martes, 12 de marzo de 2013

17 de marzo del 2013: 5o Domingo de Cuaresma C


El evangelio de este domingo nos invita a adoptar una mirada nueva frente a nuestros semejantes que pretendemos juzgar y  condenar, señalar con el dedo, olvidando que también nosotros tenemos errores. Hay que mirar primero la paja en  nuestro ojo antes de sacar la del ojo ajeno.

Hemos de ser misericordiosos con nuestros hermanos, ser tolerantes, comprensivos, buscar que se convierta, y que resurja, antes que condenarlo o hundirlo. El Señor Jesús nos invita hoy a tener la misma mirada del padre en amor y misericordia.



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 8, 1- 11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al Monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y colocándola en medio, le dijeron:
-- Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adulteras: tú, ¿qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo, y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
-- El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y se quedó solo Jesús y la mujer en medio de pie.
Jesús se incorporó y le preguntó:
-- Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Ninguno te ha condenado?
Ella le contestó
-- Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
-- Tampoco yo te condeno. Anda y adelante no peques más.

Palabra del Señor



A guisa de introducción:

“Vete, y en adelante no peques más”

Estas palabras fueron pronunciadas por Jesús en presencia de una mujer sorprendida en flagrante delito de adulterio.

Los fariseos que la acusaban querían que se le lapidara (muerte a pedradas) como la ley lo mandaba.  Jesús se niega a tal condenación y dice simplemente a sus acusadores: “Aquel entre  ustedes que no tenga pecado que tire la primera piedra”.

Palabras iluminadoras y salvadoras. Palabras de un corazón que ama y perdona. Estas palabras han atravesado el tiempo y aun perviven…y ellas nos iluminarán hasta el final de los tiempos a ustedes y a mí, a aquellos que nos rodean, a todos aquellos que habrán habitado, habitan y habitarán la Tierra.

La mujer había sido llevada por varios hombres ante Jesús, solamente por hombres. Ella permanecía silenciosa, avergonzada. Ella bajaba la mirada, sabiéndose culpable, condenable y condenada.

“Vete y en adelante no peques más
Todo era oscuridad en ella y ante ella, y he aquí que un camino de luz se le abre. Todo estaba muerto en ella, y he aquí que la vida se le es ofrecida nuevamente. Generosidad de Dios. Indecible amor de Dios. Nunca nosotros  contemplaremos lo suficiente,  este
amor. Jamás lo cantaremos con la debida convicción, felices de saber que este amor nos es personalmente ofrecido como es ofrecido a todos.

La ley no ha sido abolida. Jesús no ha cerrado los ojos ante el mal que se ha cometido. Él, simplemente  ha proclamado que el amor debe prevalecer o  y ser puesto por encima de todo.



Aproximación psicológica del evangelio:

Arreglen ustedes sus problemas primero:

Podemos imaginar fácilmente a los fariseos exacerbados y o excitados por sus propios deseos sexuales o sus dudas pensando en la  fidelidad de sus propias esposas.

Esta mujer que acababa de pasar la noche con su amante (la escena ocurre muy de mañana) podía entonces atizar tanto su envidia como su hostilidad.

Pero esta interpretación es hipotética y es posible igualmente ver a los fariseos furibundos por una moral sexual que ellos mismos estiman o consideran superada, al menos en lo que concierne a la represión del adúltero (a). El texto, en efecto no deja entender que ellos quieran ejecutar a la mujer. Pero la ocasión es propicia para empujar a Jesús hacia la trampa e implicarlo en una posible situación embarazosa donde  Él debe tomar el riesgo de decir en voz alta lo que todo el mundo dice en voz baja, de acuerdo a lo que el texto cuenta explícitamente en el versículo 6.

De igual manera como en otras situaciones, donde Él siente que se le quiere poner una trampa, Jesús decide no pronunciarse sobre el contenido del problema. El v.11 muestra que Jesús no toma el adulterio a la ligera. Pero con esto les  hace entender que el problema es de la mujer implicada y de su prometido (novio o compañero). Comiencen por arreglar sus propios problemas y enseguida ustedes verán de manera más clara para intervenir en la vida de los demás (cfr. Lucas 7,1-5). Dense cuenta de su propia fragilidad y sus propios errores, y esto les ayudará a situarse más humanamente frente a los pecados de los otros.

Según su costumbre, Jesús reenvía sus interlocutores a su propia experiencia vivida.  Consciente del carácter provocador de su reacción, se las arregla para que nadie muera de manera inútil al final de este proceso. Para librar a sus interlocutores de la vergüenza de cruzar su mirada y para dar tiempo de olvidar o hacer recular lo que acaba de suceder, Él se inclina de nuevo en el suelo y permanece en silencio.

Y cuando ya nadie les rodea y solo frente a la mujer le dice a ésta: “Yo tampoco, yo no te puedo condenar, conozco demasiado la fragilidad humana y la ternura del Padre”.

A través de la mujer es a nosotros que esta Palabra es dirigida: ve y no peques más, ni por debilidad, como ella, ni por dureza como ellos.




REFLEXIÓN CENTRAL

Cuál es el pecado más horroroso ?

Como no conocemos el contexto de este relato, que es añadido al Evangelio, no sabemos las razones por las cuales a Jesús quieren “ponerle una trampa”. Pero dada la semejanza con los acontecimientos del final de la vida de Jesús, según nos cuentan los Sinópticos, podemos pensar que el drama ya se ha desencadenado y  se pretende por todos los medios encontrar argumentos para un juicio que ya está decidido. En ese sentido, el texto es semejante al de la moneda del impuesto al César. Tampoco es fácil saber exactamente cuál es la trampa, pero parece ser ponerlo en la disyuntiva entre ser fiel a la ley de Moisés, y consentir en que la adúltera sea apedreada, con lo que su insistencia en la misericordia se revela “hipócrita”, o insistir en la misericordia con lo que se manifiesta como infiel a lo mandado por Moisés.

A Jesús no van a buscarlo porque confíen en su buen criterio o porque reconozcan autoridad a su palabra, o porque él pueda decidir la suerte de la mujer. En realidad, en este drama ni Jesús ni la mujer son importantes. Ambos son rechazados por los escribas y fariseos. Jesús, porque buscan atraparlo, la mujer porque es una simple excusa para ese objetivo. Por eso, porque su palabra en realidad no importa es que el Señor se inclina para escribir en tierra.  Manifiesta su desinterés por la cuestión, como ellos también la manifiestan.

Somos tan prontos a juzgar y condenar, nosotros los hombres. ¡Es tan fácil en este caso! Nada menos que una adúltera, descubierta en plena infidelidad. Hay que aplicarle el rigor de la ley: ¡debe ser apedreada! De paso, veremos cuánto de fiel a la ley es Jesús. La actitud del Señor no parece ser muy atenta; casi, hasta parece indiferente... Juzgar y condenar, en nuestras actitudes, muchas veces van de la mano, se le parecen. Los hombres ya condenaron, falta que hable Jesús, para condenarlo también a él.

¿Sexo? ¡Horror! Para tantos, todavía sigue siendo el más grave y horroroso de los pecados. Es cierto que muchas veces nos hemos ido al otro extremo, y no hablamos ya del tema, pero cuántas veces nos encontramos con actitudes o comentarios que parecen que el único pecado existente es el pecado sexual. La envidia, la ambición, la falta de solidaridad, la injusticia, la soberbia, y tantos otros, parecen no existir en la “lista”. El sexo es "el" pecado. Esa es, también, la actitud de los acusadores de la mujer: fue descubierta en pleno pecado, ¡debe ser apedreada! "-Muy bien, el que no tenga pecado, tire la primera piedra". Y, casualmente, los primeros en retirarse son los ancianos, los que ya no tienen "ese" pecado. Muchos pecados hay, no uno, pero nosotros juzgamos, ¡y hasta condenamos!

Sería casi sin sentido hacer una lista de todos los pecados de nuestro presente; sería sin sentido porque sería interminable: basta con leer casi cada página de los diarios... ¿Quién considera pecado sus opciones políticas que miran sus intereses y no lo que mejor beneficie la causa de los pobres? ¿Quién considera pecado su falta de solidaridad con los marginados de su mismo barrio o región? ¿Quién considera pecado su "no te entrometas", o su falta de compromiso político para que los pecados desaparezcan?... Y, en esa misma línea: ¿quién no considera un pecado atroz y gravísimo a una madre soltera, o todo lo relacionado con el sexo?, ¿quién no considera verdaderamente intolerable toda cercanía siquiera con prostitutas...? Este, que hoy leemos, fue el texto comentado por monseñor Romero en su célebre última homilía: “No encuentro figura más hermosa de Jesús salvando la dignidad humana, que este Jesús que no tiene pecado frente a frente con una mujer adúltera... Fortaleza pero ternura: la dignidad humana ante todo... A Jesús no le importaban (los) detalles legalistas... Él ama, ha venido precisamente para salvar a los pecadores... convertirla es mucho mejor que apedrearla, ordenarla y salvarla es mucho mejor que condenarla... Las fuentes (del) pecado social (están) en el corazón del hombre... nadie quiere echarse la culpa y todos son responsables... de la ola de crímenes y violencia... la salvación comienza arrancando del pecado a cada hombre." "-No peques más".


REFLEXIÓN (2)

La ley o la vida

“Le traen a Jesús una mujer sorprendida en adulterio y le dicen: Maestro, la ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. ¿Tú qué dices?” San Juan, cap. 8.

Un abogado descubre con sorpresa que el culpable en el caso que investiga es el novio de su hija. Todo está listo para la boda. La joven se entera y una noche interroga entre lágrimas a su padre: ¿Para qué son las leyes? Para destruir o para rehacer al hombre? ¿No podría yo rehabilitar a Jaime?

Los fariseos colocan a Cristo en un delicado parangón: Si perdona a la adúltera podrán acusarlo de obrar contra la ley. Si ordena apedrearla ¿en dónde están su comprensión y mansedumbre?

Jesús apela a la conciencia de los acusadores, con una respuesta decisiva: “El que esté sin pecado que le tire la primera piedra”. Y mientras tanto, escribe con el dedo en el suelo. Quizás recordaba a los acusadores la lista de sus delitos.

San Juan no omite un detalle interesante: “Se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos”. A veces los adultos somos los más culpables por nuestras actitudes de injusticia. Gozamos de experiencia y de poder decisorio, pero no deseamos arriesgar nuestros privilegios.

Jesús no niega la culpabilidad de la mujer, pero tampoco ordena darle muerte. La salva. Es su tarea: Rehabilitar al hombre. “Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más”.

Nosotros no actuamos como Jesús. Casi siempre pedimos que se aplique la ley hasta sus últimas consecuencias, sin preocuparnos por las situaciones que dieron origen al delito. Una ley que muchas veces no salva sino que destruye. O rasgamos las vestiduras con gesto de comediante ofendido. O escondemos la cabeza como el avestruz, en la amable tibieza del hogar, en nuestras cuentas bancarias, o en una altiva confesión: “Yo no soy como los demás hombres”.

Pero las actitudes serias, las medidas audaces y cristianas, las acciones comprometidas para salvar al hermano, para mejorar nuestra sociedad, ¿en dónde están?

Al correr de los días siguen creciendo nuestros hermanos sin pan, sin techo, sin escuela, sin atención médica, sin amor. Es imposible ser bueno cuando se nace marginado de todo, mirando desde lejos a quienes todo lo tienen y están ciegos y sordos en su abundancia.

Al tomar la piedra para destruir al hermano, recordemos que alguna vez nos vamos a encontrar solos frente al Señor, como dice al final el evangelista: “Quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie”.

                                                           P. Gustavo Vélez  (Calixto). Mxy



OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:

-        
Cada día, diré a Dios: “Gracias por todos los perdones que he recibido de Ti”.

-        Durante la semana, me esfuerzo por acercarme a una persona con la cual esté enojada o viviendo un conflicto (crisis de comunicación).


-        Pienso en los hombres que habían llevado la mujer adúltera ante Jesús. Me pregunto si se me ha ocurrido comportarme como ellos.




ORACIÓN-MEDITACIÓN

Señor,
como es de fácil reconocerse hoy
en la actitud de los escribas y de los fariseos del evangelio!
Nosotros también estamos prontos a juzgar y a condenar!
Tenemos siempre piedras en las manos,
listas para tirárselas a los demás!

Pero Tú, te niegas a condenar,
Tú te niegas a encerrar el ser humano en su pasado
o a reducirlo solo a su pecado.
Tú le das siempre una nueva oportunidad,
puesto que lo sabes capaz de cambiar,
de volverse a poner de pie y de reinventar su vida.

Dios de ternura y de piedad,
lo que has hecho hoy por la mujer adultera,
Tú lo haces también por nosotros, cuando nos pasos nos alejan de Ti.
Y Tú nos invitas a hacer lo mismo por los otros.
Enséñanos siempre a mirar al fondo de nosotros mismos
antes de lanzar la piedra a los otros.
Ayúdanos a seguirte sobre el camino del perdón
y a saber darnos también una segunda oportunidad.
Permítenos siempre creer en un avenir posible,
Sin importar como sea nuestro pasado y nuestra historia.



REFERENCIAS:

-        Pequeño misal “Prions en Église”, edición quebequense, 2010.

-        HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

-        http://tejasarriba.org (Sitio virtual del P. Gustavo Vélez. mxy)




lunes, 11 de marzo de 2013

En los 105 años de la muerte del autor del “LIBRO- CORAZÓN” (“Cuore”) EDMUNDO DE AMICIS


Yo considero a EDMUNDO DE AMICIS, como me gusta llamarlo, como uno de mis maestros espirituales de vida…Un hombre que con su literatura muy humana y muy sentimental a la vez ha inspirado mis valores y despertado el amor por la lectura, el periodismo, los viajes y la pedagogía.   (el autor del presente blog)





Recuerdan ustedes al pequeño Marco? Aquel personaje de la serie de dibujos animados que gritaba  mientras cantaba sobre un fondo de música pegajosa: “Mamá, no te vayas mamá, no te vayas de mi…adiós mamá…donde quiera que tu vayas te esperaré…”

Si Marco, ese pequeño personaje que junto a Heidi y Remi nos enternecieron y nos hicieron llorar por su soledad, su sufrimiento, sus viajes, sus separaciones de los seres queridos, su búsqueda, sus alegrías…

Además de Marco se acuerdan de una serie también de dibujos animados llamada “Corazón”?  y cuyo protagonista era un niño en edad escolar llamado Enrique (Enrico en italiano) que contaba a manera de diario sus vivencias junto a sus compañeros, maestros y familia en la escuela?

A mí particularmente me llamó la atención “Corazón”, esa serie de dibujos animados proveniente de Japón (de donde nos vinieron las nombradas anteriormente, Centella, Candy, etc).

“Corazón”, que se transmitió a principios de los 80s en Colombia, fue una serie distinta y muy atractiva para mi, pues por primera vez veía “muñequitos serios”, es

sábado, 9 de marzo de 2013

10 de marzo del 2013: 4º Domingo de Cuaresma (C)


Lo primero que hay que hacer al escuchar esta parábola del Hijo Prodigo, es comparar la imagen que tenemos de Dios con la imagen que Jesús nos da de su Padre. El primer objetivo de la parábola es enseñarnos, en efecto, quién es Dios. Charles Peguy, ese gran poeta francés escribía: “Si todos los ejemplares del evangelio debieran ser destruidos en el mundo, sería necesario que se guardara al menos una página, aquella que relata la parábola del Hijo Prodigo para comprender quién es Dios: ese padre que aguarda, que espera, abre sus brazos, perdona y organiza una gran fiesta por el regreso de su hijo”.




EVANGELIO
 LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 15- 1-3.11-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos.
-- Ese acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola:
-- Un hombre tenía dos hijos: el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna" El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país, que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces se dijo:
"Cuantos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: "Padre he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros."
Se puso en camino adonde estaba su padre: cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo:
"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”:
Pero el padre dijo a sus criados:
"Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo, ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado."
Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó que pasaba. Este le contestó:
"Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud."
El se indignó y se negaba a entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre:
"Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres le matas el ternero cebado."
El padre le dijo:
"Hijo, tu estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido, y lo hemos encontrado."
Palabra del Señor


A guisa de introducción:

Un retrato del Padre: de tal Padre tal hijo

Nos encontramos este 4º domingo de cuaresma, llamado “Domingo de la alegría” con una de las páginas más bellas del evangelio. A mí personalmente, lo confieso, me marcó y fue definitiva su influencia en mi vocación cristiana y sacerdotal. 

Yo tuve la suerte de encontrarme a muy temprana edad con una edición del evangelio de San Lucas,  un librito que contenía solo la versión de la vida de Jesús según el 3er evangelista, misteriosamente y o quizás gracias a la providencia llego a mis manos y fue de mis primeras lecturas.   Desde ahí percibí a san Lucas como el cronista de la misericordia y descubrí  que esta parábola del Hijo prodigo es exclusividad de él.

La parábola habla por sí sola y Jesús al contársela a los fariseos y publicanos quiere ante todo dejar claro que EL NO HACE DIFERENCIA DE PERSONAS, y que de igual manera también su Padre del cielo actúa así…”No he venido a llamar  a los que están sanos, a los que se portan bien, sino a los pecadores”. Jesús así presenta un retrato fiel del Padre, grande en misericordia, pleno de amor y de ternura. El es un Dios que perdona, que ama, que espera y da otra oportunidad.

La mayoría de nosotros conoce bien esta historia. El hijo menor dilapida (malgasta) su parte de la herencia y vuelve  “como el perro arrepentido con el rabo entre las piernas”  a su casa donde el padre lo recibe con alegría desbordada. El hijo mayor, fiel en todo, se niega a unirse y celebrar la fiesta de regocijo por el retorno del “ingrato”. El padre perdona al hijo menor de manera incondicional e interpela al hijo mayor para que se una a los otros miembros de la familia, pero ignoramos cuál fue la respuesta de éste a la invitación paternal. Será que él decide quedarse aislado o se une finalmente al grupo? 

Al otro día habrá compartido la mesa con su hermano y su padre? 

Por esta historia, repito, Jesús desea revelar la grandeza del amor del Padre y su infinita misericordia y al mismo tiempo describe lo difícil que es darle lugar al perdón, un perdón a dar o a recibir, de Dios o del prójimo.

El Señor nos llama a vivir y a extender la misericordia en todos nuestros ambientes, tanto que creó una bienaventuranza: “Bienaventurados (o FELICES) los misericordiosos porque ellos obtendrán misericordia!




Aproximación psicológica del evangelio

Perdón para el crecimiento personal

De cara a la guerra y los conflictos armados, desde hace unos años para acá y enhorabuena,  el gobierno colombiano  y ciertos organismos han impulsado un movimiento  donde  la verdad, el perdón, la reparación de victimas y la reconciliación son protagonistas.  Allí la justicia reparadora es importante y con la ayuda de humanistas y psicólogos cada vez se trata de convencer tanto a víctimas como a victimarios que solo la reconciliación y no “sólo perdón y olvido” es esencial para encontrar la paz de nuevo. Igualmente en Canadá, después de algún tiempo existe un movimiento llamado “justicia reparadora” y su objetivo es privilegiar soluciones nuevas diferentes a la tradicional que consiste en castigar a los criminales o a los que caen en error…Su motivación? De acuerdo a un reporte del ministerio de justicia canadiense, los riesgos de recaída o reincidencia criminal  son mínimos con esta nueva visión. Un espíritu pragmático podría agregar: “esto cuesta más a corto plazo, pero es menos caro a largo plazo”. De igual manera, existe entre los psicólogos americanos un movimiento de crecimiento personal donde el perdón es la sexta y última etapa, después de haber pasado por el reconocimiento de su sufrimiento y la cólera. Dentro de esta perspectiva, el perdón es una forma final de la liberación. Y entonces dónde se sitúa la parábola de Jesús en todo esto?

En el centro de la parábola, hay un padre con el corazón destrozado porque su hijo no está ya más ahí y los lazos se han cortado. Sin desesperar, él espera el retorno de su hijo, él vela sin cesar, mirando hacia el horizonte con el fin de poderlo percibir desde lejos una vez vuelva. Antes, cuantas veces habrá mirado a lo lejos inútilmente? De modo sorprendente, no hace ningún reproche. Por el contrario arma la fiesta, una fiesta inmensa, desmedida. Hay algo de locura en la actitud del padre. La alegría inmensa que lo habita, esta “locura” que lo guía desea traducir su amor desbordado, inconmensurable e inmortal. Cuando Jesús cuenta esta parábola, Él me dice: “Mira a tu Dios, mira a tu Padre, he aquí lo que yo trato de decir a través de la totalidad de mi vida”. He aquí lo que dice la fe cristiana en todo ese debate sobre la justicia y el perdón. Pero esta percepción no es lo suficiente evidente para aquel o aquella que nunca ha hecho concretamente la experiencia…Cuántos padres de familia echan a sus hijos drogadictos de la casa aduciendo que en ella hay principios y no se toleran las drogas?

Pero hay más. Cuando el hijo menor se confiesa indigno de ser un hijo y se prepara para asumir las tareas de sirviente, el padre que lo ve de manera diferente, le pone el anillo o brazalete, signo de su dignidad de hijo. El reto o desafío del hijo: verse igual de grande como su padre lo ve. De igual modo, el hijo mayor no se conoce: él se ve como un servidor obediente al pie de la letra a su amo, y que no puede tomar un cabrito siquiera para festejar con sus amigos, cuando por el contrario, el padre le dice: pero veamos, todo lo que tengo es tuyo, todo lo mío te pertenece, tú tienes los mismos privilegios que yo tengo.

En el debate de cara a los que se oponen y hacen mal ambiente, una pequeña porción de nuestra sociedad percibe la fuerza liberadora del perdón. Es en este contexto que la fe cristiana, repito, aporta una contribución fundamental, revelando este rostro del padre a la fuente de nuestras vidas y revelando lo que es un ser humano ante Él.

Por qué no podríamos ser como este Padre que espera, mira a lo lejos cada día y que nunca dice: “No más, se acabó, no hay que esperar más, no hay nada más para hacer”. Si yo amo, yo estoy condenado a una espera infinita, esperando siempre ver aparecer mi hijo a lo lejos.

El tiempo de Cuaresma simboliza esta larga caminada hacia la tierra prometida. Con aquellos que esperan la reconciliación en este mundo, continuemos la marcha. Sepamos que una marcha nunca es muy larga para quien sabe amar. Esa fue la actitud de Jesús, por qué no puede ser también la nuestra?




REFLEXIÓN CENTRAL

De tal padre tal hijo (a)…De tal palo tal astilla

Pensándolo bien, hay un poco de estos dos hermanos en cada uno de nosotros. A veces somos como el hijo menor. Buscamos construir nuestras vidas sin Dios. Nos aventuramos insensatamente en la autosuficiencia y negamos su existencia basados en las opiniones infundadas y los intereses ateos de otros, nos dejamos arrastrar por la corriente manipuladora de los medios de comunicación…si, negamos con rapidez y negligencia el misterio del totalmente OTRO y nos entregamos irresponsablemente al ateísmo (negando a Dios)  sin profundizar en la propia fe, sin pedir a nuestros padres las razones de su creencia y sin adentrarnos siquiera un poco en nuestra ciencia teológica.

Pero cuando llega una crisis o afrontamos una dificultad, nos volvemos hacia Dios y esperamos que Él arregle todos nuestros problemas. Y entonces nos mostramos dispuestos a muchas conversiones de estomago, siempre y cuando Dios nos provea y nos de todo lo que deseamos.

En otras ocasiones nos parecemos al hijo mayor. Vemos a Dios como un amo o capataz exigente, alguien ante quien no tenemos otra elección que servir, mismo si deseamos hacer otra cosa; vemos a Dios como alguien que nos debe algo puesto que hacemos lo que Él nos manda. Y sobre todo, nos parecemos al hijo mayor cuando se nos dificulta amar a los hermanos y hermanos (semejantes) que nos rodean.

Por fortuna, la Buena Noticia de este domingo no se encuentra del lado de los hijos. La Buena Noticia de este domingo la encontramos del lado del padre. Ante todo, él acepta dejar partir a su hijo menor con su herencia. Sin cesar, él escruta el horizonte con la esperanza de que volverá. Cuando lo ve revenir a lo lejos, corre hacia él, se lanza entre sus brazos y lo cubre de besos. Él no le hace ningún reproche, pero a través de gestos concretos a su hijo más joven le restablece en su dignidad de hijo. Como dicen los mexicanos qué padre! Este hombre con corazón de madre!

Cuando Jesús nos cuenta la parábola del hijo prodigo, nos revela los verdaderos rasgos de Dios, nuestro Padre. Él nos dice de nuevo que Padre tan amoroso y amante tenemos. También, Jesús nos revela el deseo ardiente de nuestro Padre de devolvernos nuestra dignidad  de hijos de Dios, su deseo de reconciliarnos con Él, su deseo de reconciliarnos los unos con los otros.

Cuál es nuestra reacción ante los hijos, la esposa, el marido, que nos dejan? Ante la ingratitud o las calumnias que nos afectan, y mucho más cuando vienen de nuestros parientes y cercanos? Cólera? Venganza? Palabras que matan? “ Ojo por ojo, diente por diente “,  “él está muerto, ella está muerta para mi. “Tu no eres más mi hija (o), mi padre, mi madre”.

Quieren conocer ustedes la alegría plena, la felicidad completa? Aprendan a parecerse o a asemejarse al Padre, a dar y a perdonar…que se pueda decir de nosotros: “De tal padre tal hijo (a)”, “Hijo de tigre sale pintado”…

Pero la parábola de Jesús termina sin que sepamos si el hijo mayor se reconciliará con su hermano. No sabemos tampoco si los dos hermanos reconocerán, en fin, se darán cuenta del padre extraordinario que tienen.

Nos corresponde a nosotros escribir el fin de la parábola en lo cotidiano de nuestras vidas.




OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA

1.     Verifico mi confianza en la misericordia de Dios: estoy convencido que Dios me acoge y me perdona en todo lo que yo soy?

2.     Realizo gestos concretos que favorezcan la reconciliación: vivir el sacramento de la penitencia y de la reconciliación, volver a comunicarme o fortalecer los lazos con alguien de quien me había alejado, visitar una persona sola o marginada, colaborar con un organismo humanitario, etc.




ORACIÓNMEDITACIÓN

Hijo pródigo, hijo mayor,
Hija prodiga, hija fiel,
Padre inflexible y severo, padre alcahuete y bonachón,
Madre ingenua, madre vigilante?
Yo no sé quién o qué soy
Y me niego mismo a saberlo.
Yo querré justo y  todo simplemente
Acoger la revelación del amor del Padre
Que Tú me develas o descubres) en esta parábola, Señor.
Mis errores no acaban,
Por  momentos hijo menor, a ratos hijo mayor,
Yo navego entre el perdón para mí
Y la severidad (exigencia) para el otro.
Permíteme hundirme simplemente en la alegría del Padre.

Amén.


REFERENCIAS:

-         Pequeño misal “Prions en Église”, edición en francés, Quebec, 2013.

-         http://mystereetvie.com

-         http://kerit.be

miércoles, 6 de marzo de 2013

HUGO CHÁVEZ: Luces y sombras de todo ser humano...

Ha muerto HUGO CHAVEZ, el presidente de Venezuela por 14 años.

Un ser humano polémico, alabado por unos y criticado por otros. Odiado y amado dentro y fuera de su país.

Fiel a sus convicciones revolucionarias desde su juventud, hizo progresos hacia un socialismo y una forma de democracia justa, acertada en ciertas cosas pero equivocada en otras.

Sin lugar a dudas, el presidente Chávez desde 1999 hizo conocer al país suramericano en todo el mundo, y que superara esa lacónica imagen por la cual era referenciado,  yendo más allá de las celebres novelas para llorar y de las reinas fabricadas en quirófanos y pasarelas que han reportado tantas coronas de Miss Universo.

A resaltar su profunda y “loca” admiración por el caudillo y llamado “libertador de 5

domingo, 3 de marzo de 2013

En el día internacional de la audicion: Hablando de orejas, de oidos...y otros apuntes auditivos


Hace 7 años, en los comienzos de este blog,  escribí unos inocentes y espontáneos ensayos a propósito de varios temas  como mi pueblo=Marquetalia, mi experiencia entre los mafa de Camerún –África ,  el fútbol, los sentidos (olfato=nariz, visión=ojos, tacto=manos), recogidos en el libro “Marquetalia, yo y otros nombres” y se me quedaron entre el tintero y o pendientes por ejemplo,  temas como la audición= oído=orejas, y el gusto =lengua=boca.

Ayer precisamente pensaba en esos ensayos faltantes sobre los sentidos y aprovechando que hoy es la jornada mundial de la audición les ofrezco mis ocurrencias y reflexiones sobre la audición, el oído, las orejas…

Empezaré como es costumbre hablando de mi experiencia personal con los órganos de la audición. No puedo negar que en mi infancia mis orejas fueron causa de muchos complejos y ”martirio”, del bullying o matoneo que llaman, debido a la burla de mis camaradas escolares. Era recurrente que alguien me las tocara o peor me las halara (mis padres, algún profesor) y esto era muy hiriente para mi dignidad. Mi malestar con las orejas se equiparaba con la misma insatisfacción y vergüenza que sentía por mi nariz y mis ojos…Definitivamente cuando uno es acomplejado o esta traumatizado con su apariencia física poco o nada le gusta. Por eso quizás era tan “pelion”, solitario, tímido e introvertido.

No diré acá nombres propios de compañeros que se burlaran abiertamente de mis orejas pero les contaré que alguno me llamaría “Dumbo” por aquel elefante gracioso y tierno de Disney que volaba con sus grandes apéndices de la cabeza…y cuando aquel me llamaba Dumbo no sabía si reír o llorar…

Todavía, De pequeño, alguna vez me desmoralizaría y pondría peor, cuando le escuché a alguien decir que la nariz y las orejas crecían mucho más con la edad, es decir con el paso del tiempo y que por ello los ancianos tiene desproporcionadas orejas e inmensa nariz…y me decía para mis adentros: qué esperanzas, Gustavo…prepárate para lo peor!

Por fortuna,  esas cosas con el tiempo se olvidan y se superan. Hoy puedo decirlo abiertamente y sin complejos, me gustan mis orejas, las acepto y las quiero…je,je.

El sentido de la audición es maravilloso y en definitiva es indispensable para el aprendizaje de la vida, para modelar nuestra humanidad y descubrir el mundo. A Dios debo darle las gracias porque nací sin ningún problema auditivo, desde pequeño he disfrutado de todos los sonidos, me he deleitado con las palabras tiernas de amor y estimulantes,  me he dejado seducir y encantar por la bella música, he podido obedecer (Oír) y o acatar órdenes y de ese modo discernir y tener referentes claros y concisos para la vida.

No sé si sabrán ustedes que para el pueblo judío, el mismo de la Biblia, aquel que YAHVE-Dios llamó y se constituye en nuestro antepasado cristiano, le daba una gran importancia al sentido del OIDO, ellos decían diariamente SHEMA Israel o sea ESCUCHA, y lo que hay que saber es que escuchar es sinónimo de obedecer para ellos.

Hoy no obedecemos a Dios ni su Palabra porque simplemente no ESCUCHAMOS, es decir, NI LE PARAMOS OREJA. Qué interesante esa equiparación no? Como seria el mundo de distinto si decidiéramos abrir los oídos y luego todos los sentidos a Dios y el mensaje que no cesa de hablarnos por tantos medios (LA BIBLIA, LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA, LAS PERSONAS, LOS BUENOS LIBROS, LAS BUENAS OBRAS DE ARTE, LAS BUENAS PELICULAS…)

Un gran ateo, y que no creía en el dios falso y fabricado por la sociedad y doctrinas de su tiempo NIETZSCHE decía. “La palabra de Dios resuena por todas partes y solo no la escucha quien es voluntariamente sordo”, lo que demuestra que no podemos afirmar tan aceleradamente el ateísmo de este gran filósofo alemán…Cuando decía que “Dios ha muerto” se refería a ese Dios deformado por la teología medieval y moderna y  que se asumía como castigador, dominante, “obstáculo-estorbo” y “asesino” del ser humano…Dios para Nietzsche era posibilitador para el hombre, lo incitaba a ser “superhombre”, a levantarse y buscar lo que le hiciera verdaderamente grande en su dignidad y su desarrollo íntegro.

Esto demuestra que el pensador alemán tenía sus oídos despiertos a las voces de su tiempo.

Ahora bien, se nos ha dicho OIR y ESCUCHAR no es lo mismo. La diferencia también se hace en la lengua francesa entre los verbos ENTENDRE (oír) y ECOUTER (escuchar).

Así, no es lo mismo OIR y ESCUCHAR MUSICA, u OIR  y ESCUCHAR un consejo.
OIR, es superficial, ESCUCHAR, es profundo,
Uno OYE ruidos, murmuraciones, ESCUCHA mensajes, música con sentido, las palabras de amor del ser amado…
Oír es asunto del hombre mediocre en el salón de clase o de conferencias,
ESCUCHAR es la acción del hombre inteligente que conecta todo su ser al mensaje que le lanzan y cuyo objetivo es su cultivo, su formación y su felicidad.

Si en el mundo y la sociedad de hoy tanto sinsabor, pesimismo, irrespeto y depresión es precisamente porque no sabemos escuchar las voces que nos invitan a “agarrar el sentido de la vida”, a saborear cada momento, cada encuentro, cada melodía…