Dar gracias a DIos por el ayer y
el hoy …
Seis días después de la NAVIDAD, la Iglesia nos invita y permite contemplar a Jesucristo que entra a la edad adulta. La escena se sitúa en Jerusalén para la fiesta de Pascuas donde se da cita cada año con sus padres. No hay ningún desconocido en las circunstancias de este viaje, el camino es conocido, la ciudad, el alojamiento, el templo, los amigos y conocidos, los ritos y las celebraciones, el mercado donde se hacen las compras antes de tomar el camino de regreso. Pero un año ha pasado, nosotros también hemos cambiado, crecido, madurado, y uno no ve probablemente más las cosas como en diciembre de 2011.
Demos
gracias a Dios que sabe hacer todas las cosas nuevas en nosotros y preparémonos
tranquilamente, en su presencia, a acoger el nuevo año (2013) que viene.
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL
ECLESIÁSTICO 3, 2-6. 12-14
Dios hace
al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre
su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre
acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando
rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra
a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no
lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes
mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para
pagar tus pecados.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 127
R.- DICHOSOS LOS QUE TEMEN AL
SEÑOR Y SIGUEN SUS CAMINOS.
Dichoso el que teme al Señor,
y sigue sus caminos. R.-
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.-
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R. -
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde
Sión,
que veas la prosperidad de
Jerusalén
todos los días de tu vida. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL
SAN PABLO A LOS COLOSENSES 3,12-21
Hermanos:
Como pueblo
elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro
uniforme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la
comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas
contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de
todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de
Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en
un solo cuerpo.
Y celebrad
la Acción de Gracias: la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su
riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad
a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y,
todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres,
vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor.
Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced
a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a
vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.
Palabra de Dios
ALELUYA Col 3, 15-16
Que la paz de Cristo actúe de
árbitro en vuestro corazón y que la Palabra de Cristo habite entre vosotros en
toda su riqueza.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2,
41- 52
Los padres
de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús
cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó,
se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus
padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se
pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos; al no encontrarlo, se
volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el
templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles
preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las
respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
-- Hijo,
¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
Él les
contestó:
-- ¿Por qué
me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?
Pero ellos
no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo
su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba
creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
Palabra del Señor
A GUISA de introducción:
“Vuestros
hijos no son vuestros hijos”
Las palabras de este título son extraídas del
libro titulado “El Profeta” del autor libanés Khalil Gibran. Ellas me han venido espontáneamente a la
mente después de haber leído el evangelio de este domingo que cuenta como
Jesús a la edad de 12 años se queda 3
días en Jerusalén, sin prevenir a sus padres. Estos naturalmente estaban
preocupados, tristes, enojados, desconcertados ante lo que pasaba con su hijo.
Cuando Jesús intenta explicarles “que Él debía estar en la casa de su Padre”.
María y José no comprendieron lo que se proponía.
“Vuestros
hijos no son vuestros hijos”, escribe Gibran. Y agrega: “Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, como flechas
vivientes son lanzados a la Vida”.
Un día, los hijos son llamados a dejar el nido
familiar para volar con sus propias alas. Su destino no los condena a una
dependencia eterna bajo la mirada del hombre y la mujer que les han dado la
vida, pero que si les orienta hacia el momento donde estarán en capacidad de
acceder a la libertad…No importa cual libertad, sino aquella, que según el
filósofo Hans Jonas, viene concertada con el crecimiento de la responsabilidad.
Esta libertad, es necesario destacarlo, es la
misma en la cual Dios quiere ver acceder a sus propios hijos. El apóstol Pablo
lo había comprendido, cuando escribe a los Gálatas (originarios de la Iglesia
de Galacia en Asia Menor) estas dos
pequeñas frases que merecen ser citadas:
“Si Cristo nos ha liberado, es para que nosotros seamos verdaderamente
libres” (Gálatas 5,1). “ustedes han sido llamados a la libertad” ( Gálatas
5,13)
+++
Y una mujer
que sostenía un bebé contra su pecho dijo, Háblanos de los Hijos.
Y él
contestó:
Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son
los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a sí misma
Ellos
vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque
ellos están con vosotros no os pertenecen.
Les podéis
dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque
ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis dar
habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus
almas habitan en la casa del mañana, la cual no se puede visitar, ni tan
siquiera en los sueños.
Podéis
anhelar ser como ellos, pero no luchéis para hacerlos como sois vosotros.
Porque la
vida no marcha hacia atrás y no se mueve con el ayer.
Vosotros sois los arcos con los que vuestros
hijos, como flechas vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran
Arquero ve la diana en el camino del infinito, y la dobla con su poder y sus
flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que
la forma en que dobléis el arco en vuestra manos sea para alegría.
El también,
además a amar la flecha que vuela, ama el arco que es estable.
(Tomado de
“EL profeta” de Khalil Gibran)
Aproximación
psicológica del evangelio:
Un
adolescente en búsqueda de sí mismo:
Se pueden hacer muchas lecturas del episodio que
se nos cuenta acá:
Primero, una lectura triunfalista que nos muestra
a Jesús impresionando con su ciencia y sabiduría a los teólogos (doctores de la
ley) del templo.
Segundo, una lectura mística que nos presenta un
Jesús niño que olvida los hombres para “ser Dios, estar con Dios, pertenecer a
Dios”. Tercero, una lectura moral complaciéndose en subrayar un Jesús niño
sumiso (obediente) a sus padres que no pone jamás problema o no molesta con sus
pataletas o caprichos.
Al lado de estas lecturas tradicionales (maneras
de leer el pasaje), que algunos encontraran un poco cortas, pusilánimes o
demasiado simplistas, también se puede hacer una lectura psicológica y existencial
que hace salir cuatro hechos.
Primero, los padres de Jesús le dejan espacio y
tiempo a su hijo: durante todo un día, Él puede ir y venir donde Él quiera, sin
que sus padres se inquieten por Él.
Segundo para que explore sus cuestiones, vemos aquí como el niño tiene necesidad de
salir del ambiente familiar para confrontar otros maestros, para abrirse a
otras influencias.
Tercero, el adolescente experimenta dificultad
para conciliar sus necesidades personales y las de sus padres, y él se admira
ante el hecho que sus necesidades difieran y puedan entrar en conflicto (acá la necesidad de Jesús es la de ser libre
y explorar fuera de su círculo familiar, y la necesidad de sus padres es la de
asegurarse sobre lo que a Él le sucede, y Él responde ante la sorpresa de sus
padres: “Como es eso de que me buscaban…por qué me buscaban…?)
Cuarto y último hecho, podríamos decir que el
sufrimiento que el adolescente ocasiona a sus padres puede coexistir con los
sentimientos del respeto y el amor por ellos. Acá no se ve ni rechazo ni
ingratitud de la parte del hijo-niño (o adolescente) hacia sus padres.
Estas observaciones llevan directamente a una
conclusión inevitable: la familia puede ser algo diferente a un pequeño nido
caliente. Porque el afecto masivo y constante que se tiene los unos por los
otros, puede devenir de manera sutil un obstáculo en la necesidad de espacio,
de independencia y mismo de ruptura que el adolescente llega a experimentar (o
sufrir) , y que es el camino necesario
para su desarrollo personal. De igual manera, la familia también puede
ser otra cosa diferente a una célula jerarquizada donde son los padres los que
deciden de manera arbitraria y
unilateral cuáles son las necesidades de sus hijos y cómo ellos responderán a
esas necesidades. La familia puede ser
un lugar de crecimiento y de búsqueda, donde a la vez se encuentra afecto,
soporte o apoyo, libertad para descubrir lo que es importante para si mismo y
orientarse (guiarse) en consecuencia.
Se puede pasar de estas reflexiones a conclusiones
más globales todavía. Aceptar crecer, no quiere decir solamente aceptar el
sufrimiento (por los riesgos que se
corren y la incomprensión que uno mismo suscita en las relaciones), sino que
esto también significa, muy a menudo, aceptar hacer sufrir, como se
concluye de nuestro relato. Y esto no solamente en el momento o tiempo de
nuestra adolescencia, sino a lo largo de todo el crecimiento personal que se
sigue durante toda la vida. Rechazar o no querer asumir este sufrimiento, es
negarse a crecer, y culpabilizar los otros porque ellos nos hacen sufrir, es
impedirles crecer a ellos también.
REFLEXION
CENTRAL
De padres e
hijos…
Padres que se esfuerzan por darles estudios
superiores, por ejemplo, a sus hijos para
que sean un día como ellos…y resulta que los hijos deciden ser y hacer lo que
ellos quieren… (policías o abogados hijos de doctores en biología, en
filosofía, ciencias humanas).
Padres que quieren que sus hijos sean hinchas de
su equipo de fútbol, del once de sus amores y vemos así santafereños hijos de
Millonarios, barcelonistas hijos de realistas, hinchas del poderoso hijos de
nacionalistas, y o a la inversa, por decir cualquier cosa…Y así con los
partidos políticos (demócratas hijos de republicanos, conservadores hijos de
liberales y o a la inversa), la religión (protestantes cristianos hijos de
católicos, judíos y musulmanes hijos de cristianos…)
El Padre de San Francisco de Asís quería que su
hijo fuera un noble, rico y hombre poderoso como él, pero el poverello decidió
vender todo, rechazar la vida que le ofrecía su padre y convertirse en
franciscano mendicante, contemplativo de Dios y caritativo con la gente pobre
de su pueblo…
En nuestros días, inclusive, sabemos de muchos
sacerdotes, hijos de potentados, ejecutivos quienes buscaban otros caminos o
vocaciones para sus hijos que según ellos “valieran la pena”, y hoy esos levitas consagrados son el
desconcierto o han llegado a transformar el corazón de sus padres.
Como se puede llegar a afirmar que los hijos se
nos parecen? (“A menudo los hijos se nos
parecen”, canta Serrat en «esos locos
bajitos”, que no me canso de citar acá una y otra vez). No será más exacto
decir que ellos están ahí para hacernos nacer a otra cosa? Es lo que parece
decirnos el evangelio de este domingo.
Conocemos de memoria este relato. A los 12 años,
Jesús se le escapa a sus padres, quienes después de 3 días de angustia, lo
encuentran en medio de los doctores del templo (lo reza siempre el 5º misterio
gozoso recitado los lunes y los jueves) y arguye como excusa que es
necesario que Él le dedique tiempo al
conocimiento de su Padre del cielo. Cuando tomamos este relato al pie de la
letra, encontramos cosas difíciles de creer que sean verdad (inverosímiles).
Còmo los padres pueden gastar más de una jornada
para darse cuenta de la ausencia de su hijo estando en la ruta de regreso
a Nazaret? Cômo un niño puede alojarse y
alimentarse solo durante 3 días en Jerusalén, un gran pueblo, sin que todo el
mundo no se dé cuenta? Pero si
consideramos que nuestro episodio hace parte de lo que se ha convenido en
llamar “relatos de la infancia”, entonces uno sabe que el relato pretende
proyectar en el Jesús niño aquello que ha vivido el Jesús adulto. Miremos todo
esto un poco más de cerca.
El Jesús adulto no ha dejado de desconcertar la
gente. Cuando dicen: “ ¿No es este el hijo
de José?” , esto significa cómo o cuánto le encuentran diferente.
Cuando en Galilea Jesús dice a aquellos que le
anuncian que su madre y sus hermanos quieren verle y que Él les responde: “Mi madre y mis hermanos, son aquellos que
escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”, esto designa la misma
realidad que ponía en escena el relato de Jesús en el templo a la edad de 12
años. A pesar de toda la admiración que se pueda tener por José y María, Jesús
ha seguido su propio camino y este camino era verdaderamente diferente de aquel
imaginado o visto (querido) por sus padres.
En nuestro relato se dice de sus padres, palabras más, palabras menos: “Pero ellos no lograron entender el sentido
de lo que Jesús les acababa de decir”. Por qué una tal insistencia sobre
este distanciamiento, incomprensión? Porque es eso justamente lo que nos abre a
Dios, a este misterio infinito.
Hay padres que no conocen a sus hijos, puesto que
no hay un dialogo continuo. Pero también hay aquellos que se proponen y se
comprometen en un dialogo incesante con sus hijos para enseguida mostrarse
sorprendidos y decepcionados por la manera como suceden las cosas: “nuestro hijo no es exactamente lo que
habríamos deseado, sus decisiones nos hacen mal”. La tentación es grande de
acusar los genes del cônyugue o de los ancestros, o todavía a la influencia de
los amigos o del medio ambiente. Pero
porque uno no podría decir todo simplemente: he aquí una palabra de Dios que
quiere recordarnos que nuestros hijos no son en verdad nuestros hijos, ellos
son más bien una responsabilidad que se nos ha confiado por su verdadero Padre
y Madre, Dios mismo.
Pero cuál puede ser el obstáculo que impide acoger
nuestro hijo en su diferencia? Si
nosotros no hemos podido acoger nuestro propio corazón con sus deseos y sus
aspiraciones, con lo que éste tiene de único y de diferente, cediendo a las
presiones de nuestro ambiente o de lo que nos rodea y de la conformidad,
nosotros tendremos dificultad de aceptarlo en nuestro hijo. He aquí la importancia de poner atención a lo
que nos habita a lo que tenemos dentro: “su madre- dice el evangelio- conservaba (guardaba) con cariño todas sus
palabras en su corazón”.
José y María le han permitido a Jesús vivir su
diferencia, y por ahí- como dicen los
futbolistas- (o sea con ello, por eso) le han permitido cumplir su misión y de
ser para nosotros una fuente de vida, y de plano, encontrar ellos su propia
autenticidad. En esto, ellos representan una familia santa (sagrada). Es esta
la ruta, el camino que queremos seguir nosotros?
OBJETIVOS
DE VIDA PARA LA SEMANA
-
Cada mañana, doy gracias
a Dios por las bendiciones (el bien) que he recibido de mi familia.
-
Si la oportunidad (u
ocasión) se presenta, me doy tiempo para
conversar con un o una joven que vive horas difíciles en el seno de su familia.
ORACIÓN- CONTEMPLACIÓN
Bendito seas Señor,
Por la incomprensión de María y
de José;
por esos padres admirados,
“perdidos” a quienes sus hijos desconcierta.
Nosotros quisiéramos saber todo
sobre nuestros hijos
Y lo esencial se nos escapa.
Nosotros los vigilamos en la cuna
y el menos suspiro nos asusta o
nos sorprende.
Si ellos corren, tenemos miedo,
Si ellos se caen, sufrimos.
En la adolescencia, los esperamos
tarde y en vano.
Ellos hacen como si no nos
vieran, parecieran ignorarnos.
Los buscamos sin encontrarlos,
los encontramos y no los
comprendemos,
los comprendemos y ellos están en
otra parte.
Permítenos guardar-como
María-todas estas cosas en nuestros corazones
Para que un día, en fin, todo se
ilumine bajo tu luz.
Permítenos crecer en sabiduría y
en gracia
Hoy, mañana y por siempre.
Amen.
REFERENCIAS:
1.
Pequeño Misal “Prions en Église”, edición quebequense,
Canada. Novalis, 2009.
2.
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de
Jésus.
4.
BEAUCHAMP, André. Comprendre
la parole, homilías 2006. Novalis. Quebec.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por haber visitado mi blog, espero tus comentarios, reacciones y que continúes brindándome ideas y sugerencias para mejorarlo.
Gustavo Quiceno