Reclamando justicia en favor y contra todos
Concebir que aun en pleno 2011 se pueda lapidar (matar a pedradas) a personas, mujeres en particular o todavía a homosexuales, me estremece de horror. La ira y sed de sangre de una multitud indignada no sabrían en ningún caso tener justificación. Y Se dirá que estas cosas no suceden en nuestra sociedad civil, local o de esta parte de América. Pero estamos por tanto protegidos de denegaciones (rechazos) de la justicia, ante leyes cada vez más represivas? Es fácil indignarse de la presunta delincuencia de alguien. Mas, estamos seguros nosotros de nuestra propia justicia? Somos justos?
Daniel y Jesús en las lecturas que se nos propone este día, dan prueba de un sentido remarcable de la justicia y de un coraje ejemplar, tomando hecho y causa intercediendo por dos mujeres a quienes se quiere condenar. Tanto la una como la otra se enfrentan a personas que pretender representar la ley y la justicia, aparentemente son libres de toda sospecha: dos ancianos que aparentemente hacen justicia, así como los escribas y fariseos.
Daniel logra desenmascarar la infamia de los dos ancianos y salvar así a Susana de una muerte segura. Jesús de forma parecida salva a la mujer adúltera, pero Él salva también las personas que reclamaban su muerte haciéndoles tomar conciencia de la hipocresía de cualquiera que quiera lanzar la primera piedra.
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Gustavo Quiceno