martes, 20 de diciembre de 2011

20 de diciembre del 2011: 4o martes de adviento B


Como todos los martes he presidido la misa esta mañana  en mi parroquia, teniendo como intención principal la justicia y la paz en el mundo, en nuestros países, en nuestras familias y asambleas. Porque justamente la navidad es paz, es reconciliación, perdón, armonía conmigo y en mí mismo para luego poder compartir esas luces y frutos del espíritu alrededor mío, dentro de mi ambiente familiar, de estudio, de trabajo, de descanso y diversión.

He leído una frase muy significativa ayer en la mañana sobre un calendario en francés “pas possibe que Nöel ne dure qu’un jour” (No es posible que la navidad no dure más que un día).
Y eso les decía ayer a un grupo de personas mayores en una de las residencias donde celebramos ya de avance la gran fiesta de la natividad: para nosotros los cristianos todos los días son de navidad, vivimos o deberíamos de vivir en una navidad permanente, no esperar cada año  una semana o mes para poder sonreír,  transmitir alegría, creer que todo el mundo es bueno, intercambiar regalos, compartir dulces y suculentas comidas,  preparar nuestras casas con luces y mil adornos de colores, apaciguar nuestra vida, orar, perdonar… No, el verdadero discípulo de Cristo vive las 24 horas dentro de ese espíritu navideño…Así comprenderemos entonces que la navidad finalmente vivida así “parcialmente”, “ocasional “ y casi que farisea , entonces  aparezca como meramente comercial, bomm del momento, una fiesta “pagana” como decían nuestros ancestros.
El evangelio de hoy es el mismo del domingo pasado (4º de Adviento): el de la anunciación a María, en mi reflexión personal les decía a mis parroquianos que una de las invitaciones de este evangelio es a creer en el misterio, abrirnos a lo que parece “ilógico, increíble e irracional, yo diría loco” para nosotros…Y ya que un comentario suelto de este mismo evangelio proclamaba que en ninguna parte del relato se nos cuenta que María vio un Ángel,( sino que ante se ella se encuentra súbitamente una palabra que la cuestiona, que la sobresalta…Esta Palabra viene de Dios, la misma Palabra  (con mayúscula)que permite a una simple criatura entrar en dialogo con el Infinito…)

Pero el  evangelio mismo nos sugiere creer en lo imposible: además de la presencia del Ángel y su mensaje divino, hay otros dos elementos de misterio: la concepción virginal de María y la concepción de una mujer ya entrada en edad y además estéril: Isabel…

Yo creo hemos de abrirnos al misterio, aceptarlo, creer…pues la misma vida humana,  el pecado, el mal,  el sufrimiento, la muerte…son misterios que nos cuestionan acá abajo, pero también es cierto que hablamos de otros misterios que pertenecen a otra dimensión y que recitamos en el Credo:  la encarnación, el misterio de la vida, muerte y resurrección de Jesús, la existencia del infierno,  la Iglesia, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, la vida eterna…Y la eucaristía? Qué tal? En la plegaria eucarística III decimos siempre: “…Y te damos gracias por que nos has hecho participar de estos misterios”.

Que estos días de preparación a la celebración de navidad nos ayude a entregarnos y creer más confiadamente en todos los misterios que nos envuelven…Pues somos de Él , venimos de Él y a Él volveremos…No fue eso lo que siempre nos enseñó y enseña Jesús con su entrada en nuestra carne y o humanidad por la el misterio de la Encarnación?

domingo, 18 de diciembre de 2011

19 de diciembre del 2011: 4º lunes de adviento B




Texto del Evangelio (Lc 1,5-25):


Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad.


Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».


Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo».


El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».


La prima

Encantadora Isabel! El evangelio de ayer recordaba de manera breve que ella también estaba embarazada. A unos cuantos días de la navidad, yo no puedo olvidar el episodio evangélico de la Visitación de María a esta prima que habitaba a unos cuantos kilómetros de Jerusalén. A la llegada de su prima María, Isabel podría haberle contado con ínfimos detalles su embarazo inesperado. No era ya un signo maravilloso de Dios puesto que se le llamaba “estéril”?  Como nosotros lo hacemos a menudo, ella habría podido apresurarse o a empujar para que todo se centrara en ella, en sus sentimientos, en su arrobamiento y en sus preocupaciones. Por el contrario, ella sale de sí misma, ella se centra en María y su misterio y no en su propia historia. Ella se admira por lo que le ha sucedido a María ya que ella llevaba en sus entrañas al salvador. Juan Bautista tenía que heredar de alguien, debía de haberle aprendido a su madre, cuando él también se disminuía delante  de Jesús: Isabel ha actuado de manera semejante ante su madre Maria.


Isabel, enséñanos tu bella humildad y muéstranos como darle prioridad al otro. Inspíranos el deseo y la decisión de salir de nosotros mismos, de nuestras preocupaciones, de nuestro yo que invade…Que corramos delante del misterio de los otros para encontrar ahí a Cristo!

viernes, 16 de diciembre de 2011

17 de diciembre del 2011: 3er sábado de adviento B

COMENTARIOS AL EVANGELIO
GENEALOGÍA DE JESÚS
1. Una simple lectura descubre al lector cosas extrañas en esta lista. Por de pronto, Mateo y Lucas hacen sus genealogías en direcciones opuestas. Mateo asciende desde Abrahán a Jesús. Lucas baja desde Jesús hasta Adán. Pero el asombro crece cuando vemos que las generaciones no coinciden. Mateo pone 42, Lucas 77. Y ambas listas coinciden entre Abrahán y David, pero discrepan entre David y Cristo. En la cadena de Mateo, en este periodo, hay 28 eslabones, en la de Lucas 42. Y para colmo -en este tramo entre David y Cristo sólo dos nombres de las dos listas coinciden.


Una mirada aún más fina percibe más inexactitudes en ambas genealogías. Mateo coloca catorce generaciones entre Abrahán y David, otras catorce entre Abrahán y la transmigración a Babilonia y otras catorce desde entonces a Cristo. Ahora bien, la historia nos dice que el primer periodo duró 900 años (que no pueden llenar 14 generaciones) y los otros dos 500 y 500. Si seguimos analizando vemos que entre Joram y Osías, Mateo se «come» tres reyes; que entre Josías y Jeconías olvida a Joakin; que entre Fares y Naasón coloca tres generaciones cuando de hecho transcurrieron 300 años. Y, aun sin mucho análisis, no puede menos de llamarnos la atención el percibir que ambos evangelistas juegan con cifras evidentemente simbólicas o cabalísticas: Mateo presenta tres períodos con catorce generaciones justas cada uno; mientras que Lucas traza once series de siete generaciones. ¿Estamos ante una bella fábula?


Esta sería -ha sido de hecho la respuesta de los racionalistas. Los apóstoles -dícense- habrían inventado unas listas de nombres ilustres para atribuir a Jesús una familia noble, tal y como hoy los beduinos se inventan los árboles genealógicos que convienen para sus negocios.


Pero esta teoría difícilmente puede sostenerse en pie. En primer lugar porque, de haber inventado esas listas, Mateo y Lucas las habrían inventado mucho «mejor». Para no saltarse nombres en la lista de los reyes les hubiera bastado con asomarse a los libros de los reyes o las Crónicas. Errores tan ingenuos sólo pueden cometerse a conciencia. Además, si hubieran tratado de endosarle a Cristo una hermosa ascendencia, ¿no hubieran ocultado los eslabones "sucios»: hijos incestuosos, ascendientes nacidos de adulterios y violencias. Por otro lado, basta con asomarse al antiguo testamento para percibir que las genealogías que allí se ofrecen incurren en inexactitudes idénticas a las de Mateo y Lucas: saltos de generación. afirmaciones de que el abuelo «engendró» a su nieto, olvidándose del padre intermedio. ¿No será mucho más sencillo aceptar que la genealogía de los orientales es un intermedio entre lo que nosotros llamamos fábula y la exactitud rigurosa del historiador científicamente puro?


Tampoco parecen, por eso, muy exactas las interpretaciones de los exegetas que tratan de buscar «explicaciones» a esas diferencias entre la lista de Mateo y la de Lucas (los que atribuyen una genealogía a la familia de José y otra a la de María; los que encuentran que una lista podría ser la de los herederos legales y otra la de los herederos naturales, incluyendo legítimos e ilegítimos).


Más seria parece la opinión de quienes, con un mejor conocimiento del estilo bíblico, afirman que los evangelistas parten de unas listas verdaderas e históricas, pero las elaboran libremente con intención catequística. Con ello la rigurosa exactitud de la lista sería mucho menos interesante que el contenido teológico que en ella se encierra.


Luces y sombras en la lista de los antepasados


¿Cuál sería este contenido? El cardenal Danielou lo ha señalado con precisión: «Mostrar que el nacimiento de Jesús no es un acontecimiento fortuito, perdido dentro de la historia humana, sino la realización de un designio de Dios al que estaba ordenado todo el antiguo testamento». Dentro de este enfoque, Mateo -que se dirige a los judíos en su evangelio- trataría de probar que en Jesús se cumplen las promesas hechas a Abrahán y David. Lucas -que escribe directamente para paganos y convertidos- bajará desde Cristo hasta Adán, para demostrar que Jesús vino a salvar, no sólo a los hijos de Abrahán, sino a toda la posteridad de Adán. A esta luz las listas evangélicas dejan de ser aburridas y se convierten en conmovedoras e incluso en apasionantes. Escribe Guardini:

¡Qué elocuentes son estos nombres! A través de ellos surgen de las tinieblas del pasado más remoto las figuras de los tiempos primitivos. Adán. penetrado por la nostalgia de la felicidad perdida del paraíso; Matusalén, el muy anciano; Noé. rodeado del terrible fragor del diluvio; Abrahán, al que Dios hizo salir de su país y de su familia para que formase una alianza con él; Isaac, el hijo del milagro, que le fue devuelto desde el altar del sacrificio; Jacob, el nieto que luchó con el ángel de Dios... ¡Qué corte de gigantes del espíritu escoltan la espalda de este recién nacido!


Pero no sólo hay luz en esa lista. Lo verdaderamente conmovedor de esta genealogía es que ninguno de los dos evangelistas ha «limpiado» la estirpe de Jesús. Cuando hoy alguien exhíbe su árbol genealógico trata de ocultarlo, por lo menos, de no sacar a primer plano las «manchas» que en él pudiera haber; se oculta el hijo ilegitimo y mucho más el matrimonio vergonzoso. No obran así los evangelistas. En la lista aparece -y casi subrayado- Farés, hijo incestuoso de Judá; Salomón, hijo adulterino de David. Los escritores bíblicos no ocultan -señala Cabodevilla- que Cristo desciende de bastardos.


Y digo que casi lo subrayan porque no era frecuente que en las genealogías hebreas aparecieran mujeres; aquí aparecen cuatro y las cuatro con historias tristes. Tres de ellas son extranjeras (una cananea, una moabita, otra hitita) y para los hebreos era una infidelidad el matrimonio con extranjeros. Tres de ellas son pecadoras. Sólo Ruth pone una nota de pureza. No se oculta el terrible nombre de Tamar, nuera de Judá, que, deseando vengarse de él, se vistió de cortesana y esperó a su suegro en una oscura encrucijada. De aquel encuentro incestuoso nacerían dos ascendientes de Cristo: Farés y Zara. Y el evangelista no lo oculta. Y aparece el nombre de Rajab, pagana como Ruth. y «mesonera», es decir, ramera de profesión. De ella engendró Salomón a Booz.


Y no se dice -hubiera sido tan sencillo- «David engendró a Salomón de Betsabé», sino, abiertamente, «de la mujer de Urías». Parece como si el evangelista tuviera especial interés en recordarnos la historia del pecado de David que se enamoró de la mujer de uno de sus generales, que tuvo con ella un hijo y que, para ocultar su pecado, hizo matar con refinamiento cruel al esposo deshonrado.


¿Por qué este casi descaro en mostrar lo que cualquiera de nosotros hubiera ocultado con un velo pudoroso? No es afán de magnificar la ascendencia de Cristo, como ingenuamente pensaban los racionalistas del siglo pasado; tampoco es simple ignorancia. Los evangelistas al subrayar esos datos están haciendo teología, están poniendo el dedo en una tremenda verdad que algunos piadosos querrían ocultar pero que es exaltante para todo hombre de fe: Cristo entró en la raza humana tal y como la raza humana es, puso un pórtico de pureza total en el penúltimo escalón -su madre Inmaculada- pero aceptó, en todo el resto de su progenie, la realidad humana total que él venia a salvar. Dios, que escribe con lineas torcidas entró por caminos torcidos, por los caminos que-¡ay!- son los de la humanidad.
J.L. MARTIN-DESCALZO
VIDA-MISTERIO/1.Págs. 66-68

17 de diciembre del 2011 3er sábado del adviento B


Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis  (49, 2. 8-10)

En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así: “Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán ante ti los hijos de tu padre. Cachorro de león eres, Judá: has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a reposar, como un león. ¿Quién se atreverá a provocarte?
No se apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio  según san Mateo (1, 1-17)

Gloria a ti, Señor.





Genealogía de Jesucristo,hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN SOBRE LA PALABRA DE DIOS DEL DÍA

Dejarse sorprender por Dios

La bendición del Patriarca Jacob para cada uno de sus hijos se detiene preferentemente sobre Judá, a pesar que este no sea el mayor de todos. Judas se ve ante la promesa de una descendencia real con un tono que sorprende por su carácter agresivo, ya que es descrito como una especie de felino, un león joven de regreso de la caza y preparado para atacar de nuevo.

La genealogía (la lista de la familia y los orígenes) de Jesús nombra y hace bello eco de la figura de Judá y a su descendencia real en la persona de David y de Salomón. Pero acá, no hay ninguna muestra o señas de violencia y de sed de poder. Al contrario,  Mateo se regocija (se place) de subrayar el enraizamiento de Jesús en la historia humana, con actores de carne y hueso, capaces de los más bellos impulsos (o muestras) de generosidad, pero también capaces de las más grandes infidelidades. Es esta historia de Gracia, pero también de pecado que Cristo asume plenamente, y es en el corazón de la historia que el Espíritu surge  y confecciona un mundo nuevo.

Si Jesús es bien el “león de la tribu de Judá” como cantan tantas canciones carismáticas, no olvidemos también que Él es “el cordero “, símbolo de humildad y de vulnerabilidad, e imagen de un “Dios hecho carne” (verbo hecho hombre).

16 de diciembre del 2011: 3er viernes del adviento B

Recuerdo que todos los 15 de diciembre o el 16 muy tempranito , allá en Marquetalia mi pueblo, salía con otras personas, amigos y vecinos en búsqueda de palmiche (una especie de palma) para decorar el fondo del pesebre.  En aquel tiempo principios de los 80’s no era un oficialmente un delito ecológico, ir a la montaña o a la zona rural a cortar estos arbustos para darle más vida, color y fragancia a nuestros pequeños pueblos que recreaban el país del Hijo de Dios.
 
Eran días de mucha alegría, entusiasmo e ilusión navideña, cuando creíamos de una manera primitiva, fantástica e ingenua en el Niño  Dios…Cuando no estábamos “equivocados” ni errados, porque creer es vivir, pues  si no somos como niños no podemos entrar ni descubrir ni apoderarnos del Reino de Dios como dice Jesús.

Es cuando nos hacemos un poco más “grandes”, cuando la razón nos oprime y ahoga la ilusión que devenimos “equivocados” al creer que Dios no existe y que no lo necesitamos en nuestras vidas…

Dando  también la razón a las teorías psicológicas freudianas, la niñez es la época que más nos marca, porque de acuerdo a como vivamos esta etapa de la vida, de ella dependerá el resto de nuestra existencia.

No más ayer tenía una emocionante experiencia y quiero compartirla con ustedes. Después de 30 años sin saber nada más de él, gracias a una de las redes sociales sobre Internet me encontré a uno de mis mejores (sino el mejor) amigos de la infancia…Y ha sido la oportunidad para rememorar entrañables momentos de espontaneidad, amistad, solidaridad, trabajo y diversión juntos. Esta experiencia me lleva a reafirmar que nunca hemos de renunciar a “ser como niños”, no dejar de sorprendernos, “escuchar y acatar nuestros mayores”, respetar y guardar silencio ante el misterio, aceptar la vida como viene, ser dóciles, olvidar rápidamente las ofensas, pelear y volver a reconciliarse,  y sobre todo tener abierto el corazón y la mente de manera permanente a la alegría.

No me equivoco al afirmar que eso es la NAVIDAD, tener la capacidad de revivir el niño en nosotros. 

En algún capítulo de la primera temporada de la famosa serie gringa “Ley y Orden”, dos de los agentes detectives protagonistas conversan acerca de un caso de violencia y tolerancia, y ante la actitud pesimista de su compañero,  uno interroga al otro “es que nunca se te ocurre pensar en la bondad de los otros, en que es posible perdonar? “- si- responde su camarada -dos veces al año: por pascua y por navidad.

Así debería permanecer la niñez, estar presente en todos los días de nuestro vivir, en nuestra mente y corazón, siempre abierta al misterio, a la esperanza, a la alegría y al perdón.

***
Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (56, 1-3. 6-8)

Esto dice el Señor: “Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar. Dichoso el hombre que hace esto y en ello persevera, el que se abstiene de profanar el sábado, el que aparta su mano de todo mal. No diga el extranjero que ha dado su adhesión al Señor:
‘Sin duda que el Señor me excluirá de su pueblo’.
A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Sus holocaustos y sacrificios serán gratos a mi altar, porque mi casa será la casa de oración para todos los pueblos”. Esto dice el Señor Dios, que reúne a los dispersos de Israel: “A los ya reunidos, todavía añadiré otros”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 66

Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.

Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos y
riges en la tierra a las naciones.

Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.
La tierra ha producido ya sus frutos,
Dios nos ha bendecido.
Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.

 Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Ven, Señor, y concédenos tu paz para que nuestro corazón se alegre en ti con alegría perfecta.
Aleluya.

 Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (5, 33-36)

Gloria a ti, Señor.



En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz.
Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION DE KOINONIA.ORG

Hoy tenemos que dejarnos interpelar por la Palabra de Dios para comprender la identidad del cristianismo que profesamos y la manera cómo lo vivimos.

En el evangelio de San Juan, Jesús vuelve a valorar el testimonio de Juan el Bautista y la naturaleza de su predicación. Juan fue muy claro al decir que no era le Mesías, ni Elías, sino una voz que clama en el desierto y que invita a la conversión, a volverse a Dios dejando atrás todo aquello que por el pecado distancie del querer de Dios. Fue una luz en medio de la oscuridad, odiada y apagada por quienes se benefician de las tinieblas.

Jesús muestra que, además de la conversión, se necesita la construcción de una sociedad más justa, sin excluidos, sin enfermos en las calles, sin endemoniados en los caminos. Jesús gasta su vida incluyendo a los que la sociedad excluye y desprecia por alguna razón o interés. Para avanzar en esa construcción hay que relativizar el valor sagrado de las leyes, de las estructuras.

Hoy en día vivimos en una sociedad gobernada por los señores de la oscuridad, que por sus intereses, sobre todo de tipo económico, han llevado a los pueblos a la miseria y los han dejado sumidos en la explotación, la marginación y el hambre.

jueves, 15 de diciembre de 2011

15 de diciembre del 2011: 3er jueves del adviento B




Primera Lectura

Lectura del libro del profeta
Isaías (54, 1-10)

Alégrate, tú, la estéril, que no dabas a luz; rompe a cantar de júbilo, tú que no habías sentido los dolores de parto; porque la abandonada tendrá más hijos que la casada,
dice el Señor.
Ensancha el espacio de tu tienda, despliega sin miedo las lonas, alarga las cuerdas, clava bien las estacas, porque te extenderás a derecha y a izquierda: tu estirpe heredará las naciones y poblará las ciudades desiertas.
No temas, porque ya no tendrás que avergonzarte; no te sonrojes, pues ya no te afrentarán; antes bien, olvidarás la vergüenza de tus años jóvenes y no volverás a recordar el deshonor de tu viudez. El que te creó, te tomará por esposa; su nombre es ‘Señor de los ejércitos’. Tu redentor es el Santo de Israel; será llamado ‘Dios de toda la tierra’.
Como a una mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. ¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?, dice tu Dios. Por un instante te abandoné, pero con inmensa misericordia te volveré a tomar.
En un arrebato de ira te oculté un instante mi rostro, pero con amor eterno me he apiadado de ti, dice el Señor, tu redentor.
Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza de paz quedará firme para siempre. Lo dice el Señor, el que se apiada de ti”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Texto del Evangelio (Lc 7,24-30):

Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, Jesús se puso a hablar de Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Éste es de quien está escrito: ‘He aquí que envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino’. Os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él».
Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar el bautismo de él, frustraron el plan de Dios sobre ellos.

REFLEXIÓN

Abrir el corazón a la ternura de Dios

No se termina de nombrar y evidenciar las tristezas que afligen a la Iglesia y esto provoca que uno se interrogue sobre su avenir.  En determinados momentos ella parece vivir lo que el pueblo elegido (Israel) ha podido conocer, luego de los mañanas dolorosos del retorno del exilio, hasta el punto que el profeta presenta a Israel con  trazos de una mujer estéril, abandonada por su esposo, y mismo viuda.

Por lo tanto, en lo más agudo de la crisis, Dios reafirma sin excitar su amor por esta mujer abandonada y multiplica para ella promesas de dicha y o felicidad. Dios tendría todas las razones del mundo para abandonar a Israel a su propia suerte, pero su ternura es más fuerte que todo: Dios ama aun, y siempre más fuerte, al pueblo que ha creado y con el que ha hecho alianza.

La verdadera desdicha para la Iglesia sería el que adoptara una actitud semejante a la de los fariseos que se creían justos y que no han sabido abrirse a la ternura del Dios de Jesús. Es necesario reconocer con toda evidencia nuestros errores del pasado y nuestras infidelidades. Pero es necesario sobretodo dejarnos ganar y transformar por el amor de un Dios cuya misericordia  es infinita.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

14 de diciembre del 2011: 3er miércoles del adviento B


Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (45, 6-8. 18. 21-25)
“Yo soy el Señor y no hay otro.
Yo soy el artífice de la luz y el creador de las tinieblas, el autor de la felicidad y el hacedor de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Dejen, cielos, caer su rocío y que las nubes lluevan al justo; que la tierra se abra y haga germinar al salvador y que brote juntamente la justicia. Yo,el Señor, he creado todo esto”.
Esto dice el Señor, el que creó los cielos, el mismo Dios que plasmó y consolidó la tierra; él no la hizo para que quedara vacía, sino para que fuera habitada: “Yo soy el Señor y no hay otro. ¿Quién fue el que anunció esto desde antiguo? ¿Quién lo predijo entonces? ¿No fui yo, el Señor? Fuera de mí no hay otro Dios. Soy un Dios justo y salvador y no hay otro fuera de mí.
Vuélvanse a mí y serán salvados, pueblos todos de la tierra, porque yo soy Dios y no hay otro. Lo juro por mí mismo, de mi boca sale la verdad, las palabras irrevocables: ante mí se doblará toda rodilla y por mí jurará toda lengua, diciendo:
‘Sólo el Señor es justo y poderoso’.
A él se volverán avergonzados todos los que lo combatían con rabia. Gracias al Señor, triunfarán gloriosamente todos los descendientes de Israel”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.



Texto del Evangelio (Lc 7,19-23):

En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?». Llegando donde Él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ‘¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?’».
En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. Y les respondió: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!».

REFLEXIÓN
CREER QUE DIOS QUIERE HACER TODO LO POSIBLE POR HACERNOS FELICES

Una cierta concepción de la religión y de la espiritualidad nos ha llevado a pensar  o a creer muy a menudo que creación y liberación (o salvación) se oponen, o al menos hay una tendencia a privilegiar la imagen de un Dios salvador en detrimento de un creador.  La religión seria ante todo una cuestión de salvación, y a pesar que nos credos tradicionales comiencen por una referencia inequívoca  a Dios creador, se tiene la impresión que este preámbulo es rápidamente relegado a un segundo plan.

(Mi experiencia personal en el seminario, por tanto fue novedosa y diferente de lo que acabo de decir…Verán, yo tenía una imagen fuerte de Dios creador en detrimento de un Dios liberador en mi cabeza,  y me sorprendió escuchar lo que me ensenaba un padre teólogo y profesor en la universidad: el pueblo de Israel descubrió antes que nada un Dios salvador y liberador antes que creador…Es decir, el germen, el origen de la fe israelita se sostiene en la experiencia de un Dios que ha hecho portentos por ellos, se ha preocupado por ellos al liberarlos de la esclavitud de Egipto (cfr. La experiencia del Éxodo)…Así el libro del Éxodo esta antes que el libro del Génesis (para ellos, en su cabeza y su corazon)…Pues ellos concluyeron luego: bueno si este Dios es tan poderoso  y que nos ha liberado, luego Él ha sido el creador del mundo, Él está en el origen de nuestra historia humana…Finalmente este Dios salvador también nos ha hecho a nosotros…)

Isaías, por tanto,  no lo entiende así y afirma con énfasis que el Dios en el cual él cree es a la vez creador y salvador. Para él no hay ninguna duda: el Dios que ha creado todas las cosas es el mismo que salva “los habitantes de toda la tierra”. El Dios que está en los orígenes, ha hecho todas las cosas bellas y buenas y no termina aun de sorprendernos. El Mesías tampoco deja de despertar nuestra admiración, Él, quien tiene por misión de restaurar la dignidad y la integridad de todo ser humano. Al sanar los enfermos, los desvalidos y poseídos, Jesús reconoce la dimensión corporal de la salvación y hace verdaderamente una obra de creación nueva.
El Dios que Jesús anuncia es CREADOR Y SALVADOR.