Dios se nos revela en extraños recorridos (procesos, pasajes).
A través de los personajes de las lecturas de este domingo, descubrimos un poco mejor quien es este Dios que llama: es un Dios que se revela. No de manera instantánea, más a través de los zig-zags, las vueltas de un destino a veces oscuro.
Extraño destino como el del rey David, que comienza por ser un pastor, luego un jefe de banda antes de llegar a ser el rey de Israel!
Qué largo camino como aquel del ciego de nacimiento! Recorrido físico, de Jesús a la piscina de Siloé, de la piscina a los fariseos. Recorrido espiritual sobretodo donde su percepción del misterio de Jesús no deja de profundizarse.
“El hombre quien se llama Jesús” llega a ser para él “un profeta”, después un “hombre venido de Dios”, después “el hijo del hombre”, y en fin “El Señor”.
Así mismo ocurre para cada uno de nosotros. Es necesario que aceptemos los zig-zags, las vueltas de nuestro recorrido espiritual, con sus oscuridades y sus lentas revelaciones, aceptar que aún no hemos llegado a la meta, que aún no hemos comprendido todo, aceptar de sentir en nosotros sordas resistencias a Dios que deseamos tanto amar. Todo ello hace parte de la fe.
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Gustavo Quiceno