“cantor que canta los pobres ni muerto se ha de callar
pues ande vaya a para el canto de ese cristiano,
no ha de faltar el paisano que lo haga resucitar”
(Atahualpa Yupanqui)
(Atahualpa Yupanqui)
Que espera Dios?
que el hombre vuelva a ser un niño
para recibirlo en su seno
perfecto, perfecto
No crezca mi niño, no crezca jamás
los grandes al mundo le hacen mucho mal
El hombre ambiciona cada día mas
y pierde el camino por querer volar
Vuele bajo porque abajo
esta la verdad
esto es algo que los hombres
no aprenden jamás
Por correr el hombre no puede pensar
que ni el mismo sabe para dónde va
Sigue siendo niño y en paz dormirás
sin guerras ni máquinas de calcular
Vuele bajo...
Dios quiera que el hombre pudiera volver
a ser niño un día para comprender
Que está equivocado si piensa encontrar
con una escopeta la felicidad
Vuele bajo...
En 1996, la Unesco declaró a Facundo Cabral "mensajero mundial de la paz".
El compositor y cantante argentino Facundo Cabral murió este sábado en Guatemala cuando se dirigía a abandonar ese país en el que se encontraba de gira luego de varias presentaciones.
El trovador de 76 años perdió la vida camino al aeropuerto La Aurora donde fue emboscado por hombres armados que dispararon contra el automóvil en el que viajaba.
LA CANCIÓN
Me gusta el mar y la mujer cuando llora
las golondrinas y las malas señoras
saltar balcones y abrir las ventanas
y las muchachas en abril
Me gusta el vino tanto como las flores
y los amantes, pero no los señores
me encanta ser amigo de los ladrones
y las canciones en francés
No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color
de identidad
Me gusta estar tirado siempre en la arena
y en bicicleta perseguir a Manuela
y todo el tiempo para ver las estrellas
con la María en el trigal
No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color
de identidad,
En sus conciertos, refiriéndose a su madre, Sara, recordaba la oración que ella rezaba:"Señor, te pido perdón por mis pecados, ante todo por haber peregrinado a tus muchos santuarios, olvidando que estás presente en todas partes. En segundo lugar, te pido perdón por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más a tí que a mí. Y por último te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando mi corazón sabe que mis pecados son perdonados antes que los cometa. ¡Tanta es tú misericordia amado Señor!".
"Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos".
"Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo".
"Fui analfabeto hasta los 14 años, por eso cuando me dicen 'no puedo', yo les digo 'no jodas'".
"Somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad son todos pretextos), y debemos ser felices ".
"Nunca pudo ser inteligente porque cada vez que intentaba aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía", decía Cabral sobre su madre.
"Mira si será malo el trabajo, que deben pagarte para que lo hagas".
"Si los malos supieran lo buen negocio que es ser bueno, serían buenos, aunque sólo fuera por negocio".
"Lo maravilloso de la tercera edad que estoy atravesando es haber vivido intensamente la primera y la segunda. Y yo, por suerte, fui joven e irresponsable durante muchos años".
"Tienes un cerebro como Einstein, tienes un corazón como Jesús, tienes dos manos como la Madre Teresa, tienes una voluntad como Moisés, tienes un alma como Gandhi, tienes un espíritu como Buda. Entonces, ¡cómo puedes sentirte pobre y desdichado!"
Cuando un pueblo trabaja dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, dios lo ama.
Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.
Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor.
De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido.
Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.
Vive de instante en instante, porque eso es la vida.
No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la tierra.
En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad.
Borra el pasado para no repetirlo, para no tratarte como te trataron ellos; pero no los culpes, porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.
Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo.
Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante.
¡Pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes!
"Cuando me fui de mi casa, niño aún, mi madre me acompañó a la estación y cuando subí al tren me dijo: ‘Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte: el primero fue darte la vida, el segundo la libertad para vivirla’".
ANECDOTAS DE FACUNDO CABRAL CONTADAS POR EL MISMO
Tomado de la página oficial: http://www.facundocabral.net
"El ahijado"
El poeta indio Tagore, que bautizara "mahatma", es decir, alma grande, a Ghandi, decía que cuando el hombre trabaja, Dios lo respeta, más cuando el hombre canta Dios lo ama.
Mi madre poco antes de morir, me dijo: muero contenta porque cada vez te pareces más a lo que cantas.
Juan Francisco, mi ahijado, dice, a sus dos años de edad, que soy artista porque canto, y que canto para poder comprarle chocolates, que es lo más razonable que escuché sobre mi oficio.
Borges
Cuando le pregunté a Borges porqué no había libros suyos en su biblioteca, me dijo: porque sigo teniendo el hábito de la buena lectura.
Cuando le pregunte qué le había parecido Arreola, que acababa de visitarlo, me dijo: es un verdadero caballero, me dejó dos o tres silencios.
Cuando le pregunté por Cien años de soledad, que le habían leído, me dijo: los primeros cincuenta años son memorables...
Al verme asombrado por su presencia en mi concierto, Ray Bradbury me dijo: me asombra que se asombre de encontrar un Bradbury viniendo de un país que tiene un Borges que es asombroso.
La Madre Teresa de Calcuta
Pregunté a la Madre Teresa en Calcuta: ¿cuándo descansa? y me dijo: Descanso en el amor. Le pregunté: ¿cuál es el lugar del hombre? y me dijo: Donde sus hermanos lo necesitan.
Le dije: nunca la escuche hablar de política, y me dijo: Yo no puedo darme el lujo de la política, una sola vez me detuve 5 minutos a escuchar un politico, y en esos 5 minutos se me murió un viejecito en Calcuta.
Cada vez que yo entraba a la casa de la Madre Teresa, sentía que Dios recién había salido.
Una señora, impresionada por verla bañar a un leproso, le dijo: yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dolares, a lo que Teresa contestó: Yo tampoco porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor.
El viejo Tarahumara, el campesino chino
Pregunté a un viejo Tarahumara porqué no usaban armas para defenderse de los cuatreros, y me dijo: Si las armas fuesen necesarias, habríamos nacido con ellas.
Me dijo un campesino chino: Si quieres ser felíz un día emborrachate, si quieres ser felíz una semana cásate, si quieres ser felíz toda la vida se jardinero.
El maestro Rubinstein
En el Campo di Fiore, en el trastevere romano lo encontré, dándole migajas a las palomas. Le pregunté: ¿Usted es el que yo creo? y me dijo: Yo soy el que tú quieras. Le pregunté: ¿Usted es el maestro? Y me dijo: No, maestro es el que te puso delante de mi y a mi delante de ti. Yo soy Arthur Rubinstein.
El regalo de la libertad
Cuando me fuí de mi casa, niño aún, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo la libertad para vivirla.
La oración dilecta de mi madre decía: Señor, te pido perdón por mis pecados, ante todo por haber peregrinado a tus muchos santuarios, olvidando que estás presente en todas partes. En segundo lugar, te pido perdón por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mi. Y por último te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando mi corazón sabe que mis pecados son perdonados antes que los cometa, ¡ tanta es tú misericordia amado Señor!.
La mayoría es buena gente
Alguna vez me preguntó mi madre: ¿cuándo vas a dejar de pelear para comenzar a vivir?, ¡porque no se pueden hacer las dos cosas a la vez!
Mi madre creía que que el día del Juicio Final el Señor no nos juzgará uno por uno -ardua tarea- sino el promedio, y si juzga el promedio estamos salvados porque la mayoría es buena gente.
El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso -una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que construyen la vida-.
Diría mi madre: Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio.
Otros vínculos Para ampliar más sobre la vida y obra de FACUNDO CABRAL:
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Gustavo Quiceno