Encontré este fenomenal y literario articulo en la red, específicamente en la pagina web del periódico de Casa: "La Patria" de Manizales- Caldas (Colombia) , que pese a sus limitaciones en la presentación de servicio virtual ofrece interesantes publicaciones como el suplemento llamado PAPEL SALMÓN en donde desde hace mas de una década se resalta la literatura nacional, local así como latinoamericana.
Acá les traigo, les pego y les comparto este mini ensayo sobre fútbol muy inclusive, muy actual por el Mundial de Futbol, habla de autores y literatura y de alineaciones , que lo disfruten tanto como yo. Nos quitamos el sombrero o se lo hacemos (como en el fútbol?..mejor no ) al autor.
(Amandla)
El fútbol y la literatura
Daniel Noemí Voionmaa* - Papel Salmón
Pablo Neruda en el arco, José Hernández y Rubén Darío en la defensa. De lateral izquierdo, César Vallejo y a la derecha, Paz. En el medio, Gabo, Pablo Palacio y Borges. Punteros, Cortázar y Quiroga. Centrodelantero, Bolaño. Director técnico, Miguel C. Saavedra. Equipo.
El placer estético que nos depara un poema, que nos arrebata un cuadro o nos inventa una película, es una de las experiencias más extrañas y hermosas a la que, como seres humanos, tenemos acceso.
Un placer similar o aún mayor es el que muchos experimentan cuando al contemplar sobre el verde que te quiero verde terreno un par de toques, unos movimientos de ballet o la treintaidós cruzando una línea, nos hacen gritar de alegría o nos provocan una angustia visceral. ¿Qué es más hermoso: la página final de Cien años de soledad o Maradona, pasa uno, dos, tres, cuatro, sale Shilton, gol gol gol, ¡Maragol!…?
Camus alguna vez dijo que todo lo que sabía sobre las relaciones humanas, lo aprendió jugando como portero en su juventud. El gran sueño de Derrida, el que nunca pudo deconstruir, fue ser jugador de fútbol. Cervantes, de haber vivido un par de años después, hubiese hecho de don Quijote y Sancho, sin dudas, futbolistas de serie B.
El mejor equipo
Todo Mundial es una fiesta y, no lo vamos a negar, un negocio. Pero hay algo más importante: el fútbol es un lenguaje que no reconoce fronteras. Es por eso, que a pesar de la exacerbación de nacionalismos y fanatismos que a veces ocurre, nadie ha logrado inventar una mejor instancia y un mejor momento que un partido de fútbol para conversar, después, al amparo de una cerveza, una fría, una chela, una birra, y arreglar el mundo y pensar que siempre hay un próximo domingo.
El 11 de junio comienza el Mundial en Sudáfrica. ¿Qué equipo ganará? ¿Quién será el sucesor de los Azzurri? Después de un largo estudio y detallado análisis, aquí va mi propuesta del mejor equipo, uno imbatible e inigualable: La selección de estrellas hispanoamericanas. Veamos:
En la cancha
Bajo los tres palos: Neptalí Reyes Basualto, también conocido como el “Gato de Parral” o simplemente Pablo Neruda. Seguro, dueño de una agilidad impresionante: desde románticos veinte poemas de amor a radicales odas a Lenin, pasando por toda la América y su historia, es alguien que no dejará pasar ni una.
Posee además un saque de nivel internacional. En la defensa: al centro dos baluartes, José Hernández y Rubén Darío. El primero nos ofrece toda la viveza y astucia del jugador de arrabal. Viene de ida y va de vuelta, se las sabe por libro. Darío, en tanto, aprendió en el viejo continente las mejores tácticas y estrategias, y las aderezó con un toque a la vez autóctono y cosmopolita. Su porte e impronta son sinónimos de solidez. Lateral izquierdo: César Vallejo, ya sea de local o en París, es impasable. Ademas tiene una subida que literalmente descoloca a todo oponente. Y cuando hay que poner la pierna, él sabe de golpes en la vida. A la derecha: Octavio Paz (quien reemplaza al lesionado Rómulo Gallegos). Por ese flanco no se le escapa ni Sor Juana. Posee una técnica impresionante y una finura que muchos comentaristas califican de poética. De vasta trayectoria, jugó primero como lateral izquierdo, lo cual le permite conocer los dos lados de la cancha. En la mitad de la cancha (hemos decidido jugar con un cuatro-tres-tres): un trío que de solo verlo el oponente sabe que tiene perdido el partido. En la contención, Gabriel García Márquez. Gabo es un jugador mágico, profundamente imaginativo capaz de desdoblarse en sus funciones. De un físico inagotable, puede correr durante cien o más minutos. Un poco más adelante un verdadero maldito: Pablo Palacio, cuencano ambidextro, inclasificable en su estilo, puede jugar a la vanguardia o la retaguardia, pero al final siempre muestra un radical realismo en la cancha. De Diez, che, JLB, o como él le gusta llamarse a sí mismo: simplemente Borges. Todo parte de él. Una visión de campo solo igualable a la ironía que Miguel pone en cada pase y entrega. Prefiere el toque corto y punzante. Un ídolo para todos los tiempos.
Dificilísima resultó elegir a los delanteros. Punteros: Julio Cortázar y Horacio Quiroga. Cortázar tiene una gambeta, una capacidad de finta tal que pareciera estar jugando a la rayuela en la cancha. Todas las defensas quedan boca arriba con él. Pero cuando hay que ponerse serio su tiro y puntería son envidiables. Goleador ya en las inferiores, es famoso por su tranquilidad en el momento del finiquito: KO. Quiroga es un atacante que aterroriza a los defensores. Creativo como ninguno, se maneja muy bien con las más diversas estrategias. Es capaz de sorprender con una jugada fantástica o simplemente dar el centro perfecto hacia atrás. Y de centrodelantero: la estrella del momento, alguien que está siendo tentado por los mejores equipos europeos, Roberto X. Bolaño. Dueño de un disparo fulminante. Inagotable en la cancha (y fuera de ella, nos han dicho), ha sido goleador indiscutible durante las últimas cinco temporadas. La prensa no ha escatimado en elogios: es un salvaje, está marcado por las estrellas, juega el fútbol del futuro.
En el banco
La reserva es cuantiosa y, no le quepa a nadie duda, que en caso de cualquier inconveniente, no faltará el reemplazo ideal. Así por lo menos me dijo el flamante director técnico, Miguel de Cervantes Saavedra, desde el lugar donde se concentran en preparación del primer juego. La única preocupación del entrenador es el entendimiento entre sus pupilos: “Mire, aquí tenemos once estrellas. Ahora hay que hacer que jueguen como equipo. De eso se trata la vida, sabe usted; ha llegado la hora de deshacer entuertos y eso es lo que vamos a hacer.”
He leído en los periódicos variadas críticas a la selección hecha por Saavedra. Lectores y lectoras están invitados a hacer las suyas. Yo, por mientras, alisto mis maletas
*Ph. D University M.A. y M. Phil. Yale University. Profesor de literatura y cultura latinoamericana en el Departamento de Lenguas Romances de la Universidad de Michigan (USA). Crítico y ensayista.
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1/3 Juan Villoro. "Dios es redondo. Una interpretación literaria de la pasión futbolistica