Recuerdo que todos los 15 de
diciembre o el 16 muy tempranito , allá en Marquetalia mi pueblo, salía con
otras personas, amigos y vecinos en búsqueda de palmiche (una especie de palma)
para decorar el fondo del pesebre. En
aquel tiempo principios de los 80’s no era un oficialmente un delito ecológico,
ir a la montaña o a la zona rural a cortar estos arbustos para darle más vida,
color y fragancia a nuestros pequeños pueblos que recreaban el país del Hijo de
Dios.
Eran días de mucha alegría,
entusiasmo e ilusión navideña, cuando creíamos de una manera primitiva, fantástica
e ingenua en el Niño Dios…Cuando no estábamos
“equivocados” ni errados, porque creer es vivir, pues si no somos como niños no
podemos entrar ni descubrir ni apoderarnos del Reino de Dios como dice Jesús.
Es cuando nos hacemos un poco más “grandes”,
cuando la razón nos oprime y ahoga la ilusión que devenimos “equivocados” al
creer que Dios no existe y que no lo necesitamos en nuestras vidas…
Dando también la razón a las teorías psicológicas freudianas,
la niñez es la época que más nos marca, porque de acuerdo a como vivamos esta
etapa de la vida, de ella dependerá el resto de nuestra existencia.
No más ayer tenía una emocionante experiencia
y quiero compartirla con ustedes. Después de 30 años sin saber nada más de él,
gracias a una de las redes sociales sobre Internet me encontré a uno de mis
mejores (sino el mejor) amigos de la infancia…Y ha sido la oportunidad para
rememorar entrañables momentos de espontaneidad, amistad, solidaridad, trabajo
y diversión juntos. Esta experiencia me lleva a reafirmar que nunca hemos de
renunciar a “ser como niños”, no dejar de sorprendernos, “escuchar y acatar
nuestros mayores”, respetar y guardar silencio ante el misterio, aceptar la
vida como viene, ser dóciles, olvidar rápidamente las ofensas, pelear y volver
a reconciliarse, y sobre todo tener
abierto el corazón y la mente de manera permanente a la alegría.
No me equivoco al afirmar que eso es
la NAVIDAD, tener la capacidad de revivir el niño en nosotros.
En algún capítulo de la primera
temporada de la famosa serie gringa “Ley y Orden”, dos de los agentes
detectives protagonistas conversan acerca de un caso de violencia y tolerancia,
y ante la actitud pesimista de su compañero, uno interroga al otro “es que nunca se te
ocurre pensar en la bondad de los otros, en que es posible perdonar? “- si-
responde su camarada -dos veces al año: por pascua y por navidad.
Así debería
permanecer la niñez, estar presente en todos los días de nuestro vivir, en
nuestra mente y corazón, siempre abierta al misterio, a la esperanza, a la alegría
y al perdón.
***
Primera
Lectura
Lectura
del libro del profeta
Isaías
(56, 1-3. 6-8)
Esto dice
el Señor: “Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque
mi salvación está a punto de llegar. Dichoso el hombre que hace esto y en ello
persevera, el que se abstiene de profanar el sábado, el que aparta su mano de
todo mal. No diga el extranjero que ha dado su adhesión al Señor:
‘Sin duda
que el Señor me excluirá de su pueblo’.
A los
extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a
los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza,
los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Sus
holocaustos y sacrificios serán gratos a mi altar, porque mi casa será la casa
de oración para todos los pueblos”. Esto dice el Señor Dios, que reúne a los
dispersos de Israel: “A los ya reunidos, todavía añadiré otros”.
Palabra de
Dios.
Te
alabamos, Señor.
Salmo
Responsorial Salmo 66
Bendigamos
a Dios,
nuestro
Señor.
Ten piedad
de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la
tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
Bendigamos
a Dios,
nuestro
Señor.
Las
naciones con júbilo te canten,
porque
juzgas al mundo con justicia;
con
equidad tú juzgas a los pueblos y
riges en
la tierra a las naciones.
Bendigamos
a Dios,
nuestro
Señor.
La tierra
ha producido ya sus frutos,
Dios nos
ha bendecido.
Que nos
bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
Bendigamos
a Dios,
nuestro
Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya,
aleluya.
Ven,
Señor, y concédenos tu paz para que nuestro corazón se alegre en ti con alegría
perfecta.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura
del santo Evangelio según san Juan (5, 33-36)
Gloria a
ti, Señor.
En aquel
tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Ustedes enviaron mensajeros a Juan el
Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el
testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era
la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con
su luz.
Pero yo
tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha
concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me
acreditan como enviado del Padre”.
Palabra
del Señor.
Gloria a
ti, Señor Jesús.
REFLEXION DE KOINONIA.ORG
Hoy tenemos que dejarnos interpelar
por la Palabra de Dios para comprender la identidad del cristianismo que
profesamos y la manera cómo lo vivimos.
En el evangelio de San Juan, Jesús
vuelve a valorar el testimonio de Juan el Bautista y la naturaleza de su
predicación. Juan fue muy claro al decir que no era le Mesías, ni Elías, sino
una voz que clama en el desierto y que invita a la conversión, a volverse a
Dios dejando atrás todo aquello que por el pecado distancie del querer de Dios.
Fue una luz en medio de la oscuridad, odiada y apagada por quienes se
benefician de las tinieblas.
Jesús muestra que, además de la
conversión, se necesita la construcción de una sociedad más justa, sin
excluidos, sin enfermos en las calles, sin endemoniados en los caminos. Jesús
gasta su vida incluyendo a los que la sociedad excluye y desprecia por alguna
razón o interés. Para avanzar en esa construcción hay que relativizar el valor
sagrado de las leyes, de las estructuras.
Hoy en día vivimos en una sociedad
gobernada por los señores de la oscuridad, que por sus intereses, sobre todo de
tipo económico, han llevado a los pueblos a la miseria y los han dejado sumidos
en la explotación, la marginación y el hambre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por haber visitado mi blog, espero tus comentarios, reacciones y que continúes brindándome ideas y sugerencias para mejorarlo.
Gustavo Quiceno