sábado, 10 de julio de 2010

Domingo 11 de julio de 2010 15º domingo de tiempo ordinario, ciclo C


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« Vete, haz tu lo mismo, y vivirás »

Conocemos perfectamente la parábola del Buen Samaritano. Ella nos ofrece varios puntos importantes para nuestra reflexión.

El experto en religión que quiere tenderle una trampa al Señor Jesús conoce bien de antemano la respuesta a su cuestión (Y quién es mi prójimo?)  El sacerdote del templo y el levita ciertamente ellos también la conocían : « Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… amarás al prójimo como a tì mismo ». Ellos saben lo que hay que hacer, pero no lo hacen. A Jesús no le interesan las buenas o acertadas respuestas, lo que le importa es la acción  o reacción de acuerdo a la ley de Dios.

El Samaritano , un hereje, enemigo de los judíos, un hombre que nunca ha puesto un pie en el templo, un hombre al que se debe evitar y a quien es prohibido invitar a sentarse a la mesa, él sabe lo que se debe hacer y lo hace :  « fue compasivo », « sintió en sus entrañas », en sus tripas…

Es entonces el samaritano  « impuro » y no el sacerdote ni el levita que pone en práctica la ley de Dios.

Otra cuestión importante en esta parábola : « Quién es mi prójimo ? ».  El doctor de la ley tenía una idea precisa sobre el asunto. Jesús cambia completamente la idea que se tiene de prójimo (para esa época) . El prójimo no es solamente mi vecino o mi compatriota, no solamente es aquel que está herido y con necesidad…El prójimo eres tú, soy yo en el momento que nos acercamos a quien sufre.

El legalista que había venido para tenderle la trampa a Jesús se ve entonces obligado a admitir que el samaritano, el excluido y marginado y no el sacerdote y el levita ha sido  quien se ha comportado como el prójimo (próximo) del hombre que fue atracado por los ladrones del camino.

El Samaritano no pregunta si el hombre herido es un compatriota, o un amigo,  un hombre de la misma religión. Es una persona que tiene necesidad de ser ayudado y eso es suficiente. Jesús le da el golpe de gracia a un legalista y lo desafía a actuar de la misma manera : « Ve y haz tu también lo mismo ». Tu has dado la buena respuesta, tu sabes lo que debes hacer. Actúa como el samaritano y tu vivirás.
En el momento del juicio final , nosotros no seremos evaluados sobre nuestros títulos, nuestros orígenes o nuestros conocimientos, mas bien  seremos examinados   sobre nuestros actos : « Tenia hambre y ustedes me dieron de comer ; yo tenia sed y ustedes me dieron de beber , yo estaba en prisión, enfermo , solo y ustedes vinieron a visitarme … ». En el atardecer de la vida , nos recuerda San Juan de la Cruz, nosotros seremos juzgados sobre el amor.

Nos corresponde  hoy a nosotros hacernos la pregunta

Quién es el prójimo...

         -  del anciano(a) que sufre de soledad y no puede caminar?
-         de la mujer abandonada por su marido y por sus hijos?
-         Del joven abatido, sin trabajo y que se refugia en la droga o el alcohol?
-         Del prisionero que no tiene ninguna oportunidad en la vida y que ha perdido todas las ocasiones de liberarse?
-         Del vecino que acaba de perder su empleo y que se pregunta como va hacer para mantener su familia?

Es que yo me siento y me hago prójimo de las personas que estan necesitadas?

Nosotros sabemos bien quienes son los verdaderos practicantes , los verdaderos creyentes. Estos son los buenos samaritanos de este mundo que los encontramos en todos lados : 
Aquellos y aquellas que distribuyen comidas en las calles, 
que abren y patrocinan centros de acogida para los que no tienen domicilio fijo, 
aquellos que se ocupan de los enfermos en los hospitales y centros de acogida para la tercera edad, 
aquellos que cantan en los asilos y las cárceles para dar un poco de alegría y reconfort a las personas solas,
Buenos samaritanos son aquellos que se privan de algo (comprar un aparato, hacer un viaje de vacaciones) para asi ayudar financieramente a un vecino sin empleo, etc.

A cada uno de nosotros hoy el Señor Jesús nos dice : « Ve y haz tu lo mismo … Así tendrás la vida eterna ».


La ley del Señor no está más allá de nuestras fuerzas…afirma la primera lectura.
Ser cristiano no es complicado. Se trata de tener el corazón y los ojos abiertos.

No se sirve a Dios en el templo si no le servimos primero en la calle y en nuestra caminada!  Soy yo un cristiano practicante?

Al final de cada Eucaristía, Jesucristo nos reenvía a nuestras ocupaciones, a nuestras familias, a nuestro trabajo diciéndonos : « Acuérdate del Buen samaritano…y tu vete, haz lo mismo para que así vivas ».


(de diversas fuentes)



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DE SERVICIOS KOINONIA O LA PAGINA BÍBLICA 

LATINOAMERICANA


Dt 30, 10-14: El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo 

Salmo 68: Humildes, busquen al Señor, y revivirán sus corazones. 
Col 1, 15-20: Todo fue creado por Él y para Él 
Lc 10, 25-37: Parábola del buen samaritano

La Palabra de Dios ya ha sido pronunciada y se encuentra en nuestra boca y en nuestro corazón. Si nos llenamos de su palabra, se realizará su voluntad en nosotros (v14). Tener cerca la Palabra es amar a nuestro prójimo.

Hoy necesitamos también estar abiertos a la palabra que se nos dirige en los signos de los tiempos y los lugares, como palabra reveladora de la acción de Dios en nuestra historia, con el compromiso de escucharla y vivirla en radicalidad y compromiso.

El salmo es un canto de un “siervo de Yahvé” (v18), que sufre el señalamiento. El rechazado e ignorado por las estructuras de poder, es visto con el cariño de Dios que ve en este siervo un ejemplo y testimonio para los que como pobres, buscan y aguardan la ayuda de Dios. Con este siervo están en juego la confianza y la esperanza de otras personas. El salmo es una invitación a salir del egoísmo, y ponerse en función del servicio a los demás, con la marca inconfundible del amor.

La nueva creación que surge con Cristo, se presenta en el modelo de nueva humanidad, por el mundo y la historia, donde hay que trabajar por ellas para cumplir el plan salvador de Dios en su Hijo. Al ser humano le ha faltado vivir la reconciliación con la obra de Dios y se sigue dando un distanciamiento enorme entre ellos y en la causa de su justicia.

Lucas 10, 25-37: ¿Quién es mi prójimo?

Jesús quería que la ley del amor primara sobre la ley del culto y sobre los propios intereses

Visión panorámica de esta parábola:

La mentalidad judía del tiempo de Jesús, absorbida por el legalismo, se había convertido en una conciencia fría, sin calor humano, a la que no le importaban las necesidades ni los derechos del ser humano. Solo se hacía lo que permitía la estructura legal y rechazaba lo que prohibía dicha estructura. El legalismo impuesto por la estructura religiosa era la norma oficial de la moral del pueblo. Se había llegado, por ejemplo, a establecer, desde la legalidad religiosa, que la ley del culto primaba sobre cualquier ley, así fuera la ley del amor al prójimo. Esto asombraba y preocupaba a Jesús pues no era posible que en nombre de Dios se establecieran normas que terminaran deshumanizando al pueblo.

Este era el contexto en que nació la parábola del buen samaritano: un hombre necesitado de ayuda, caído en el camino, más muerto que vivo, sin derechos, violentado en su dignidad de persona, es abandonado por los cumplidores de la ley (sacerdotes y levitas) y en cambio es socorrido por un ilegal samaritano (que no tenían buenas relaciones con los israelitas). Jesús hizo una propuesta de verdadera opción por los derechos de ese ser humano caído, condenado por las estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas que aparecen excluyentes (estructuras que se encargan de no respetar los derechos de las personas y no les permitan vivir en libertad y en autonomía). Jesús quiere decirnos cómo la solidaridad es un valor que hay que anteponer no solo a la ley del culto, sino también a la misma necesidad personal, buscando el bienestar social y comunitario, la defensa de los derechos de tantos y tantas que viven en situaciones de falta de solidaridad y de reconocimiento de sus derechos, nos hace pensar en la opción por continuar el camino de compromiso y de trabajo en nuestras comunidades y organizaciones, desde el compromiso solidario con los hermanos y hermanas que están caídos en el camino, por el no reconocimiento de sus derechos.

La parábola es todo menos un juego de palabras bonitas, es algo más que una pieza literaria de la antigüedad. Es una constante interpelación para hoy.

Sólo Lucas nos conserva en su evangelio esta parábola.
Este texto, tan ampliamente conocido en la liturgia, se inicia con una pregunta de un maestro de la ley, o letrado, frente lo que hay que hacer para ganar la vida eterna.
Jesús, a su vez, le devuelve la pregunta para que el letrado la busque en su especialidad, él tiene la respuesta en la ley... El letrado, citando de memoria Dt 6,5 y Lv 19,18, hace una apretada síntesis del sentido frente a los 613 preceptos y obligaciones que se alcanzaban a contar en la cuenta de los rabinos, para responder en dos que son fundamentales: Amar a Dios y al prójimo... Jesús aprueba la respuesta..

El letrado interroga nuevamente, pues en el Levítico el prójimo es el israelita y en el Deuteronomio se reserva el título de hermanos únicamente para los israelitas...Jesús, en lugar de discutir y entrar en callejones sin salidas, no busca plantear nuevas teorías e interpretaciones frente a la ley antigua y su práctica, sino que propone una parábola como ejemplo vivo de quién es el prójimo.

Podemos contemplar en la parábola los personajes y sacar de allí las consecuencias de enseñanza para el día de hoy: un hombre (v 30) anónimo que es victima de los ladrones y cae medio muerto en el camino; un samaritano (v 33) un medio pagano – o tal vez un pagano completo- cuyo trato y relación con los judíos era casi un insulto a sus tradiciones; un sacerdote (v 31) y un levita (v 32), la contraposición y la diferencia entre dos rangos de poder religioso, pues el levita era un clérigo de rango inferior que se ocupaba principalmente de los sacrificios, “testimonios” de un culto oficial y de los rituales a seguir en la religión establecida.
La relación entre cada uno de los personajes de la parábola es distinta: el sacerdote y el levita frente al hombre caído en el camino no se basa en el plan de la necesidad que tiene este último, sino en el de inutilidad que presentaría ante la ley y el desempeño del oficio, el prestarle cualquier atención al hombre caído, impediría a estos representantes del culto oficial poder ofrecer los sacrificios agradables a Dios. El samaritano, por el contrario, no encuentra ninguna barrera para prestar su servicio desinteresado al desconocido que está tendido y malherido, que necesita la ayuda de alguien que pase por ese camino. El samaritano únicamente siente compasión por la necesidad de ese hombre anónimo y se entrega con infinito amor a defender la vida que está amenazada y desposeída.

Prójimo, compañero, dice Jesús en esta parábola, debe ser para nosotros, en primer lugar el compatriota, pero no sólo él, sino todo ser humano que necesita de nuestra ayuda. El ejemplo del samaritano despreciado nos muestra que ningún ser humano está tan lejos de nosotros, para no estar preparados en todo tiempo y lugar, para arriesgar la vida por el hermano o la hermana, porque son nuestro prójimo.


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DE CALIXTO:  (P. Gustavo Velez.mxy)

También es mi prójimo

“Y preguntó un letrado: ¿Quién es mi prójimo? Jesús le respondió: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó”... San Lucas, cap. 10.

En esto de caminos, de viajeros y desventuras, era experto el Señor. De niño tuvo que huir a Egipto. En su vida pública, iba de pueblo en pueblo para conversar con la gente y escuchar sus consejas.

Cuando un letrado le pregunta: ¿Quién es mi prójimo?, respondió con cierta historia de un samaritano, narrada por algún caminante. Una parábola que enseña a arriesgar lo nuestro a favor de los demás, sin cálculos ni reservas.
Nos hemos preguntado algún día: ¿Quién es mi prójimo? ¿No será aquel pariente, la oveja negra de la familia? Probablemente nuestro cariño y comprensión no lograrán regenerarlo. Pero algún día comprenderá, a través de nuestras actitudes, la misericordia del Señor.

Mi prójimo es el sacerdote que tropieza. Sus fallas no excusarán las mías. Pero mi amistad cubrirá sus errores, con un manto de silencio. Mi presencia cariñosa tratará de ayudarle.

El amigo que me ha ofendido también es mi prójimo. Jesús me invita a sentir más su falta que mi herida. A no desoír sus posibles excusas.
Si alguien peca públicamente, el Evangelio nos dice que no lo excomulguemos definitivamente.

Es un viajero con otra clase de heridas. Y cada uno de nosotros es capaz de idénticos pecados.

Si vemos que otros no cumplen con su compromiso de Buen Samaritano, tampoco los condenemos. Animémoslos más bien con nuestro ejemplo.

Recordemos que la palabra prójimo viene de próximo. Estamos acostumbrados a buscar al prójimo allá lejos, mientras él se halla codo a codo con nosotros. 

Es próximo quien nos trae el periódico. El que barre la calle. La empleada del banco. El conductor del bus. El policía que nos informa.
La ascensorista. La vendedora de frutas de la esquina. Todos ellos son caminantes y han sido despojados de algo: De su tiempo, de su salud, de su juventud, de su dignidad, de su alegría, de su vida de familia. A todos los hemos encontrado a la vera del camino. ¿Hemos hecho algo por ellos? No. Casi siempre “damos un rodeo y pasamos de largo”.

No podemos alegar que somos pobres, que no tenemos aceite, ni vino, ni cabalgadura, ni dinero para pagar al dueño del mesón por la convalecencia del prójimo. El más desposeído de nosotros tiene en su alforja palabras amables, calor de abrazo, capacidad de mirar con misericordia, fe en Jesucristo, y una enorme reserva de entusiasmo.

martes, 29 de junio de 2010

EN LOS 11O AÑOS DEL NACIMIENTO DE ANTOINE DE SAINT EXUPERY, El autor de "EL PRINCIPITO"


Antoine de Saint Exupéry,

Su archiconocido libro El principito (1943) es una fábula infantil para adultos por su significado alegórico.

Este nombre y apellido nos parecieron “raros” en algún momento de nuestra infancia y o juventud. Después nos dimos cuenta que se trataba de un gran escritor, un personaje célebre, pero sobretodo un excelente y descollante ser humano. Espiritual, sonador, ingenioso, son solo algunos de los adjetivos a aplicarle a este gran HOMBRE SUSTANTIVO.

Hoy 29 de junio se celebran 110 años de su nacimiento en Lyon (Francia),  tercero entre 5 hijos de la pareja  Jean de Saint-Exupéry, inspector  de seguros , y de Marie  Boyer de Fonscolombe.
Sus hermanos se llamaban: Maria-Madeleine, Simone, Francois  y Gabrielle.
Quedaron huérfanos desde muy niños, pues su padre murió atropellado por un tren en 1904, justo cuando el pequeño “Tonio” tenía 4 años.

La madre de Antoine vive más o menos bien esta viudez prematura, pero su optimismo natural le permite hacer frente a sus obligaciones. De una sensibilidad a flor de piel, ella  y Antoine son bastante unidos por el privilegio o preferencia que ella profesa  a su hijo, ofreciéndole además una excelente educación, cosa difícil en esta época para una mujer madre sola. Ella transmite a su hijo adorado los valores que el conservara toda su vida: honestidad, el respeto al otro, nada de exclusivismos sociales. Mujer excepcional, ella consagra su vida, con un humanismo que Saint-Exupéry cultivara a lo largo de todos sus viajes.

A los 12 años Antoine se descubre demasiado atraído y seducido por los aviones, aprovechando que cerca de la casa de familia hay un gran aeródromo ( de  Ambérieu-en-Bugey  ) a donde se desplazara en bicicleta continuamente.

Cumplió el servicio militar en las Fuerzas Aéreas francesas en 1921.
Presionado por la que entonces era su prometida, dejó la aviación dedicándose a otros oficios menos peligrosos, entre ellos periodista, y descubre una nueva pasión: la escritura.

Incapaz de mantenerse lejos de los aviones en 1926 se hizo piloto comercial, volando nuevas rutas comerciales en Europa, Africa y Sudamérica.

En 1928 escribe su primera novela "Correo del Sur". En 1931 conoce en Buenos Aires a Consuelo Suncín a quien le propone enseñarle la ciudad desde el aire y, en pleno vuelo, le asegura que si no se casa con él, estrellará el avión. Ella acepta y se inicia un tormentoso matrimonio, marcado por las infidelidades de ambos y en ese año publicó su segunda novela "Vuelo Nocturno", que ganó el premio de la Academia Francesa: Grand Prinx.

Intentando batir un récord en el trayecto Nueva York-Tierra del Fuego, sufre un accidente y aprovechando la convalecencia en Nueva York, escribe su tercer libro "Tierra de hombres", en la que se entrecruzan sus recuerdos del norte de Africa y de Sudamérica como aviador.

También tienen un enorme peso las reflexiones y los recuerdos en su siguiente libro "Piloto de guerra", escrito durante la Segunda Guerra Mundial, en la que participa como piloto de las Unidades de Reconocimiento de las tropas aliadas.

Tras la invasión de Francia y la rendición del ejército galo, el escritor se exilia en Nueva York. Su casa se convierte en punto de encuentro de los intelectuales franceses expatriados y de algunos españoles como Dalí o Joan Miró. De este período norteamericano es "El Principito".

Trata de volver a incorporarse al ejercito, pero le es denegado el permiso como consecuencia de su estado de su salud, debido a la cantidad de accidentes que había tenido y a su avanzada edad para volar 43 años. Se siente desmoralizado y escribe sus dos célebres epístolas "Carta a un rehén" y "Carta al general X". También escribió su última novela "Ciudadela", que vio la luz una vez fallecido.

Después de conseguir ser readmitido en el ejército en año 1943 se incorpora a las tropas de la Francia Libre. El 31 de julio de 1944 el comandante Saint-Exupéry, antes de despegar desde Corcega en una misión de reconocimiento, dejó escrito en su mesa de trabajo: "Si me derriban no extrañaré nada. El hormiguero del futuro me asusta y odio su virtud robótica. Yo nací para jardinero. Me despido, Antoine de Saint-Exupéry".

Nunca regresó. Se especuló con la posibilidad de que hubiese sido abatido por un caza enemigo, de un fallo mecánico o incluso el suicidio.
Junto con la literatura, la aviación será su gran pasión y ambas las combinara a lo largo de su vida.

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SAINT-EXUPÉRY: UN CUENTO POÉTICO EN MEDIO DE LA IRA DE LA II GUERRA MUNDIAL

¿Cómo se puede crear una obra poéticamente maravillosa bajo el estrés de la II Guerra Mundial? Se cumplen 110 años desde el nacimiento del autor de ‘El Principito’, Antoine de Saint-Exupéry, y sus propias obras ayudan a encontrar la respuesta a esta pregunta.

Durante el choque con lo nuevo hay que saber inventar, crear, para adaptarse, y los niños lo pueden hacer como nadie. En un mundo que cambia muy rápidamente ser este tipo de niño es imprescindible, porque “las personas adultas no comprenden nada por sí mismas y es agotador para nosotros, los niños, darles siempre y siempre explicaciones”. El autor de estas famosas frases cumpliría hoy 110 años. Antoine de Saint-Exupéry iniciaba su poético cuento ‘El Principito’ explicando el hecho de que la gente pierde la capacidad de ver el mundo abiertamente. Y lo ilustra con un fragmento de su niñez, cuando un joven le mostró el dibujo de un sombrero. Se trata de un sombrero desde el punto de vista de un adulto, pero en realidad es una serpiente boa que se ha tragado a un elefante.

¿Por qué la gente pierde esta visión abierta de la vida? Según los sicólogos, la vida se endurece cuando uno madura y adquiere un gran número de prejuicios y clichés. Y cuando en la vida aparecen el estrés y el miedo a lo que pueda pasar, la gente empieza a mostrar indiferencia los unos por los otros, algo que también queda reflejado en esa obra de Saint-Exupéry.

Pero en un estado de ánimo negativo, invadido por el miedo y el estrés, una persona piensa profundamente, pero también de forma más 'estrecha'. Esto ayuda durante un tiroteo, pero es muy perjudicial durante un trabajo cerebral u otra tarea creativa. Las emociones positivas, el confort, la confianza y el amor, nos llevan a un estado de percepción muy amplio de la realidad, en el que encontrarmos soluciones originales con más facilidad, destaca el sicólogo cognitivo Don Norman, clásico e ideólogo del diseño moderno.

El piloto de guerra, conocía perfectamente el lado más oscuro y duro de la vida. Pero esto no le enfureció. Una fábula aparentemente infantil, 'El Principito', publicada en el ardor de la Segunda Guerra Mundial, en 1943, y que ilustró él mismo, bastó para darlo a conocer mundialmente. ‘Piloto de guerra’ fue publicado el año anterior. Y sus obras se convirtieron en un himno al humanismo. ‘Tierra de hombres’ vio la luz tras un accidente de avión que sufrió Exupéry en Guatemala. Entonces, las condiciones, a decir verdad, no debían de ser muy cómodas para la creación y menos para una creación aceptable para un público que esperaba mucho de él. ¿Es el caso de Saint-Exupéry una excepción a la regla psicológica o sólo su capacidad de seguir siendo un niño hasta detrás de los mandos de un avión?

Su vida como escritor estuvo ligada a la aviación, su gran pasión. Ingresó en las Fuerzas Aéreas francesas en 1921 y en 1926 se hizo piloto comercial al tiempo que publicó su primer libro, 'El aviador'. El destino le llevó a vivir dos guerras. Durante la Guerra Civil en España (1936-1939) escribía los reportajes desde Madrid. Durante la II Guerra Mundial se incorporó de nuevo a las Fuerzas Aéreas y participó activamente en la lucha contra los nazis; posteriormente se adhirió a las tropas de la Francia Libre.

En 1944, durante una misión por el sur de Francia, su avión desapareció y nunca fue encontrado. El cadáver de Saint-Exupéry tampoco fue hallado, lo que envolvió su desaparición en un halo de misterio. Nadie sabe si llegó a vivir la victoria contra el fascismo. Pero para él, ese término es muy relativo. Él mismo fue un ejemplo de la victoria del espíritu y, a pesar de lo que dicen lo psicólogos sobre la necesidad de las condiciones de comodidad para la creación, demostró que esté donde esté el ser humano, el amor en su corazón es el pretexto para crear una obra, una catedral o incluso una nación.

Frases célebres de Saint Exupéry

Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.
Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.

Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor.
El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va.

Lo que embellece al desierto es que en alguna parte esconde un pozo de agua.

Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos.

Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía.

Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.

Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula.

Uno es para siempre responsable de lo que domestica. Tu eres responsable de tu rosa.

El amor es lo único que crece cuando se reparte.

Tener un amigo no es cosa de la que pueda ufanarse todo el mundo.

Si busco en mis recuerdos los que me han dejado un sabor duradero,

si hago balance de las horas que han valido la pena, siempre me encuentro con aquellas que no me procuraron ninguna fortuna.

Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada.
El fracaso fortifica a los fuertes.

La huida no ha llevado a nadie a ningún sitio.

La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener.

Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin.

Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos.

El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo.

La guerra es una enfermedad como el tifus.

El avión es solamente una máquina, pero qué invento tan maravilloso, qué magnífico instrumento de análisis: nos descubre la verdadera faz de la Tierra.

La justicia es el conjunto de las normas que perpetúan un tipo humano en una civilización.

Cada mujer contiene un secreto: un acento, un gesto, un silencio.

Vigila y cuida tus amores como un pastor.

Aquel que quiere viajar feliz, debe viajar ligero. 

El sufrimiento es casi un amigo.


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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

http://wikipedia.es




sábado, 26 de junio de 2010

27 de junio del 2010: 13avo domingo del tiempo ordinario


TOMAR NUESTRA CRUZ INHERENTE AL AMOR



Jesucristo no ha querido la cruz,
Él ha querido y quiere un mundo más humano, una religión que respete a las personas,
Él siempre  quiso tomar partido por los rechazados y o marginados de la sociedad (prostitutas, publicanos, samaritanos, leprosos…).
Él ha querido perdonar y así dar una nueva oportunidad,
 Él ha sanado los enfermos y ha reintegrado a aquellos y aquellas  que eran puestos aparte…Y eso le ha valido la cruz.

El Evangelio de hoy nos dice que Cristo, a pesar del rechazo que le esperaba, toma con resolución el camino hacia Jerusalén. Se trata acá de un viaje interior más que un viaje de un lugar a otro.
Él está preparado para ir hasta el fin  por amor a nosotros , no importándole el precio que  tenga que pagar .
A lo largo de todo este viaje, Jesús continúa enseñando.
 Él quiere darles a sus discípulos un corazón nuevo, un espíritu nuevo, un ideal nuevo.

Para seguirle, ellos deben aceptar el misterio de la cruz en la vida del Señor y en su propia vida. “Si alguno quiere ser mi discípulo, que él tome su cruz cada día y que me siga”.
Nosotros no tenemos necesidad de buscar muy lejos para encontrar nuestra cruz. Si  vivimos en el amor, ella hará parte de nuestra existencia. No podemos tener ningún proyecto válido, serio, si no estamos preparados a pagar el precio, a sacrificar cualquier cosa para conseguirla.

Por ejemplo: si aceptamos de comprometernos en  una relación de amor y tener hijos, de seguir un proyecto de estudios, de carrera…todo ello, exigirá sacrificios, habrá un precio que pagar, la cruz hará parte de nuestro compromiso. La cruz es inherente al amor, indudablemente.

Si queremos vivir los valores cristianos, ser honestos en nuestros asuntos y negocios, si decidimos ocuparnos de nuestros padres ya ancianos, si queremos compartir una parte de nuestros bienes con personas que tienen menos que nosotros…Eso exigirá abnegación y don  (y o renuncia) de sí mismo.

La cruz no será jamás un principio de resignación, pero si  un instrumento de transformación, de compartir, de reconciliación, de alegría.

 Que cruz deberé portar (cargar) por amor esta semana?

Si hace meses o años que yo no le hablo a alguien, cargar mi cruz puede querer decir: dar el primer paso, buscar activamente la reconciliación.
Si yo tengo un problema de alcoholismo (o de droga,  de juego, de adicción al sexo), yo deberé primero reconocerlo y enseguida buscar ayuda.
Si yo tengo la costumbre de destruir los otros con mis palabras y o comentarios, yo deberé controlar mi lengua y evitar el hablar mal y la calumnia.
Si yo tiendo nada más que a pensar en mi durante los fines de semana, los días feriados o durante mi tiempo libre, yo  me esforzaré  por visitar un enfermo, me ofreceré para ayudar a alguien , dar una mano a quien lo necesite.

Toda vida humana es una especie de subida a Jerusalén.

“Aquel o aquella que mira hacia atrás no está hecho (no es digno) para el reino de Dios”, dice Jesús, El servicio del Reino exige mucho y actuar enseguida, sin dudas. Las personas en el Evangelio de hoy presentan todo tipo de excusas para posponer el compromiso (hacerlo más tarde) con Dios. Hay muchos creyentes que quieren decir Si a Dios…pero después de los negocios, de sus asuntos,  del dinero, del prestigio. Mas tarde, si queda tiempo!

Dios discute , riposta nuestras prioridades. « Déjame primero ir a enterrar a mi padre …Déjame primero despedirme de mis padres… “ Todas son peticiones validas…pero arriesgan que pongamos a Dios de lado, lo marginemos. Primero mis asuntos personales, enseguida las cosas de Dios.

Primero mis vacaciones y enseguida yo encontraré a Dios…El domingo, yo voy primero que todo a descansar, hacer mi entrenamiento, ir al gimnasio, a la ciclo-vía, visitar los amigos, consagrarme a la familia y después…si queda tiempo iré a la misa. “Yo te seguiré a donde quiera que vayas”, pero Dios debes esperar. Debo acabar mi trabajo, completar mis planes”…Es fácil de decir: “Yo lo haré más tarde”. El problema es que “más tarde” no llega nunca.

Si reflexionamos sobre el pasado, descubriremos muchas buenas intenciones que nunca han sido puestas en práctica. “El infierno esta pleno de buenas intenciones”, se suele decir.
Yo quería visitar mi vecino (a) enfermo (a) ; yo quería hacer trabajo benévolo  (voluntario) ; yo quería ayudar a (en ) la parroquia; yo quería participar en desarrollo y paz; yo quería consagrar un poco de tiempo cada día a la oración y a la reflexión; yo quería venir en ayuda a los damnificados  por el terremoto, etc, etc. Pero yo nunca he tenido el tiempo de realizar uno solo de esos deseos (buenas intenciones)!

Es por ello que Jesús nos dice hoy: “Dejen a los muertos enterrar a sus muertos; no pierdas el tiempo en adioses y ceremonias de partidas…tú mira adelante y comprométete ahora mismo por el Reino de Dios".


REFERENCIAS:

http://cursillos.ca

El cántaro de Sicar