Un hombre entre los
hombres. El padre adoptivo (putativo) de Jesús de Nazaret histórico y del Hijo de Dios por nuestra fe.
José
nació en Nazareth y la tradición teológica bíblica antigua nos lo
presenta como un anciano, un hombre pasada la mediana edad a quien le es dada
como esposa la joven María (Nuestra Virgen Madre de Dios).
Algunos
teólogos y exegetas racionales con fundamentos históricos nos dicen que era
también joven cuando recibió a María como esposa. De hecho la mayor parte de
las películas hollywoodescas sobre la infancia y o vida de Jesús nos presentan
a su padre lleno de vitalidad y tan joven como su esposa.
Siempre
se nos ha dicho que José era un humilde y pobre carpintero, que ganaba su vida
entre garlopas, serruchos y martillos rústicos propios de la época. Unos lo
imaginan en su domicilio trabajando día a día con perseverancia y gran
sacrificio. Otros dicen que era un constructor y reparador de casas
itinerante, y que iba de pueblo en pueblo (novelas literarias como "El
Evangelio Según Jesucristo" (Saramago) y "Los caballos de Troya"
(J.J Benitez) nos lo presentan así.
A
San José se le llamado el santo del silencio, por dos razones:
1.
En los evangelios no se nos dejo ni una sola frase que pronunciase el. Solo se
dice que era un hombre justo.
2.
La literatura, música con homenaje a el han sido hasta hace
recientemente muy escasas o muy pocas.
En
verdad las veces que se ha aludido al padre adoptivo de Jesús y de manera
popular ha sido en los inocentes y sencillos villancicos de navidad, que cantan
como el está junto a María, la burra (o mula) y el buey esperando,
contemplando (todo, pastores y reyes) , sonriendo en la Noche de Paz.
Pero
indudablemente que todas estas pocas y a veces sencillas e inocentes
referencias a José se quedan cortas para todo lo que el significo en la
Historia de la salvación.
José es el patrono de Canadá y su devoción acá se arraigo y es inclusive hoy aun muy fuerte gracias bienaventurado Hermano Andrés (frere André) quien con el apoyo de muchos amigos y devotos del santo construyeron un oratorio en Montreal.
El Oratorio Saint-Joseph du
Mont-Royal
Un
destino buscado en el corazón de Montreal
Fundado por el
bienaventurado hermano Andrés en 1904, la pequeña capilla de origen ha llegado
a ser, al cabo de decenios, el santuario más importante en el mundo dedicado a
San José. Frecuentado, cada año, por dos millones de peregrinos y visitantes,
este lugar de alta espiritualidad se distingue por su acogida a gentes de todas
las culturas.Tanto si le gusta particularmente la meditación y los paseos en
los bellos jardines como que sean amantes de museos, de los conciertos o de las
celebraciones grandiosas, el Oratorio Saint-Joseph sabrá recibiros.
Animado por su tema
pastoral « Tú que nos das este pan», en el espíritu del
Congreso eucarístico internacional del 2008, el equipo del Oratorio
Saint-Joseph du Mont-Royal favorece tanto el recogimiento, los encuentros
interculturales, el descubrimiento de las bellezas de su patrimonio como la paz
en el bello reducto de verdor sobre el monte Royal. Las artes, la música y la
oración se unen para hacer vivir a las familias, a los grupos, a las parejas
así como al caminante solitario una visita inolvidable. El Oratorio
Saint-Joseph habita un abrigo de paz buscado y apreciado 365 días por año, 15
horas por día, mediante una variedad de actividades religiosas y culturales
únicas.
Acá
les comparto un articulo profundo de un sacerdote español sobre la persona y
vida de José, que nos ayudara , sin lugar a dudas, a acercarnos , conocer y por
ende amar mas al santo padre de Nazaret:
Al
Santo nacional de Canadá,
Protector
de la Iglesia,
al
modelo de padres de familia,
Modelo
de los trabajadores,
Patrón
de los agonizantes,
Guardián
del Hijo de Dios,
al
santo de silencio, al justo pero sobre todo FIEL A DIOS y su Palabra, lo
principal que hemos de aprender de el.
BUENA
Y FELIZ FIESTA DE SAN JOSE
Para
ahondar mas en la biografia, vida de San Jose, hacer click aca:
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EN
JOSÉ, MARÍA Y JESÚS
DESCANSABAN
Por José María
Maruri, SJ
1.- Cuando se trata de defender la ortodoxia
religiosa, los hombres somos mucho más
listos que Dios. Aquí tenéis como un escrito
apócrifo conocido ya en el siglo III explica el
matrimonio virginal de José y María.
“Se criaba María en el templo y recibía el
sustento de la mano de un ángel. Cuando tuvo
doce años deliberaron los sacerdotes: “¿Qué
haremos para que no se mancille el santuario
del Señor?” y salieron los heraldos por toda
Judea y sonaron las trompetas del Señor y
concurrieron todos los viudos con sus cayados
que entregaron al Sumo Sacerdote, quien los
presentó al Señor y luego los fue devolviendo a
los ancianos. Y al entregarlo a José una
paloma salió del cayado y se posó en la
cabeza de José. Y el Sacerdote dijo a José: Tú
estás destinado a tomar bajo tu protección a la
Virgen del Señor. Y José contesto: Tengo hijos
y soy anciano y ella joven. Voy a hacer el
ridículo ante los hijos de Israel”. Y el sacerdote
le conminó: “Teme al Señor. Recuerda lo que
hizo con Datán, Abirón y Coré, como se los
tragó la tierra por oponerse a Dios. No vaya a
ocurrir algo en tu casa”. Temió José y tomó a
María bajo su protección.”
Y ahí tenemos a José anciano de barbas
blancas con su cayado florecido con azucenas,
de nuestras estampas religiosas que todos
hemos conocido. Evidente demostración de la
virginidad de María, ¿cómo no se le ocurriría a
Dios?
2.- Poco sabemos de José, pero no tiene nada que ver ni con este
relato ni con otros muchos que existen en la literatura apócrifa. Sabemos que
se casó con María. Tal vez José pasaría malos ratos dudando de si los padres de
su novia lo admitirían o no. Porque José era un inculto, de tal manera que
cuando los enemigos de Jesús quieren despreciarlo se preguntan: “Pero de donde
ha sacado éste esa doctrina si es hijo de José, es decir de ese patán”.
Además en su expediente laboral no consta ni que fuera maestro
carpintero con su propio taller, ni siquiera oficial de primera, ni siquiera
carpintero, más bien un manitas que vale para todo, lo cual llevaría consigo
que no pocas veces tendría que ir a la plaza del pueblo a ver si alguien le
pedía algún trabajillo, sería uno de esos parados sin seguro de paro, de que
luego hablará Jesús, tal vez por haber visto a su padre en la plaza esperando
un trabajo.
Parece ser que don Joaquín y doña Ana (de los nombres podemos
dudar, pero de que la virgen tenía padres no), parece ser que supieron ver en
el corazón honrado y bueno de José un tesoro mayor que una desahogada posición
para su hija, y se casaron.
José como buen israelita desearía tener con María muchos hijos
para que Dios eligiera entre ellos al Mesías esperado, sueno de todo israelita,
nació el Mesías de María pero no de José.
3.- El calvario de José y María comenzó ya en los desposorios, San
Agustín piensa que José llegó a dudar de María, sea como sea fue tremendo para
José y para María. La Virgen que callaba tal vez pensó que tratar de explicar
una cosa tan complicada era embrollarlo más y prefirió dejarlo en manos de
Dios, que siempre con retraso salió por la verdad.
Lo que es cierto es que José fue en quien María y Jesús
descansaban y confiaban par los problemas domésticos. En lo humano nadie
influyó tanto en la formación del carácter de Jesús como José. Su espíritu de
trabajo, su honradez, su sinceridad, su bondad con todos la aceptación a ciegas
de la voluntad de Dios. ¿Qué influjo tuvo José en el “Hágase tu voluntad” que
Jesús nos iba a enseñar en el Padrenuestro?
Hombre sencillo y campesino acostumbrado a mirar al campo y al
cielo cuántas observaciones suyas habrán quedado en los dichos de Jesús:
-la belleza de los lirios cuidados por
solo Dios
-los pajarillos que nunca pasan hambre
-la clase de nubes que traen el agua
-los brotes al punto de abrirse que anuncian la primavera
-la maldad del alacrán con el que el niño no debe jugar.
Este es el José que pasa por el evangelio como una sombra acogedora, amable y cariñosa, como tantas personas de nuestras familias que no han hecho nada grande más que ser como fueron. El Señor siga poniendo en nuestro camino muchos Josés que sin hacerse sentir nos amparen y guíen.
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LA
ANUNCIACIÓN DEL ÁNGEL A SAN JOSÉ
Por Gabriel González
del Estal
1.- Creo que con la misma propiedad con la que se
puede decir que el ángel del Señor anunció a María su futura y divina
maternidad, también se puede decir que el ángel del Señor anunció a José su
deber de aceptar a María como su esposa y mujer. Así lo dice literalmente el
evangelio de Mateo: “el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo:
José, hijo de David, no temas en tomar contigo a María tu mujer, porque lo
engendrado en ella es del Espíritu Santo”. Y así como María dijo su famoso y
trascendental “fiat”, hágase, así José “hizo como el ángel del Señor le había
mandado”. Y las mismas dificultades que había tenido María para rendirse a la
voluntad del Señor, las tuvo José, y quizá mayores, para obedecer la voz del
ángel. Muy mal tuvo que pasarlas José, desde el momento mismo en que empezó a
darse cuenta de que su esposa estaba embarazada. Seguro que fueron días y
noches de un inmenso pesar y de un desconsuelo total. José amaba a María y
confiaba en ella; estaba dispuesto a poner la mano en el fuego por la inocencia
y bondad de su esposa. Pero las evidencias eran innegables y él no podía negar
la evidencia. ¿Qué hacer? Nos dice el evangelio que “como era justo y no quería
ponerla en evidencia, decidió repudiarla en secreto”. Esta actitud y esta
decisión de José, a mí siempre me ha parecido algo grandioso y admirable. José
conocía muy bien las leyes judías y sabía que denunciar públicamente a su
esposa, acusándola de infidelidad, podía llevar a esta a morir apedreada en la
calle pública. José prefiere renunciar a su esposa, a la que amaba más que a sí
mismo, antes que exponerla a una afrenta y muerte escandalosa e inmerecida. El
cumplimiento de la Ley era para José mucho menos importante que el bien de su
esposa. Su propio bien y satisfacción personal era menos importante que el bien
de la persona a la que amaba. En estos tiempos de tanta violencia machista, el
ejemplo del amante y buen esposo José puede y debe ser para nosotros un ejemplo
a seguir. Si los hombres y mujeres de hoy tuvieran el mismo concepto del amor y
del bien que tuvo José, no habría violencia machista, ni tanto divorcio
Express, ni tanto egoísmo dentro y fuera del matrimonio.
2.- Hoy, fiesta de San José, es también el día del
seminario. San José fue un ejemplo de persona servicial, callada y
generosa. Siempre tuvo muy claro que no trabajaba para él, sino que toda su
vida estaba al servicio de su esposa María y de su hijo Jesús. A eso se
comprometió desde el mismo momento en que decidió creer el anuncio del ángel y
obedecer el mandato del Señor. Buen ejemplo para nosotros, sacerdotes y
seminaristas. Menos buscar nuestra propia gloria y nuestra propia seguridad
económica, social, y hasta religiosa, y más buscar servir, callada y
religiosamente, a las personas que necesitan nuestra ayuda. Para nosotros,
sacerdotes y seminaristas, el bien de las personas está por encima de rangos
sociales y religiosos, y por encima de legisladores y leyes de turno. Ante una
persona angustiada, marginada, o simplemente necesitada, nuestra primera
obligación es siempre atender y amar a esta persona; el juicio legal, y hasta
moral, sobre el comportamiento de esa persona es algo muy posterior. Como hizo
José, cuando comprobó que su santa esposa podía ser castigada “legalmente”,
como pecadora pública. Jesús de Nazaret envió a sus apóstoles a servir y a
curar, antes que a juzgar y condenar.
PD:
Hoy hemos ido un grupo de 40 personas al oratorio San José, el día
ha sido espectacular, soleado, ha transcurrido en mucha paz y pudimos asistir a
la gran eucaristía de 2 y 30 pm (hora canadiense) o sea 1:30 pm colombia.
La Eucaristía fue presidida por el Obispo de Sheerbrook , Monseñor
André Gaurmond y concelebramos con él unos 40 sacerdotes más, venidos de las
distintas diócesis de Quebec.
Cabe decir que en la
homilía monseñor Gaurmond resalto las cualidades y virtudes del santo
remarcadas arriba. También hubo un coro fenomenal de unos 70 niños y un
estupendo organista que amenizaron y animaron con dignidad y mucha altura la
celebración.
Bendiciones para
todos.
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Gustavo Quiceno