jueves, 13 de septiembre de 2007

VISA USA


(Comparto aca la experiencia vivida en USA hace un año)

REPORTE DE COMPARTIR EN HOLLAND

PARROQUIA DE SAINT FRANCIS DE SALES
MICHIGAN-ESTADOS UNIDOS
PRIMERO DE AGOSTO A AGOSTO 31 / 2006

Jijole! Como que me estaba volviendo mexicano! Durante 30 días estuve comiendo bastantes tacos, frijolitos amasados, guacamole y mucha tortilla delgada de maíz…Andando con “cuates”, “chavos” y “chavalas” , venidos en su mayor parte acá a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de trabajo o con el anhelo de mejorar su vida personal o familiar…
Pero la cosa no es tan fácil…Mucho se ha oído decir de la situación a veces dramática de los inmigrantes a estas tierras…Hoy por hoy se habla de unos 12 millones de “manitos” sobre esta soberana patria de Gringolandia…
Unos pocos han llegado y se han establecido con suerte sobre este suelo . Tienen papeles, son legales y ya se han adaptado sin traumas a la vida social y política y hasta religiosa del americano nativo. Esos pocos pueden ser los primeros emigrantes que llegaron hace 30 o 40 años, los otros son hijos e hijas de matrimonios mixtos que ya han obtenido la nacionalidad, pero la mayor parte viven entre la angustia, el temor, la zozobra de ser descubiertos en cualquier momento y por ende ser deportados o devueltos a su país.

Es Holland como se llama esta pequeña ciudad del Estado de Michigan. Esta situada cerca de dos importantes ciudades, Chicago y Detroit. La primera es capital del Estado de Illinois y la segunda mas importante y destacada en otro tiempo, tiene una significativa representación de población Afro americana (entre 36 y 37%).

Pues bien acá en Holland he pasado y vivido un mes, departiendo y compartiendo mas con mexicanos y unos pocos de otras nacionalidades, más que con americanos.
Específicamente en la Parroquia de San Francisco de Sales permanecí compartiendo vida y fe. En esta parroquia se encuentran 300 familias manitas.
Me encontré con una comunidad calida, acogedora, amable y muy expresiva de su religiosidad. Su devoción en la Madre , la querida Virgen de Guadalupe es inmensa y emotiva.

Es una realidad única y muy interesante la que viven estos hermanos y hermanas. La expresión y vivencia de su fe, siendo latina es festiva, espontánea y rechaza toda frivolidad.
Llegue el 1º de Agosto del 2006 y permanecí hasta el 31 de agosto del mismo año. Los martes y jueves tenia visitas a los llamados campos. En los campos de Quince y Pinne- Acress se encuentran familias obreras que vienen por temporada, y solo en verano para recolectar los frutos como las peras, las fresas y uvas…En las horas de la tarde, ya llegando la noche nos reuníamos una treintena de personas en ambos lugares para celebrar la vida, dar a gracias a Dios por el trabajo y presentar los sufrimientos, esperanzas y alegrías en la Eucaristía.
Los miércoles y domingos celebramos también la eucaristía en la parroquia de San Francisco. De martes a viernes me dedique a la visita de enfermos, sobre todo personas mayores que tienen dificultad para desplazarse hasta el templo. Estos son los nombres de algunas personas que visité.



BEATRIZ ROSALES
BEATRIZ GUEVARA
CARMEN ORTIZ
CONSUELO ARREDONDO
ELIA GARCIA
EVA CONDE
GUADALUPE CARRIZALES
HERON VILLAREAL
JUAN TREVIÑO
JUANA PERALES
JULIA HERNANDEZ
LADISLADO LAGUNAS
MARIA SILVA
MARINA SILVA
MARTIN TRUJILLO
RAMONA MARTINEZ

Varios amigos también me invitaron para departir con ellos en su hogar y a la vez bendecirlos, algunas de estas familias fueron

LA FAMILIA PADRON
LA FAMILIA RAMIREZ
LA FAMILIA MONSALVE
LA FAMILIA TREVIÑO

Mi compartir de fe y vida se extendió a jurisdicciones de otras dos parroquias: San Antonio y Nuestra Señora del Lago, en ellas acompañe en la formación a varios niños que se prepararon también con la confesión para hacer su primera comunión.

También resalto la existencia de varios grupos de laicos comprometidos en estas parroquias, especialmente en Saint Francis, a quienes acompañé espontáneamente como el Grupo de los cursillos de Cristiandad, Los Carismáticos, Las Guadalupanas.

Agradezco entonces al Padre Charles Brown, párroco de San Francisco de Sales por esta oportunidad e invitación. Gracias también a Claudio Samper, encargado del ministerio pastoral entre los hispanos, gracias al Padre Phil , Párroco de Nuestra Señora del Lago, gracias al Párroco de Saint Patrick, encargado a la vez de la comunidad de Saint Anthony, gracias a José Astúa, responsable también de esta última.
En fin gracias a todos los colaboradores en esas comunidades que facilitaron mi experiencia y compartir de vida y fe.

Que Dios les bendiga a todos,

Desde Camerún, les encomiendo en mis oraciones, encomiéndenme en las suyas,

P. GUSTAVO QUICENO JARAMILLO
B.P 53 MOKOLO - EXTREME NORD
CAMEROUN
Tel. 00237 74 99 08 52
Email: gadabay@yahoo.fr



Hace un año hacía este somero reporte sobre mi experiencia de trabajo pastoral en Holland, mediana ciudad del Estado de Michigan en USA.
Fui allí invitado por mis hermanos que residen en New Cork para ir allí y realizar lo que llamamos “una animación misionera” que tiene entre otros objetivos avivar el espíritu misionero entre las comunidades y buscar apoyo financiero para nuestros proyectos en las misiones africanas.
Como digo allí en el breve reporte llegué a USA el 31 de julio en la noche y permanecí sobre suelo de “Gringolandia” hasta el viernes 8 de septiembre en la mañana. En total 39 días de maravillosas experiencias, rencuentros y descubrimientos.
Fue un sueño realizado, pues como la mayor parte de los mortales extraños a Estados Unidos y como buen latinoamericano acariciaba muy en mi subsconciente poder estar algún día allí en esa tierra de sueños y de utopías para muchos.

La historia comenzó acá en Yaundé , la capital de Camerún a donde fui en abril del 2006 para solicitar la visa que me posibilitaría la entrada al gran coloso del Norte; sin muchas dificultades , conté con mucha suerte y me la dieron. Debo resaltar que ese día al menos 50 personas se presentaron a la entrevista con el fin de obtener el anhelado documento y a sólo cuatro personas nos los dieron. El hecho de ser colombiano fue en primera instancia una dificultad, pero me salvó el hecho de ser religioso y de tener la residencia camerunesa desde hacía casi cuatro años.

El 1º de junio del 2006 salí en primer lugar hacia Colombia para mis merecidas vacaciones después de casi cuatro años desde que había dejado mi hermosa tierra, mi querida familia y mis entrañables amigos. Pasé por Bruselas Bélgica y allí pasé cinco días al lado de mis hermanos que realizan un interesante y valioso trabajo de animación misionera entre los europeos.
EL 7 de junio del 2006, miércoles en la tarde para más señas aterrizaba en Colombia, donde fui recibido por algunos miembros de mi familia en medio de los abrazos, los besos y los gritos y risas de júbilo por el rencuentro.
Así pasé al lado de mi familia casi dos meses antes de mi primer viaje a USA. Disfruté de su compañía y la de mis hermanos de congregación en Medellín y Bogota y me divertí viendo algunos partidos del mundial de Fútbol . A la final yo quería que ganara Francia pero ganaron los Italos. Gracias a Dios todo salió bien para la compra de los billetes y para la acogida primero que todo de la parroquia Saint Patrick de Holland en (Michigan).
El lunes 31 de julio en la mañana salí para el Aeropuerto El Dorado y abordar sin mayores problemas el primer avión que me conduciría hasta el aeropuerto de Miami. Allí me tocó esperar por más de 6 horas el siguiente avión que me llevaría hasta Chicago. A Chicago llegué como a las 5 de la tarde y allí aún debí esperar quizás tres horas el último pequeño avión que me llevaría hasta Grand Rapids, , ciudad sede de la Diócesis a una hora de Holland donde me esperaban.
Cierto el caso llegue casi a la media noche a Grand Rapids, donde vino a acogerme otro colombiano que trabajaba como laico comprometido en dicha diócesis y comunidad donde me esperaban.
Desde ese momento una vez entramos al carro que nos conduciría a su chalet donde pasaría la noche para después continuar el viaje el día siguiente a mi destino, Claudio como se llama comenzó a darme los consejos y recomendaciones necesarias para llevar a cabo de una manera esperada y satisfactoria mi experiencia.
Me advertía que el trabajo sería entre una extensa colonia de mexicanos (300 familias) que la mayor parte de las personas eran ilegales y vivían en situaciones de mucha tensión y denodado miedo. Que debía tener mucho cuidado al momento de relacionarme con todo mundo para no dar lugar a malos entendidos. Que procurara no beber mucho o exagerarme en la bebida delante de la gente. Que fuera prudente a la hora de escucharles y que si podía ayudarles desde mis medios y recursos lo hiciera, pero que si me encontraba ante una situación difícil que no podía solucionar lo mejor era reportarlo al encargado de la comunidad o al párroco. En fin, muchos otros detalles que no recuerdo en el momento. Entonces percibí que aquella era una realidad verdaderamente particular, especial, única. Con el paso de los días pude constatar que mi consejero tenía mucha razón y agradecí inmensamente aquellas remarcas. En efecto fui testigo de grandes angustias y tensiones en las personas, sobretodo los jóvenes e indocumentados.
Tanto legales como ilegales llevan una vida de esclavitud, a veces con mínima paga.
En ocasiones las mentes y los corazones están en sus países de origen, mientras que el cuerpo lucha acá por una supervivencia y con la esperanza de dar una mano a sus familias que están en el extranjero.
Escuché muchas confesiones, di uno que otro consejo, visité varios enfermos sobre todo gente ya muy mayor…Unos con mucha fe, otros que no pueden ocultar su tristeza y desengaño de la vida a causa de los múltiples sufrimientos vividos. Celebré la eucaristía casi todos los días en las residencias cercanas a los campos de viñedos donde tanto hombres, mujeres y muchos jóvenes luchan por el sustento diario. Ese momento de rencuentro en la eucaristía era un gran consuelo y ocasión apropiada para sentirse solidarios, acompañados y fortalecidos por la palabra y el Pan del Señor Jesús.
Me sentí muy bien en todo caso. Reconfortado, satisfecho de la labor realizada, a pesar de no haber reportado económicamente mayor cosa para nuestros proyectos en la misión de Camerún. Pero yo gané mucho en experiencia, en vida, en humanidad compartiendo con estos hermanos latinoamericanos que cargan su cruz en el país de los sueños.
Me despedí de la comunidad de Holland el 31 de agosto del 2006 al atardecer. La gente se fajó con una estupenda comida y departir comunitario para los adioses. Hubo algunas fotos, unos pequeños detalles de souvenir, etc.
Como siempre en el aire queda la promesa o el deseo de poderse reencontrar algún día, Dios solo lo sabe y si El lo quiere.
Esa misma noche me ví obligado a devolver el vehículo que me había facilitado la Diócesis de Grand Rapids para mi desplazamiento en el lugar. Como yo no conocía el camino le pedí el favor a un laico puertorriqueño José Astúa de guiarme por la gran autopista hasta la casa donde un mes atrás había pasado mi primer noche en USA, es decir a la casa de Claudio en Gran Rapids. Solo dentro del carro, segui al experimentado José por aquella ruta y en medio de la noche. Yo olvidé advertirle a mi amigo que no corriera mucho , pues yo tengo problemas de visión sobre todo en horas nocturnas y no se como Dios me libró de un accidente durante casi una hora de velocidad de hasta 70 millas por hora, en que me esforzaba por no perderle la pista y quedar relegado y o perdido a esas horas y más por las carreteras de este país. Con todo gracias a Dios, vuelvo a decirlo, finalmente arribamos a nuestro destino, tanto yo como el carro sanos y salvos pero con bastante susto.
El amanecer del primero de septiembre debía abordar el avión que me llevaría a mi próximo destino : Nueva York.
Concretamente mi aterrizaje sería en el Aeropuerto de La Guardia donde vendria a buscarme y acogerme una amiga y paisana que se encuentra en este país hace más de 7 años. Debí esperar por 45 minutos la aparición de Indira en el mediano aeropuerto. Al vernos, a pesar de algunos cambios en nuestros físicos los dos nos reconocimos inmediatamente después de casi 10 años de no vernos. Después del espontáneo saludo de acogida y de alegría por el reencuentro nos dispusimos a emprender el viaje en su auto de regreso a Norwalk, ciudad a una hora de la Gran Manzana, pero que debido al complejo tráfico de esas horas casi del medio día nos tomaría casi tres horas…Mi amiga me propone que vayamos a comer algo antes de salir y yo estuve de acuerdo. En cuestión de minutos sorteando calles, semáforos y un gran movimiento de tránsito llegamos al Brooklyn ... (continuará)

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Gustavo Quiceno