS QUE TEMEN AL SEÑOR Y SIGUEN SUS CAMINOS.



Dichoso el que teme al Señor,

y sigue sus caminos. R.-


Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R.-


Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa; tus hijos,

como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R. -


Ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida. R.-



SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS COLOSENSES 3,12-21

Hermanos:

Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo.

Y celebrad la Acción de Gracias: la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Palabra de Dios



ALELUYA Col 3, 15-16

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón y que la Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza.



EVANGELIO
 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2, 41- 52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

-- Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.

Él les contestó:

-- ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Palabra del Señor

A GUISA de introducción:

“Vuestros hijos no son vuestros hijos”

Las palabras de este título son extraídas del libro titulado “El Profeta” del autor libanés Khalil Gibran.  Ellas me han venido espontáneamente a la mente después de haber leído el evangelio de este domingo que cuenta como Jesús  a la edad de 12 años se queda 3 días en Jerusalén, sin prevenir a sus padres. Estos naturalmente estaban preocupados, tristes, enojados, desconcertados ante lo que pasaba con su hijo. Cuando Jesús intenta explicarles “que Él debía estar en la casa de su Padre”. María y José no comprendieron lo que se proponía.

“Vuestros hijos no son vuestros hijos”, escribe Gibran. Y agrega: “Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida”.

Un día, los hijos son llamados a dejar el nido familiar para volar con sus propias alas. Su destino no los condena a una dependencia eterna bajo la mirada del hombre y la mujer que les han dado la vida, pero que si les orienta hacia el momento donde estarán en capacidad de acceder a la libertad…No importa cual libertad, sino aquella, que según el filósofo Hans Jonas, viene concertada con el crecimiento de la responsabilidad.

Esta libertad, es necesario destacarlo, es la misma en la cual Dios quiere ver acceder a sus propios hijos. El apóstol Pablo lo había comprendido, cuando escribe a los Gálatas (originarios de la Iglesia de Galacia en Asia Menor)  estas dos pequeñas frases que merecen ser citadas:  “Si Cristo nos ha liberado, es para que nosotros seamos verdaderamente libres” (Gálatas 5,1). “ustedes han sido llamados a la libertad” ( Gálatas 5,13)
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Y una mujer que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos.
Y él contestó:

Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a sí misma
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.

Les podéis dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, la cual no se puede visitar, ni tan siquiera en los sueños.
Podéis anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer.

Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobléis el arco en vuestra manos sea para alegría.
El también, además a amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable.

(Tomado de “EL profeta” de Khalil Gibran)


Aproximación psicológica del evangelio:

Un adolescente en búsqueda de sí mismo:

Se pueden hacer muchas lecturas del episodio que se nos cuenta acá:
Primero, una lectura triunfalista que nos muestra a Jesús impresionando con su ciencia y sabiduría a los teólogos (doctores de la ley) del templo.
Segundo, una lectura mística que nos presenta un Jesús niño que olvida los hombres para “ser Dios, estar con Dios, pertenecer a Dios”. Tercero, una lectura moral complaciéndose en subrayar un Jesús niño sumiso (obediente) a sus padres que no pone jamás problema o no molesta con sus pataletas o caprichos.

Al lado de estas lecturas tradicionales (maneras de leer el pasaje), que algunos encontraran un poco cortas, pusilánimes o demasiado simplistas, también se puede hacer una lectura psicológica y existencial que hace salir cuatro hechos.

Primero, los padres de Jesús le dejan espacio y tiempo a su hijo: durante todo un día, Él puede ir y venir donde Él quiera, sin que sus padres se inquieten por Él.

Segundo para que explore sus cuestiones,  vemos aquí como el niño tiene necesidad de salir del ambiente familiar para confrontar otros maestros, para abrirse a otras influencias.

Tercero, el adolescente experimenta dificultad para conciliar sus necesidades personales y las de sus padres, y él se admira ante el hecho que sus necesidades difieran y puedan entrar en conflicto  (acá la necesidad de Jesús es la de ser libre y explorar fuera de su círculo familiar, y la necesidad de sus padres es la de asegurarse sobre lo que a Él le sucede, y Él responde ante la sorpresa de sus padres: “Como es eso de que me buscaban…por qué me buscaban…?)

Cuarto y último hecho, podríamos decir que el sufrimiento que el adolescente ocasiona a sus padres puede coexistir con los sentimientos del respeto y el amor por ellos. Acá no se ve ni rechazo ni ingratitud de la parte del hijo-niño (o adolescente) hacia sus padres.

Estas observaciones llevan directamente a una conclusión inevitable: la familia puede ser algo diferente a un pequeño nido caliente. Porque el afecto masivo y constante que se tiene los unos por los otros, puede devenir de manera sutil un obstáculo en la necesidad de espacio, de independencia y mismo de ruptura que el adolescente llega a experimentar (o sufrir) , y que es el camino necesario  para su desarrollo personal. De igual manera, la familia también puede ser otra cosa diferente a una célula jerarquizada donde son los padres los que deciden  de manera arbitraria y unilateral cuáles son las necesidades de sus hijos y cómo ellos responderán a esas necesidades.  La familia puede ser un lugar de crecimiento y de búsqueda, donde a la vez se encuentra afecto, soporte o apoyo, libertad para descubrir lo que es importante para si mismo y orientarse (guiarse) en consecuencia.

Se puede pasar de estas reflexiones a conclusiones más globales todavía. Aceptar crecer, no quiere decir solamente aceptar el sufrimiento (por los riesgos que  se corren y la incomprensión que uno mismo suscita en las relaciones), sino que esto también significa, muy a menudo, aceptar hacer sufrir, como se concluye de nuestro relato. Y esto no solamente en el momento o tiempo de nuestra adolescencia, sino a lo largo de todo el crecimiento personal que se sigue durante toda la vida. Rechazar o no querer asumir este sufrimiento, es negarse a crecer, y culpabilizar los otros porque ellos nos hacen sufrir, es impedirles crecer a ellos también.



REFLEXION CENTRAL

De padres e hijos…

Padres que se esfuerzan por darles estudios superiores, por ejemplo,  a sus hijos para que sean un día como ellos…y resulta que los hijos deciden ser y hacer lo que ellos quieren… (policías o abogados hijos de doctores en biología, en filosofía, ciencias humanas).

Padres que quieren que sus hijos sean hinchas de su equipo de fútbol, del once de sus amores y vemos así santafereños hijos de Millonarios, barcelonistas hijos de realistas, hinchas del poderoso hijos de nacionalistas, y o a la inversa, por decir cualquier cosa…Y así con los partidos políticos (demócratas hijos de republicanos, conservadores hijos de liberales y o a la inversa), la religión (protestantes cristianos hijos de católicos, judíos y musulmanes hijos de cristianos…)

El Padre de San Francisco de Asís quería que su hijo fuera un noble, rico y hombre poderoso como él, pero el poverello decidió vender todo, rechazar la vida que le ofrecía su padre y convertirse en franciscano mendicante, contemplativo de Dios y caritativo con la gente pobre de su pueblo…

En nuestros días, inclusive, sabemos de muchos sacerdotes, hijos de potentados, ejecutivos quienes buscaban otros caminos o vocaciones para sus hijos que según ellos “valieran la pena”, y  hoy esos levitas consagrados son el desconcierto o han llegado a transformar el corazón de sus padres.

Como se puede llegar a afirmar que los hijos se nos parecen? (“A menudo los hijos se nos parecen”, canta Serrat en «esos locos bajitos”, que no me canso de citar acá una y otra vez). No será más exacto decir que ellos están ahí para hacernos nacer a otra cosa? Es lo que parece decirnos el evangelio de este domingo.

Conocemos de memoria este relato. A los 12 años, Jesús se le escapa a sus padres, quienes después de 3 días de angustia, lo encuentran en medio de los doctores del templo (lo reza siempre el 5º misterio gozoso recitado los lunes y los jueves) y arguye como excusa que es necesario  que Él le dedique tiempo al conocimiento de su Padre del cielo. Cuando tomamos este relato al pie de la letra, encontramos cosas difíciles de creer que sean verdad (inverosímiles).

Còmo los padres pueden gastar más de una jornada para darse cuenta de la ausencia de su hijo estando en la ruta de regreso a  Nazaret? Cômo un niño puede alojarse y alimentarse solo durante 3 días en Jerusalén, un gran pueblo, sin que todo el mundo no se dé cuenta?  Pero si consideramos que nuestro episodio hace parte de lo que se ha convenido en llamar “relatos de la infancia”, entonces uno sabe que el relato pretende proyectar en el Jesús niño aquello que ha vivido el Jesús adulto. Miremos todo esto un poco más de cerca.

El Jesús adulto no ha dejado de desconcertar la gente. Cuando dicen: “ ¿No es este el hijo de José?” , esto significa cómo o cuánto le encuentran diferente.
Cuando en Galilea Jesús dice a aquellos que le anuncian que su madre y sus hermanos quieren verle y que Él les responde: “Mi madre y mis hermanos, son aquellos que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”, esto designa la misma realidad que ponía en escena el relato de Jesús en el templo a la edad de 12 años. A pesar de toda la admiración que se pueda tener por José y María, Jesús ha seguido su propio camino y este camino era verdaderamente diferente de aquel imaginado o visto (querido) por sus padres.  En nuestro relato se dice de sus padres, palabras más, palabras menos: “Pero ellos no lograron entender el sentido de lo que Jesús les acababa de decir”. Por qué una tal insistencia sobre este distanciamiento, incomprensión? Porque es eso justamente lo que nos abre a Dios, a este misterio infinito.

Hay padres que no conocen a sus hijos, puesto que no hay un dialogo continuo. Pero también hay aquellos que se proponen y se comprometen en un dialogo incesante con sus hijos para enseguida mostrarse sorprendidos y decepcionados por la manera como suceden las cosas: “nuestro hijo no es exactamente lo que habríamos deseado, sus decisiones nos hacen mal”. La tentación es grande de acusar los genes del cônyugue o de los ancestros, o todavía a la influencia de los amigos o del medio ambiente. Pero porque uno no podría decir todo simplemente: he aquí una palabra de Dios que quiere recordarnos que nuestros hijos no son en verdad nuestros hijos, ellos son más bien una responsabilidad que se nos ha confiado por su verdadero Padre y Madre, Dios mismo.

Pero cuál puede ser el obstáculo que impide acoger nuestro hijo en su diferencia?  Si nosotros no hemos podido acoger nuestro propio corazón con sus deseos y sus aspiraciones, con lo que éste tiene de único y de diferente, cediendo a las presiones de nuestro ambiente o de lo que nos rodea y de la conformidad, nosotros tendremos dificultad de aceptarlo en nuestro hijo.  He aquí la importancia de poner atención a lo que nos habita a lo que tenemos dentro: “su madre- dice el evangelio- conservaba (guardaba) con cariño todas sus palabras en su corazón”.

José y María le han permitido a Jesús vivir su diferencia, y por ahí- como dicen los futbolistas- (o sea con ello, por eso) le han permitido cumplir su misión y de ser para nosotros una fuente de vida, y de plano, encontrar ellos su propia autenticidad. En esto, ellos representan una familia santa (sagrada). Es esta la ruta, el camino que queremos seguir nosotros?


OBJETIVOS DE VIDA PARA LA SEMANA

-         Cada mañana, doy gracias a Dios por las bendiciones (el bien) que he recibido de mi familia.

-         Si la oportunidad (u ocasión) se presenta,  me doy tiempo para conversar con un o una joven que vive horas difíciles en el seno de su familia.


ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN

Bendito seas Señor,
Por la incomprensión de María y de José;
por esos padres admirados, “perdidos” a quienes sus hijos desconcierta.
Nosotros quisiéramos saber todo sobre nuestros hijos
Y lo esencial se nos escapa.
Nosotros los vigilamos en la cuna
y el menos suspiro nos asusta o nos sorprende.
Si ellos corren, tenemos miedo,
Si ellos se caen, sufrimos.
En la adolescencia, los esperamos tarde y en vano.
Ellos hacen como si no nos vieran, parecieran ignorarnos.
Los buscamos sin encontrarlos,
los encontramos y no los comprendemos,
los comprendemos y ellos están en otra parte.
Permítenos guardar-como María-todas estas cosas en nuestros corazones
Para que un día, en fin, todo se ilumine bajo tu luz.
Permítenos crecer en sabiduría y en gracia
Hoy, mañana y por siempre.
Amen.


REFERENCIAS:



1.     Pequeño Misal  “Prions en Église”, edición quebequense, Canada. Novalis, 2009.

2.     HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus. 


4.     BEAUCHAMP, André. Comprendre la parole, homilías 2006. Novalis. Quebec.



6.     http://betania.es (para la toma de lecturas de la Biblia).

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Gustavo Quiceno