sábado, 2 de mayo de 2009

4o Domingo de Pascua: DIA DEL BUEN PASTOR



Video realizado con la musica de Cristobal Fones sj y una oración de Javier Leoz. Para meditar en la figura de Jesus y profundizar en el Amor de Dios.rnVideo del sitio www.caminomisionero.blogspot.com

El diario La Nación tiene un artículo de opinión sobre el Padre José Di Paola, el sacerdote amenazado recientemente por ser uno de los denunciantes de la droga despenalizada en las villas miserias. El Padre Pepe está en la Villa 21 de Buenos Aires, en una parroquia enclavada en la pobreza, la marginación y, por supuesto, el flagelo de la droga. A su alrededor hay asesinatos a diario, los robos son moneda corriente y el paco, la pasta base de cocaína, se expande derribando niños y jóvenes. Al respecto nadie hace nada, o mejor dicho, muy pocos hacen algo. Uno de esos pocos es el Padre Pepe. Al respecto de su situación particular, no puedo abundar en lo que ya expresa el artículo, pero sería interesante plantearse, aprovechando este Domingo del Buen Pastor, qué tipo de pastoreo necesita la Iglesia.

Creo que la respuesta, ya dada por Jesús, vivida por el Padre Pepe, es que la Iglesia necesita pastores de los pobres, pero no como los pastores políticos que se acercan a las villas buscando votos, tampoco como los pastores de conciencia que ven en la acción social una contribución a su modelo mercantilista de religión, haciendo obras que reditúen en una salvación. La Iglesia y el mundo necesitan pastores del amor, seres humanos que no ven en las villas una oportunidad de sumar votos, de ganar adhesión o de limpiar la conciencia; seres humanos que ven en las villas otros seres humanos maltratados por un sistema injusto, víctimas de un narcotráfico que es negocio para los vendedores, pero mucho más negocio para los ricos políticos, empresarios y fuerzas de seguridad implicadas. El Buen Pastor, como explica Jesús en el capítulo 10 del Evangelio según Juan, da su vida por las ovejas; y como explica Lucas en su capítulo 15, es capaz de dejar las 99 que tiene por la única que ha perdido, y alegrarse en extremo al encontrarla. Son dos actitudes indispensables del pastoreo:

1. Dar la vida: un pastor que no está dispuesto a dar la vida no puede ser pastor de la Iglesia. Nos han acostumbrado, muchas veces, a una imagen estática del pastor, sentado en una sede catedralicia, dictando normas, leyes y deberes, promoviendo obligaciones que ni él cumplirá. El Buen Pastor da la vida, y la da en el camino, en las calles, en los vericuetos de las villas miseria. El Buen Pastor está entre las ovejas, se juega por ellas, y no es como los asalariados, como ese grupo de políticos, líderes sindicales y supuestos grandes pensadores que ven en las ovejas un medio, nunca un fin, que les quitan la dignidad, que las explotan, que sacan de ellas todo lo que pueden, hasta abandonarlas. El Buen Pastor muere por sus ovejas si es necesario. Que los pastores de nuestra Iglesia reciban amenazas es signo de una sociedad cruel, pero gracias a Dios, también es signo de pastores que se atreven a arriesgar sus vidas por el Reino.

2. Buscar los perdidos: un pastor que quiere "cuidar la huertita" de su parroquia asignada preservándose de adentrarse al mundo para buscar a los más alejados no puede ser pastor de la Iglesia. La pastoral de cristiandad nos ha dejado la imagen del pastor encerrado, separado del resto, inaccesible, custodio de una riqueza espiritual que los demás deben ir a buscar hacia donde se encuentre, pero nunca al contrario, que él lleve la riqueza hacia los demás. El Buen Pastor, en cambio, no puede "cuidar la huertita" contento, no puede alegrarse plenamente por las 99 ovejas si hay 1 perdida. El Buen Pastor las ama a todas, y quiere que todas formen un solo rebaño, porque todas son importantes. Si el Reino empieza en la periferia, en lo marginal, en las villas, entre los adictos al paco, intentar construirlo desde grandes edificios o suntuosos templos no debe ser la manera. El Buen Pastor encerrado es una imagen imposible, porque siempre está afuera, con el rebaño, recorriendo valles o desiertos, atento a su rebaño y, sobre todo, atento a las ovejas que están más lejos, las que están por perderse o las ya perdidas. El Buen Pastor es un buscador. Que los pastores de nuestra Iglesia vivan en villas es signo de una sociedad que posee reductos de pobreza discriminados, pero gracias a Dios, también es signo de pastores que hacen una opción por los pobres en la línea del Reino.

Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. (Mc. 10, 42-44)

(tOMADO DE:

http://blogs.clarin.com/palabrademision/2009/5/1/los-buenos-pastores-dan-vida-sacerdotes-un-mundo-de

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Gustavo Quiceno