martes, 20 de diciembre de 2011

24 de diciembre 2011: NATIVIDAD DEL SEÑOR (Ciclo B)




Lecturas

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 9, 1-3.5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande, habitaban tierras de sombra, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repetirse el botín. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada en sangre, serán combustible, pasto del fuego. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madían. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva al hombro el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre Perpetuo, Príncipe de la Paz. Para dilatar el principado con una paz sin limites, sobre el Trono de David y sobre su Reino. Para sostenerlo y consolarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.
Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL
SALMO 95
R.- HOY NOS HA NACIDO UN SALVADOR: EL MESÍAS, EL SEÑOR

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.-

Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones R.-

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.-

Delante del Señor que ya llega,
ya llega a regir la tierra.
El juzgará el orbe con justicia
y a los pueblos con su verdad. R.-


SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A TITO 2, 11-14
Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo. El se entregó por nosotros para rescatarnos de toda impiedad, y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.
Palabra de Dios


ALELUYA Lc 2, 10-11
Os traigo la buena noticia: nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.


EVANGELIO

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2, 1- 14

En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.

Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:

--No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

--Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.

Palabra del Señor


Misa de la Vigilia

A guisa de introducción:


El Nino de la Navidad fue antes que todo un bebe que después creció y llego a ser adulto.


Cada día de su vida, Él ha hecho el bien. Se acercó a los más desafortunados, a los más despreciados por sus conciudadanos. Él sembraba la alegría y la felicidad, pacificaba (o apaciguaba) los corazones. Devolvía (o hacia recuperar) el gusto de vivir. El anuncio la existencia de una vida Eterna.


El niño del pesebre se parecía a todos los recién nacidos. Él también tuvo hambre y sed, cuando ya fue un hombre amó las fiestas y los encuentros sociales. Se hizo rodear de amigos. Uno amaba escucharle hablar. Él se expresaba en el nombre de Dios. Y no hacía más que repetir lo que ya se  había dicho. Él hacía y tenía la capacidad de hacer todo nuevo.


Sus posiciones en lo que predicaba y ciertos de sus actos no gustaba siempre  a todo el mundo. Personas inconformes y descontentas por su modo de asumir  y o ver las cosas,  decidieron  entonces deshacerse de Él. Lo mataron, pero su Padre lo devolvió a la vida.


Cuando nació, el pequeño niño del Pesebre, no era más que un bebe recién nacido. Y por lo tanto, muchos ya veían en Él al Mesías, el Salvador del mundo, el Señor del cielo y de la tierra, el Príncipe de la Paz, el Hijo de Dios.


Felices (o bienaventurados) aquellos que, hoy, volverán su mirada hacia Él y le oraran (pedirán y agradecerán) con un corazón de niño. Nadie más que Él puede comprendernos mejor, reconfortarnos, devolvernos la esperanza.


Nadie como Él puede ayudarnos a caminar hacia la Felicidad

(trad. Del francés de Jean-Yves Garneau. En “Prions en Église, ed.  Quebec 2011)



REFLEXION PARA LA VIGILIA


Aproximación psicológica del texto :


Encontrar al hombre


Un día, dos discípulos de Juan Bautista, encuentran a Jesús, y Juan el Evangelista les hace decir: “Hemos encontrado al Mesías!” (Jn 1,41).

Un día, una samaritana se encuentra con Jesús por azar, y después de esta experiencia, la mujer se llena de entusiasmo (entos= dentro, Zeus; dios, o sea tener Dios al interior)  (Jn 4,29).


Un día que Jesús ve como algunos  discípulos se sienten decepcionados y frustrados (por su palabra)  y por lo tanto le abandonan, le pregunta a los 12 si también ellos quieren partir, estos le responden: “A quien iremos Señor? Solo TU tienes Palabras de Vida Eterna” (Jn 6,68), como encontraremos otro como Tú?


Todas estas personas tienen algo en común: ellos han encontrado un hombre que era mucho más que un hombre, ellos han encontrado un hombre que les ha puesto en contacto con el misterio que Él llevaba. Pero para que este encuentro pueda develar el misterio, ha sido necesario primero que ellos encontraran al hombre: los dos discípulos de Juan Bautista pasan toda la jornada con Jesús, en su casa (Jn 1,39); La samaritana ante Jesús pone al descubierto todas sus vivencias y todas sus sedes ( de sed) , y entra en un diálogo profundo con Él sobre todo ello (Jn 4,7-26); en cuanto a los 12, ellos compartirán durante largos meses la vida cotidiana de Jesús.


Ahora, encontramos en el presente relato de San Lucas, la misma estructura de base en la experiencia del encuentro con Jesús. El Angel dice a los pastores: ustedes van a recibir un pastor (v.11), pero ustedes primero van a “encontrar un recién nacido” (v.12) Y se podría agregar: ustedes van a vivir una experiencia de fe, pero antes que nada ustedes van a vivir una experiencia de encuentro humano.


En la puerta o entrada del evangelio, este relato nos indica, quizás,  con cual espíritu debemos abordar la lectura de lo que sigue. Para tener acceso al misterio espiritual de Jesús, nos es necesario primero (a nosotros también) “encontrar al hombre”, descubrir la vivencia humana de Jesús.


Sí, como sucedió para las personas evocadas anteriormente arriba, el acceso al misterio espiritual de Jesús, pasa por un verdadero encuentro con este hombre, entonces un examen atento de sus actitudes, de sus reacciones, de sus convicciones, de sus emociones, se muestra mas revelador, lo más seguro sobre el camino para acceder a la significación profunda de su destino.


Para Lucas, el nacimiento de Jesús es desde ya un acontecimiento de salvación, ya que él lo mira con retrospectiva, con los ojos de aquel que ha cruzado la segunda etapa. Pero para otros, este relato puede ser una invitación a descubrir en Jesús, ante todo a un niño, después al hombre, el creyente, y enseguida, al revelador del Padre y al Hijo mismo de Dios.


Los verdaderos datos:


Este relato de Lucas, es a la vez imaginario, teológico y simbólico. Contiene datos (o informaciones) centrales de la vida y del proyecto de Jesús que Lucas introduce discretamente en su texto.


Comenzando su evangelio, san Juan resume así de avanzada el destino de Jesús: “Él vino a casa de los suyos y los suyos no lo recibieron. Pero a aquellos que lo recibieron (…) se les ha dado el poder (el privilegio) de llegar a ser hijos de Dios” (Jn 1,11-12).


Lucas nos da el equivalente de esta frase corta que encierra toda una historia: “José sube (…) a la ciudad de David (…) con María. Ahora (…) no había lugar para ellos en la posada (o fonda)”. Jesús nace en el centro de su pueblo, pero no hay lugar para Él entre los suyos…


No solamente “no habrá lugar “para el mensaje de Jesús, pero parecerá que Jesús escogerá para Él mismo un estilo de vida móvil y precario, lejos del confort de la gente instalada, al margen del poder: “los zorros tienen guaridas y las aves del cielo tienen nidos; pero el Hijo del Hombre, no tiene donde reposar la cabeza” (Lc 9,58), ( de acá viene el espíritu de austeridad, desinstalación y pobreza que debe caracterizar todo cristiano,  discípulo…no solo consagrado o misionero?).


Juan continua: “mas a aquellos que lo han recibido (o acogido), se les ha dado el poder (la capacidad) de ser Hijos de Dios”. Lucas a su turno, reportara en este sentido la siguiente palabra de Jesús: “Yo no he venido a llamar los justos sino a los pecadores…” (Lc 5,32). Y de hecho, aquellos que reciben acá la Buena Nueva, no son los “justos”, instalados confortablemente en la sala de alojamiento, pero si los pastores, esos proletarios rurales que trabajaban de noche y de día  y que eran considerados como pecadores ya que no podían hacer su religión como todo el mundo.


Lucas  aquí entonces hace ya resurgir  la afinidad entre el acontecimiento de la salvación en Jesús y los pobres, los marginados, los marginados del sistema social y religioso, por contraste con la gente con modo, entre quienes no hay lugar para Jesús.


A pesar de todo su aire pintoresco y su aire maravilloso, el relato del nacimiento de Jesús establece entonces discretamente desde ahora los verdaderos datos (o informaciones) de la situación: un hombre desnudo que no encuentra lugar en “la ciudad de David”, pero a quien se le unen los trabajadores de noche con corazón simple y abierto.


El mismo Jesús un día  va a mostrarse sorprendido de este fenómeno, y esta admiración sentida  le dará forma a  (u originará) una oración de acción de gracias: “al instante mismo, Él exulta  bajo la acción del Espíritu Santo  y dice: “Yo te alabo Padre (…) por haber escondido esto a los sabios y a los inteligentes y por haberlo revelado a los más pequeños (humildes, simples)” (Lc 10,21).


Con el relato del nacimiento, lo que verdaderamente se juega (o por lo que se apuesta)  está entonces definido.  Nos queda por saber si uno se parece a los “grandes” que duermen confortablemente en la posada o a los “pequeños que montan guardia (vigilan, esperan) durante la noche” (v.8).


Preguntas en la vigilia de Navidad:


Si tu quisieras ofrecerle un regalo a Jesús, que le ofrecerías?  


Cuál es el más bello regalo que el Señor te ha dado en la vida?



ORACION EN LA VIGILIA DE NAVIDAD


Señor Jesús,

Dentro de unas horas, yo iré como muchos otros a celebrar tu nacimiento.

Por una vez, esta noche, nuestras iglesias estarán llenas.

Algunos irán por fervor, otros por tradición o por nostalgia

Como la gente que te seguía en otro tiempo en Galilea.

Tu que siempre les has ofrecido una buena acogida,

Deposita  (pon) tu mirada sobre aquellos que se acercaran a ti esta noche.

Que pueda tu Palabra tocar sus corazones.

Que tu alegría los ilumine como a los pastores de Belén.

Que tu estrella los guie como a los magos.

Que un nuevo amanecer ( y o aurora) se levante para ellos en su vida.

Referencias:

http://betania.es 

Pequeno "prions en Église", edicion quebequense, diciembre 24 2011.

HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus.

ROY, Alan. Au quotidien, Avent et Nöel 2011, Novalis, Canada.



20 de diciembre del 2011: 4o martes de adviento B


Como todos los martes he presidido la misa esta mañana  en mi parroquia, teniendo como intención principal la justicia y la paz en el mundo, en nuestros países, en nuestras familias y asambleas. Porque justamente la navidad es paz, es reconciliación, perdón, armonía conmigo y en mí mismo para luego poder compartir esas luces y frutos del espíritu alrededor mío, dentro de mi ambiente familiar, de estudio, de trabajo, de descanso y diversión.

He leído una frase muy significativa ayer en la mañana sobre un calendario en francés “pas possibe que Nöel ne dure qu’un jour” (No es posible que la navidad no dure más que un día).
Y eso les decía ayer a un grupo de personas mayores en una de las residencias donde celebramos ya de avance la gran fiesta de la natividad: para nosotros los cristianos todos los días son de navidad, vivimos o deberíamos de vivir en una navidad permanente, no esperar cada año  una semana o mes para poder sonreír,  transmitir alegría, creer que todo el mundo es bueno, intercambiar regalos, compartir dulces y suculentas comidas,  preparar nuestras casas con luces y mil adornos de colores, apaciguar nuestra vida, orar, perdonar… No, el verdadero discípulo de Cristo vive las 24 horas dentro de ese espíritu navideño…Así comprenderemos entonces que la navidad finalmente vivida así “parcialmente”, “ocasional “ y casi que farisea , entonces  aparezca como meramente comercial, bomm del momento, una fiesta “pagana” como decían nuestros ancestros.
El evangelio de hoy es el mismo del domingo pasado (4º de Adviento): el de la anunciación a María, en mi reflexión personal les decía a mis parroquianos que una de las invitaciones de este evangelio es a creer en el misterio, abrirnos a lo que parece “ilógico, increíble e irracional, yo diría loco” para nosotros…Y ya que un comentario suelto de este mismo evangelio proclamaba que en ninguna parte del relato se nos cuenta que María vio un Ángel,( sino que ante se ella se encuentra súbitamente una palabra que la cuestiona, que la sobresalta…Esta Palabra viene de Dios, la misma Palabra  (con mayúscula)que permite a una simple criatura entrar en dialogo con el Infinito…)

Pero el  evangelio mismo nos sugiere creer en lo imposible: además de la presencia del Ángel y su mensaje divino, hay otros dos elementos de misterio: la concepción virginal de María y la concepción de una mujer ya entrada en edad y además estéril: Isabel…

Yo creo hemos de abrirnos al misterio, aceptarlo, creer…pues la misma vida humana,  el pecado, el mal,  el sufrimiento, la muerte…son misterios que nos cuestionan acá abajo, pero también es cierto que hablamos de otros misterios que pertenecen a otra dimensión y que recitamos en el Credo:  la encarnación, el misterio de la vida, muerte y resurrección de Jesús, la existencia del infierno,  la Iglesia, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos, la vida eterna…Y la eucaristía? Qué tal? En la plegaria eucarística III decimos siempre: “…Y te damos gracias por que nos has hecho participar de estos misterios”.

Que estos días de preparación a la celebración de navidad nos ayude a entregarnos y creer más confiadamente en todos los misterios que nos envuelven…Pues somos de Él , venimos de Él y a Él volveremos…No fue eso lo que siempre nos enseñó y enseña Jesús con su entrada en nuestra carne y o humanidad por la el misterio de la Encarnación?

domingo, 18 de diciembre de 2011

19 de diciembre del 2011: 4º lunes de adviento B




Texto del Evangelio (Lc 1,5-25):


Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad.


Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».


Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo».


El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».


La prima

Encantadora Isabel! El evangelio de ayer recordaba de manera breve que ella también estaba embarazada. A unos cuantos días de la navidad, yo no puedo olvidar el episodio evangélico de la Visitación de María a esta prima que habitaba a unos cuantos kilómetros de Jerusalén. A la llegada de su prima María, Isabel podría haberle contado con ínfimos detalles su embarazo inesperado. No era ya un signo maravilloso de Dios puesto que se le llamaba “estéril”?  Como nosotros lo hacemos a menudo, ella habría podido apresurarse o a empujar para que todo se centrara en ella, en sus sentimientos, en su arrobamiento y en sus preocupaciones. Por el contrario, ella sale de sí misma, ella se centra en María y su misterio y no en su propia historia. Ella se admira por lo que le ha sucedido a María ya que ella llevaba en sus entrañas al salvador. Juan Bautista tenía que heredar de alguien, debía de haberle aprendido a su madre, cuando él también se disminuía delante  de Jesús: Isabel ha actuado de manera semejante ante su madre Maria.


Isabel, enséñanos tu bella humildad y muéstranos como darle prioridad al otro. Inspíranos el deseo y la decisión de salir de nosotros mismos, de nuestras preocupaciones, de nuestro yo que invade…Que corramos delante del misterio de los otros para encontrar ahí a Cristo!

viernes, 16 de diciembre de 2011

17 de diciembre del 2011: 3er sábado de adviento B

COMENTARIOS AL EVANGELIO
GENEALOGÍA DE JESÚS
1. Una simple lectura descubre al lector cosas extrañas en esta lista. Por de pronto, Mateo y Lucas hacen sus genealogías en direcciones opuestas. Mateo asciende desde Abrahán a Jesús. Lucas baja desde Jesús hasta Adán. Pero el asombro crece cuando vemos que las generaciones no coinciden. Mateo pone 42, Lucas 77. Y ambas listas coinciden entre Abrahán y David, pero discrepan entre David y Cristo. En la cadena de Mateo, en este periodo, hay 28 eslabones, en la de Lucas 42. Y para colmo -en este tramo entre David y Cristo sólo dos nombres de las dos listas coinciden.


Una mirada aún más fina percibe más inexactitudes en ambas genealogías. Mateo coloca catorce generaciones entre Abrahán y David, otras catorce entre Abrahán y la transmigración a Babilonia y otras catorce desde entonces a Cristo. Ahora bien, la historia nos dice que el primer periodo duró 900 años (que no pueden llenar 14 generaciones) y los otros dos 500 y 500. Si seguimos analizando vemos que entre Joram y Osías, Mateo se «come» tres reyes; que entre Josías y Jeconías olvida a Joakin; que entre Fares y Naasón coloca tres generaciones cuando de hecho transcurrieron 300 años. Y, aun sin mucho análisis, no puede menos de llamarnos la atención el percibir que ambos evangelistas juegan con cifras evidentemente simbólicas o cabalísticas: Mateo presenta tres períodos con catorce generaciones justas cada uno; mientras que Lucas traza once series de siete generaciones. ¿Estamos ante una bella fábula?


Esta sería -ha sido de hecho la respuesta de los racionalistas. Los apóstoles -dícense- habrían inventado unas listas de nombres ilustres para atribuir a Jesús una familia noble, tal y como hoy los beduinos se inventan los árboles genealógicos que convienen para sus negocios.


Pero esta teoría difícilmente puede sostenerse en pie. En primer lugar porque, de haber inventado esas listas, Mateo y Lucas las habrían inventado mucho «mejor». Para no saltarse nombres en la lista de los reyes les hubiera bastado con asomarse a los libros de los reyes o las Crónicas. Errores tan ingenuos sólo pueden cometerse a conciencia. Además, si hubieran tratado de endosarle a Cristo una hermosa ascendencia, ¿no hubieran ocultado los eslabones "sucios»: hijos incestuosos, ascendientes nacidos de adulterios y violencias. Por otro lado, basta con asomarse al antiguo testamento para percibir que las genealogías que allí se ofrecen incurren en inexactitudes idénticas a las de Mateo y Lucas: saltos de generación. afirmaciones de que el abuelo «engendró» a su nieto, olvidándose del padre intermedio. ¿No será mucho más sencillo aceptar que la genealogía de los orientales es un intermedio entre lo que nosotros llamamos fábula y la exactitud rigurosa del historiador científicamente puro?


Tampoco parecen, por eso, muy exactas las interpretaciones de los exegetas que tratan de buscar «explicaciones» a esas diferencias entre la lista de Mateo y la de Lucas (los que atribuyen una genealogía a la familia de José y otra a la de María; los que encuentran que una lista podría ser la de los herederos legales y otra la de los herederos naturales, incluyendo legítimos e ilegítimos).


Más seria parece la opinión de quienes, con un mejor conocimiento del estilo bíblico, afirman que los evangelistas parten de unas listas verdaderas e históricas, pero las elaboran libremente con intención catequística. Con ello la rigurosa exactitud de la lista sería mucho menos interesante que el contenido teológico que en ella se encierra.


Luces y sombras en la lista de los antepasados


¿Cuál sería este contenido? El cardenal Danielou lo ha señalado con precisión: «Mostrar que el nacimiento de Jesús no es un acontecimiento fortuito, perdido dentro de la historia humana, sino la realización de un designio de Dios al que estaba ordenado todo el antiguo testamento». Dentro de este enfoque, Mateo -que se dirige a los judíos en su evangelio- trataría de probar que en Jesús se cumplen las promesas hechas a Abrahán y David. Lucas -que escribe directamente para paganos y convertidos- bajará desde Cristo hasta Adán, para demostrar que Jesús vino a salvar, no sólo a los hijos de Abrahán, sino a toda la posteridad de Adán. A esta luz las listas evangélicas dejan de ser aburridas y se convierten en conmovedoras e incluso en apasionantes. Escribe Guardini:

¡Qué elocuentes son estos nombres! A través de ellos surgen de las tinieblas del pasado más remoto las figuras de los tiempos primitivos. Adán. penetrado por la nostalgia de la felicidad perdida del paraíso; Matusalén, el muy anciano; Noé. rodeado del terrible fragor del diluvio; Abrahán, al que Dios hizo salir de su país y de su familia para que formase una alianza con él; Isaac, el hijo del milagro, que le fue devuelto desde el altar del sacrificio; Jacob, el nieto que luchó con el ángel de Dios... ¡Qué corte de gigantes del espíritu escoltan la espalda de este recién nacido!


Pero no sólo hay luz en esa lista. Lo verdaderamente conmovedor de esta genealogía es que ninguno de los dos evangelistas ha «limpiado» la estirpe de Jesús. Cuando hoy alguien exhíbe su árbol genealógico trata de ocultarlo, por lo menos, de no sacar a primer plano las «manchas» que en él pudiera haber; se oculta el hijo ilegitimo y mucho más el matrimonio vergonzoso. No obran así los evangelistas. En la lista aparece -y casi subrayado- Farés, hijo incestuoso de Judá; Salomón, hijo adulterino de David. Los escritores bíblicos no ocultan -señala Cabodevilla- que Cristo desciende de bastardos.


Y digo que casi lo subrayan porque no era frecuente que en las genealogías hebreas aparecieran mujeres; aquí aparecen cuatro y las cuatro con historias tristes. Tres de ellas son extranjeras (una cananea, una moabita, otra hitita) y para los hebreos era una infidelidad el matrimonio con extranjeros. Tres de ellas son pecadoras. Sólo Ruth pone una nota de pureza. No se oculta el terrible nombre de Tamar, nuera de Judá, que, deseando vengarse de él, se vistió de cortesana y esperó a su suegro en una oscura encrucijada. De aquel encuentro incestuoso nacerían dos ascendientes de Cristo: Farés y Zara. Y el evangelista no lo oculta. Y aparece el nombre de Rajab, pagana como Ruth. y «mesonera», es decir, ramera de profesión. De ella engendró Salomón a Booz.


Y no se dice -hubiera sido tan sencillo- «David engendró a Salomón de Betsabé», sino, abiertamente, «de la mujer de Urías». Parece como si el evangelista tuviera especial interés en recordarnos la historia del pecado de David que se enamoró de la mujer de uno de sus generales, que tuvo con ella un hijo y que, para ocultar su pecado, hizo matar con refinamiento cruel al esposo deshonrado.


¿Por qué este casi descaro en mostrar lo que cualquiera de nosotros hubiera ocultado con un velo pudoroso? No es afán de magnificar la ascendencia de Cristo, como ingenuamente pensaban los racionalistas del siglo pasado; tampoco es simple ignorancia. Los evangelistas al subrayar esos datos están haciendo teología, están poniendo el dedo en una tremenda verdad que algunos piadosos querrían ocultar pero que es exaltante para todo hombre de fe: Cristo entró en la raza humana tal y como la raza humana es, puso un pórtico de pureza total en el penúltimo escalón -su madre Inmaculada- pero aceptó, en todo el resto de su progenie, la realidad humana total que él venia a salvar. Dios, que escribe con lineas torcidas entró por caminos torcidos, por los caminos que-¡ay!- son los de la humanidad.
J.L. MARTIN-DESCALZO
VIDA-MISTERIO/1.Págs. 66-68

17 de diciembre del 2011 3er sábado del adviento B


Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis  (49, 2. 8-10)

En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les habló así: “Acérquense y escúchenme, hijos de Jacob; escuchen a su padre, Israel. A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; pondrás la mano sobre la cabeza de tus enemigos; se postrarán ante ti los hijos de tu padre. Cachorro de león eres, Judá: has vuelto de matar la presa, hijo mío, y te has echado a reposar, como un león. ¿Quién se atreverá a provocarte?
No se apartará de Judá el cetro, ni de sus descendientes, el bastón de mando, hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos le deben obediencia”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio  según san Mateo (1, 1-17)

Gloria a ti, Señor.





Genealogía de Jesucristo,hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará; Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé, y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá, Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIÓN SOBRE LA PALABRA DE DIOS DEL DÍA

Dejarse sorprender por Dios

La bendición del Patriarca Jacob para cada uno de sus hijos se detiene preferentemente sobre Judá, a pesar que este no sea el mayor de todos. Judas se ve ante la promesa de una descendencia real con un tono que sorprende por su carácter agresivo, ya que es descrito como una especie de felino, un león joven de regreso de la caza y preparado para atacar de nuevo.

La genealogía (la lista de la familia y los orígenes) de Jesús nombra y hace bello eco de la figura de Judá y a su descendencia real en la persona de David y de Salomón. Pero acá, no hay ninguna muestra o señas de violencia y de sed de poder. Al contrario,  Mateo se regocija (se place) de subrayar el enraizamiento de Jesús en la historia humana, con actores de carne y hueso, capaces de los más bellos impulsos (o muestras) de generosidad, pero también capaces de las más grandes infidelidades. Es esta historia de Gracia, pero también de pecado que Cristo asume plenamente, y es en el corazón de la historia que el Espíritu surge  y confecciona un mundo nuevo.

Si Jesús es bien el “león de la tribu de Judá” como cantan tantas canciones carismáticas, no olvidemos también que Él es “el cordero “, símbolo de humildad y de vulnerabilidad, e imagen de un “Dios hecho carne” (verbo hecho hombre).

16 de diciembre del 2011: 3er viernes del adviento B

Recuerdo que todos los 15 de diciembre o el 16 muy tempranito , allá en Marquetalia mi pueblo, salía con otras personas, amigos y vecinos en búsqueda de palmiche (una especie de palma) para decorar el fondo del pesebre.  En aquel tiempo principios de los 80’s no era un oficialmente un delito ecológico, ir a la montaña o a la zona rural a cortar estos arbustos para darle más vida, color y fragancia a nuestros pequeños pueblos que recreaban el país del Hijo de Dios.
 
Eran días de mucha alegría, entusiasmo e ilusión navideña, cuando creíamos de una manera primitiva, fantástica e ingenua en el Niño  Dios…Cuando no estábamos “equivocados” ni errados, porque creer es vivir, pues  si no somos como niños no podemos entrar ni descubrir ni apoderarnos del Reino de Dios como dice Jesús.

Es cuando nos hacemos un poco más “grandes”, cuando la razón nos oprime y ahoga la ilusión que devenimos “equivocados” al creer que Dios no existe y que no lo necesitamos en nuestras vidas…

Dando  también la razón a las teorías psicológicas freudianas, la niñez es la época que más nos marca, porque de acuerdo a como vivamos esta etapa de la vida, de ella dependerá el resto de nuestra existencia.

No más ayer tenía una emocionante experiencia y quiero compartirla con ustedes. Después de 30 años sin saber nada más de él, gracias a una de las redes sociales sobre Internet me encontré a uno de mis mejores (sino el mejor) amigos de la infancia…Y ha sido la oportunidad para rememorar entrañables momentos de espontaneidad, amistad, solidaridad, trabajo y diversión juntos. Esta experiencia me lleva a reafirmar que nunca hemos de renunciar a “ser como niños”, no dejar de sorprendernos, “escuchar y acatar nuestros mayores”, respetar y guardar silencio ante el misterio, aceptar la vida como viene, ser dóciles, olvidar rápidamente las ofensas, pelear y volver a reconciliarse,  y sobre todo tener abierto el corazón y la mente de manera permanente a la alegría.

No me equivoco al afirmar que eso es la NAVIDAD, tener la capacidad de revivir el niño en nosotros. 

En algún capítulo de la primera temporada de la famosa serie gringa “Ley y Orden”, dos de los agentes detectives protagonistas conversan acerca de un caso de violencia y tolerancia, y ante la actitud pesimista de su compañero,  uno interroga al otro “es que nunca se te ocurre pensar en la bondad de los otros, en que es posible perdonar? “- si- responde su camarada -dos veces al año: por pascua y por navidad.

Así debería permanecer la niñez, estar presente en todos los días de nuestro vivir, en nuestra mente y corazón, siempre abierta al misterio, a la esperanza, a la alegría y al perdón.

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Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (56, 1-3. 6-8)

Esto dice el Señor: “Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar. Dichoso el hombre que hace esto y en ello persevera, el que se abstiene de profanar el sábado, el que aparta su mano de todo mal. No diga el extranjero que ha dado su adhesión al Señor:
‘Sin duda que el Señor me excluirá de su pueblo’.
A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración.
Sus holocaustos y sacrificios serán gratos a mi altar, porque mi casa será la casa de oración para todos los pueblos”. Esto dice el Señor Dios, que reúne a los dispersos de Israel: “A los ya reunidos, todavía añadiré otros”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 66

Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.

Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos y
riges en la tierra a las naciones.

Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.
La tierra ha producido ya sus frutos,
Dios nos ha bendecido.
Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
Bendigamos a Dios,
nuestro Señor.

 Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Ven, Señor, y concédenos tu paz para que nuestro corazón se alegre en ti con alegría perfecta.
Aleluya.

 Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (5, 33-36)

Gloria a ti, Señor.



En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz.
Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXION DE KOINONIA.ORG

Hoy tenemos que dejarnos interpelar por la Palabra de Dios para comprender la identidad del cristianismo que profesamos y la manera cómo lo vivimos.

En el evangelio de San Juan, Jesús vuelve a valorar el testimonio de Juan el Bautista y la naturaleza de su predicación. Juan fue muy claro al decir que no era le Mesías, ni Elías, sino una voz que clama en el desierto y que invita a la conversión, a volverse a Dios dejando atrás todo aquello que por el pecado distancie del querer de Dios. Fue una luz en medio de la oscuridad, odiada y apagada por quienes se benefician de las tinieblas.

Jesús muestra que, además de la conversión, se necesita la construcción de una sociedad más justa, sin excluidos, sin enfermos en las calles, sin endemoniados en los caminos. Jesús gasta su vida incluyendo a los que la sociedad excluye y desprecia por alguna razón o interés. Para avanzar en esa construcción hay que relativizar el valor sagrado de las leyes, de las estructuras.

Hoy en día vivimos en una sociedad gobernada por los señores de la oscuridad, que por sus intereses, sobre todo de tipo económico, han llevado a los pueblos a la miseria y los han dejado sumidos en la explotación, la marginación y el hambre.