martes, 27 de marzo de 2012

1o de abril del 2012: Domingo de Ramos y de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo


L   E   C   T   U   R   A   S

Is 50,4-7: No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado

PRIMERA LECTURA DEL PROFETA ISAÍAS  50, 4-7

El Señor Dios me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras para fortalecer al que está aburrido. A la mañana él despierta mi mente y lo escucho como lo hacen los discípulos.  El Señor Yahvé me ha abierto los oídos y yo no me resistí ni me eché atrás. He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes me tiraban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos. El Señor Dios está de mi parte, y por eso no me molestan las ofensas; por eso puse mi cara dura como piedra. y yo sé que no quedaré frustrado


SALMO 22

Sal. 22 (21), 1 - 23

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonaste?

Todos los que me ven, de mí se burlan,
 hacen muecas y mueven la cabeza:
"¡Confía en el Señor, pues que lo libre,
 que lo salve si le tiene aprecio!"
Como perros de presa me rodean,
 me acorrala una banda de malvados.
Han lastimado mis manos y mis pies.
 Con tanto mirarme y observarme
 pudieron contar todos mis huesos.

 Reparten entre sí mis vestiduras
y mi túnica la tiran a la suerte.
 Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
 ¡fuerza mía, corre a socorrerme!

 Libra tú de la espada mi alma,
de las garras del can salva mi vida.
 Sálvame de la boca del león,
y de los cuernos del toro lo poco que soy.
 Yo hablaré de tu Nombre a mis hermanos, 

[1] Desde los comienzos, la tradición cristiana ha aplicado este salmo a Jesús mismo. De hecho, su lectura nos recuerda varios detalles de la pasión de Jesús. Los toros, el león, los perros, designan a sus enemigos; la comparación con el gusano conviene a la humillación de los azotes y a la infamia de la cruz; el reparto de sus ropas también se realizó exactamente como está dicho. Jesús se aplicó a sí mismo este salmo al lanzar en la cruz el gran grito: Dios mío, ¿por qué me has abandonado? El mismo Jesús, el propio Hijo de Dios, tuvo el sentimiento de llamar en vano a su Padre. Pero, en medio de estas tinieblas, hay en él una certeza que no puede vacilar. Sabe que, a pesar de su silencio, el Padre está siempre con él, y toda la segunda parte del salmo es un canto de confianza que se levanta y amplifica hasta transformarse en clamor de triunfo; el crucificado del Viernes Santo, se cambia en el Señor de la gloria, y su imperio será universal. Jesús había dicho: «Cuando esté levantado sobre la tierra atraeré a mí todas las cosas». La vida cristiana es un paso de la muerte a la vida. Lo maravilloso es que por medio de Jesús siempre podemos sacar el bien del mal, la felicidad del sufrimiento y de la muerte misma.


SEGUNDA LECTURA
DE LA CARTA DE SAN PABLO A LOS FILIPENSES 2,6-11

El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada,  tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en una cruz. Por eso Dios lo engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos, y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre.


PASION DE NUESTRO SEÑOR   JESUCRISTO SEGÚN SAN MARCOS 14,1-15,47

A leer aca:





***

A guisa de introducción (un poco más larga que de costumbre)


Por qué el sufrimiento? Por qué la violencia causa del sufrimiento? Por qué la maldad que causa violencia y sufrimiento? Y yendo a la esencia por qué el pecado? Y por qué este lleva a la muerte? Son más que preguntas filosóficas que pueden ser respondidas de modo racional y o científico  con el paso del tiempo…Pero no satisfacen, mas bien pueden conducir al escepticismo, a creer que todo es habitado por el absurdo, y desembocar hasta el ateísmo.

 ¿Desde muy niño yo personalmente percibí el mal, descubrí el pecado y vi a muchos alrededor siendo victimas del maltrato y la violencia absurdas (v.g, castigos o correcciones duras paternales y de profesores, por no entenderlas en su momento), el acoso e intimidación  de compañeros de clase…
y siempre ayer como hoy no alcanzo a entender por qué hay seres humanos que aquí y allá, hieren, maltratan y asesinan a otros seres humanos. Me interrogo por la ausencia de compasión, por la insensibilidad a la hora de ejercer la violencia sobre otros…Definitivamente el misterio (de aquello que no puedo captar en su totalidad, lo escondido a mis ojos y se escapa a mi razonamiento), pero que no se por qué exactamente (persiste el misterio) he de aceptar y responder ante ese mismo mal, sufrimiento, pecado o muerte con sus contrarios: bien, dicha, buenas obras, VIDA…Precisamente esa es la pedagogía de Jesús a la hora de aceptar su pasión, su calvario y su cruz. “Perdónales porque no saben lo que hacen”, sigue siendo la oración ante tanta violencia injustificada e incomprendida de los “malos” en nuestro convulsionado mundo.

 Todo se decidió desde el primer momento, unos dicen en el cielo o desde la eternidad, antes de la Encarnación  de la segunda persona de la Santísima Trinidad…Pero la decisión ejemplar para nosotros criaturas, Jesucristo la tomó en el momento de su Bautismo (nuevo nacimiento a partir del agua y del Espíritu). Aquel día, a orillas del Jordán, Jesús después de haber constatado las raíces del mal, ver la violencia y corrupción desde los tiempos antiguos y presentes en la sociedad de su tiempo manifestó con el aval de su padre celeste que había que apostar por otra realidad, por la construcción y o establecimiento de un mundo (comunidad o sociedad) alternativo donde el amor, la compasión, la justicia y la armonía en paz mostraran las pautas que conducen a la salvación (la felicidad, la realización plena del ser humano…es decir el cielo, o el REINO DE DIOS). El establecimiento de un mundo donde el Señor y Rey de nuestras vidas y de nuestro mundo sea el Padre que nos mostro Jesús a través de sus gestos de servicio, amor y compasión (que es otro nombre del amor) e ir hasta el final así todo parezca ser un fracaso y una decepción…Para llegar a la RESURECCION es preciso pasar por la cruz.

***

Con su pasión y su muerte Jesús se nos muestra consecuente, fiel y convencido de su papel salvador y misionero. Con su Cruz, sufrimiento y muerte nos dice que es necesario morir para generar vida. Los evangelios de estos dos últimos domingos nos han preparado para comprender y o asumir la cruz, y  vivir y celebrar este domingo de su entrada aparentemente triunfal (a los ojos del mundo) a Jerusalén. 

La lectura y escucha atenta de su pasión debe renviarnos a la pregunta crucial del evangelio de Marcos: “Quien es este hombre?”  (Jesús nos pregunta “Para ustedes, quién soy yo?”.

La cuestión nos interpela, nos concierne directamente e íntimamente.
Cual es mi relación con Jesús de Nazaret? Su vida, su actuar, su pasión, tendrán algo que enseñarme? Qué reconozco de mi, mi historia personal,  de mi humanidad en Él? Y como transforma Él lo que yo soy, mi historia, nuestra historia humana?

Pero la cuestión que se nos hace “Para ustedes, quién soy yo?” no se detiene o se queda en saber quién es Jesús para nosotros.

La cuestión nos pone en camino. Si deseamos seguir a Jesús de Nazaret con los discípulos, somos llamados a vivir como seres auténticos. La vida de Jesús nos compromete a vivir (la verdad, lo verdadero)  en la Verdad. A buscar ser coherentes con lo que somos (somos bautizados e inscritos en el mismo proyecto soñado por Jesús), con lo que creemos (no podemos seguir repitiendo como loros dogmas bíblicos y eclesiales, hemos de vivirlos), con lo que buscamos para llegar a SER…Mas, nosotros lo sabemos. Somos como los discípulos del evangelio. No somos siempre muy coherentes (fe y vida no van juntos), afrontamos resistencias de todo tipo y venidas de todo lado, internas y externas.

Uno de los suyos va  traicionar a Jesús. “Seré yo?” (Mc 14,9). Otro lo negará: “mismo si tuviera que morir contigo, yo no te negaré” (v.31). Los amigos mas íntimos se adormilan: “Él les encuentra dormidos, porque sus ojos estaban pesados. Ellos no sabían qué decir” (v.40) Qué transmiten hoy nuestros gestos? Aproximándose a Jesús, Judas le dice: “Rabbi” y lo besa” (v.45). En el momento en que Jesús hablaba de paz, “uno de los que se encontraban allí saca su espada y hiere al servidor del sumo sacerdote, cortándole una oreja” (v.47). Al ver todo lo que sucedía “Los discípulos le abandonaron y huyeron todos” (v.50).

En verdad cuando llegan las resistencias, dificultades o la adversidad, nos vemos bien débiles. Nos sentimos bien desnudos. “Un joven que seguía Jesús, no tenia sino una sábana como vestido. Se le atrapa, pero soltando la sábana, el joven sale huyendo desnudo” (v.51-52).

La meditación de la pasión nos hace entonces descubrir que el amor de Dios revelado en Jesucristo es más grande que nuestras debilidades. Más grande que todo lo que podemos imaginar. Él no rehusó entrar hasta lo más íntimo de nuestras muertes…

Cuando somos arrancados de nosotros mismos, Él es clavado, desnudado, sobre la cruz; cuando los demás no saben más o no perciben que somos humanos, y la compasión es ausente,  Él es flagelado, punzado y tratado como una presa de caza; cuando nos sentimos abandonados de Dios, Él está ahí, en lo más intimo de nuestras muertes, para que volvamos a salir con Él.

“Verdaderamente este era el Hijo de Dios” (Mc 15,39).



Reflexión (I)

Pero, acaso solo existe la maldad? (el mal?)


El padre Tiburtius Fernandez, misionero asiático de la Sociedad de Misiones Africanas,  y original de Sri-Lanka nos dice en la homilía de este día (1):

La pasión del Señor está totalmente marcada por intrigas, traiciones, sublevaciones de gente empujada por jefes hostiles, que uno tiene la impresión o puede llegar a pensar que sus contemporáneos eran todos malos.

Pero los relatos de la pasión esconden (o sugieren tímidamente) un impresionante repertorio de personas, de gente que,  cada quien a su manera, trataron de ayudar a Cristo y de librarlo del suplicio de la cruz.

Hubo, por ejemplo, la mujer del gobernador Pilatos que dirá  a su marido  no mezclarse en el proceso de este justo (Mt 27); el mismo Pilato hizo un esfuerzo para hacerle comprender a los judíos que Jesús era inocente (Jn 18,38;  19,4,6; ver en Hechos de los Apóstoles 3,13). Antes se nos ha hablado de algunos soldados que se habían negado a detenerlo (Jn 7,45-46.

Nicodemo había intentado defender a Jesús en el Consejo de los sacerdotes y fariseos (Jn 7,50-52), y José de Arimatea, él tampoco se mostraba de acuerdo con las autoridades judías (Lc 23, 50-51).

Durante el camino hacia el calvario (vía-crucis), hubo mujeres que lloraron a su lado (Mt 27,55-56). Otras mujeres le siguieron hasta el lugar de la crucifixión (Mt 27,60). Una parte de la multitud, contemplando lo que había pasado, dan la  vuelta mientras se dan golpes de pecho (Lc 23,48). El buen ladrón descubre en Jesús a un hombre justo (Lc 23,48). Y con toda seguridad, el discípulo que Jesús amaba, estaba también allí, al pie de la cruz, con María, la madre de Jesús (Jn 19,25-27).

Después de la muerte de Jesús, José de Arimatea tiene el coraje y la valentía de ir (Mc 15,43) a casa del Gobernador Pilato para obtener el permiso de retirar su cuerpo de la cruz para enterrarlo con dignidad (Mt 27,57-60). En su momento Nicodemo se le une y este para prepararle derrama sobre su cuerpo 100 libras de perfume (Jn 19,39).

Sin embargo, me gustaría hablarles todavía de otros dos personajes que encontramos en el camino de la cruz y nombrados en el evangelio de este día.

El primero, es Simón el cirineo (o Simón de Cirene). Cirene era una ciudad de Libia, en África del Norte. Simón era entonces un inmigrante en Israel. Los nombres de sus 2 hijos, Alejandro y Rufus, muestran una apertura hacia todos los horizontes: el nombre Alejandro viene del mundo griegos y Rufus es un nombre romano (Mc 15,21). El hecho que San Marcos nombre sus dos hijos, demuestra por lo que sigue, que ellos se han convertido al cristianismo y que ellos son bien conocidos por sus lectores (ver Romanos 16,13 donde San Pablo dice que su madre (de ellos) era como una madre para él). Y  la tradición cristiana tampoco ha dejado en el olvido a Simón el Cirineo, pues es el héroe de la quinta estación del via-crucis.

El evangelio nos dice que Simón entraba a su casa de regreso del campo. Quizás ha debido trabajar toda la mañana. A la hora del medio día cuando el sol golpea fuerte, estaría fatigado y hambriento y se le ha pedido entonces ayudarle cargar la cruz a Jesús. Él, extranjero de paso, llega a ser la primera persona que hace literalmente lo que Jesús había dicho antes: “Si alguien quiere venir en pos de mi, que renuncie a si mismo, que tome su cruz y me siga” (Mc 8,34).

Simón ha portado (llevado, cargado) la cruz de Jesús. Estaba muy cerca de Él, ha sentido su respiración y su aliento, lo ha visto sufrir y quizás llorar. Al  hacer esto, Simón se ha convertido en el compañero y testigo privilegiado de este conmovedor evento de la historia: el camino de la cruz (vía-crucis), donde el Hijo de Dios entrega (dona, da) su vida para que todos los seres humanos, sin excepción, sean salvos.

Sin darse cuenta que esta procesión de pesadilla le conducía directamente a Dios y que un día su nombre iba llegar a ser el sinónimo de personas anónimas, simples y o sencillas quienes a través de todo el mundo saben ayudar los otros, Simón ha levantado la cruz de Jesús y la llevó en sus hombros.  Así él se ha convertido en el precursor de todos los simón cirineos de la historia.

Los medios de comunicación poco o nada nos hablan de estas personas, pero cuando se les hace urgente, justo y necesario se hacen o toman un lugar cerca de alguien que carga dolorosamente su cruz, porque lo saben hacer y sin mascaras. Simón cirineos pueden ser nuestros padres, nuestras madres, hermanos y hermanas, nuestros amigos, a veces desconocidos que nos rodean con su simpatía y nos ayudan.

Después haber hablado de Simón el Cirineo, San Marcos tiene algo que decirnos a propósito del centurión romano quien era el jefe de pelotón (100 hombres) , encargado de la ejecución de Jesús, este hombre había visto a Jesús sucumbiendo bajo el peso de la cruz, fatigado, agotado y había hecho reclutar por unos cuantos minutos u horas a Simón para ayudarle a llevar la cruz a Jesús. Él había ordenado también que se le ofreciera vino aromatizado de Mirra al condenado para mitigar su dolor (Mc 15,23), y finalmente al momento de la muerte de Cristo, este mismo centurión, acostumbrado a ver morir tantos hombres, declara: “verdaderamente este era Hijo de Dios” (Mc 15,39). La mirada de este extranjero sobre Jesús nos hace superar la vergüenza normal ante el espectáculo de la muerte de un criminal. El Centurión le devuelve el honor y la dignidad a Jesús, restablece su persona y al mismo tiempo lo restablece en su relación con su Padre del Cielo.

Pero en fin, por qué el centurión ha pronunciado estas palabras?  Estaba acaso él en la búsqueda de la verdad y la percibió en el sufrimiento de Jesús? Sus palabras traicionan su fe en Dios? Sin ninguna duda, no podemos nosotros mejorar o realzar el sentido de estas palabras que han salido de la boca de este oficial pagano.  Es probable que solo haya reconocido la inocencia y la santidad serena que Jesús ha mostrado a lo largo de la pasión. Pero para el evangelista San Marcos, las palabras de este hombre tienen otro sentido o contenido y nos invita a reconocer verdaderamente  en el crucificado a “El hijo de Dios” (Mc 1,1).

En este preciso instante, el amor de Dios,  que arroja todas las dificultades y sufrimientos en el sufrimiento de Cristo nos permite ya ver entre líneas la resurrección. Gracias a las palabras del soldado de otra tradición religiosa (no pagano, no me gusta esta palabreja), la cruz de Cristo se transforma en una cruz luminosa (una cruz de luz).



REFLEXION II

“Habiendo amado los suyos, los amó hasta el extremo!”

Sobre la cruz, todos los dolores, todas las lágrimas, todas las angustias de nuestra vida están reunidas y Dios se muestra solidario de todos los sufrimientos que afligen nuestro mundo.  

Los otros 3 evangelistas no destacan demasiado este aspecto dramático de la pasión.  Marcos cree profundamente que por la Encarnación,  Dios ha llegado a ser como nosotros, con todo lo que la vida lleva o porta de angustias y de miseria. El Cristo crucificado se identifica con todos nuestros sufrimientos y los sufrimientos de aquellos que mueren por causa del hambre, de la discriminación, de la guerra, de las torturas, de los genocidios.

Y como ustedes se habrán dado cuenta, las lecturas de este domingo nos presentan dos procesiones. La primera conduce Jesús a la ciudad de Jerusalén donde es acogido con entusiasmo (procesión de ramos). La otra lo empuja fuera de la ciudad, condenado a la muerte más atroz que uno puede imaginarse. En la liturgia de los ramos, Él es aclamado como el “hijo de Davidque viene en nombre del Señor”. En la procesión de la pasión, la multitud pega gritos de vergüenza hacia el condenado a muerte, a pesar del hecho que “haya pasado su vida haciendo el bien”. En la primera procesión, la gente extiende sus vestidos en la calle para rendirle homenaje, en la segunda se le despoja de sus vestidos, se le causan heridas, se le cubre de ridiculez y de propósitos injuriosos.

Es la dualidad de la respuesta que se le da a Dios a través de la historia…A veces, le permitimos entrar en nuestra casa (en nuestra vida) y a veces lo rechazamos violentamente fuera de nuestras vidas.

Para Marcos, la verdadera esencia de la “Buena Nueva de Jesucristo”, el meollo del asunto se revela sobre la cruz. La expresión que sale de los labios del centurión romano es la síntesis de su teología: “verdaderamente este hombre es el Hijo de Dios”. “El secreto mesiánico” de San Marcos es ahora descubierto y se dice por fin quién es Jesús. Durante toda su vida publica, Él le había demandado a la gente de guardar silencio sobre su identidad, porque uno no podía “comprender a Dios” en verdad, sino mirando la cruz. Él es “Hijo”, Él es “rey”, pero no como los hombres se lo imaginan…Él es todo amor, Él es amor absoluto, que muere por “los otros”…Este rey es el servidor sin privilegios y sin dominio, quien “ha venido para servir y no para ser servido”.

Para San Marcos, es la forma como Jesús dona su vida que despierta la admiración del centurión:…Viendo que había expirado…(Mc 15,39). Para este rudo militar, es precisamente porque Jesús fue hasta el extremo de su amor, hasta la muerte en la cruz, que Él se revela verdaderamente como Hijo de Dios.
El gran poderío y poder (fuerza)  de Jesús se manifiesta en la debilidad de su amor: “habiendo amado los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el extremo”.


 Algunos fragmentos de
LA EXTRAORDINARIA REFLEXION DE FRAY MARCOS:

Lo verdaderamente importante en el relato de la pasión, está más allá de los acontecimientos que se pueden narrar. Lo esencial no se puede meter en palabras. Lo que los textos nos quieren trasmitir, está en la actitud de Jesús que refleja plenitud de humanidad. Lo importante no es la muerte física de Jesús, lo importante es descubrir por qué le mataron, por qué murió y cuales fueron las consecuencias de su muerte para él y para los discípulos.

Si nos quedamos con el Cristo resucitado y glorioso, que murió por obediencia al Padre y nos conformamos con darle culto, hemos malogrado no solo su muerte sino toda su vida.

A nosotros hoy, la muerte de Jesús nos obliga a plantear la verdadera hondura de toda vida humana. Jesús supo encontrar, como ningún otro hombre, el camino que debe recorrer todo ser humano para alcanzar su plenitud. Amando hasta el extremo, nos dio la verdadera medida de lo humano. Desde entonces, nadie tiene que romperse la cabeza para buscar el camino de mayor humanidad. Si quiero dar pleno sentido a mi vida, no tengo otro camino que el amor total, hasta la muerte si las circunstancias lo exigieran.

La manera de interpretar la muerte de Jesús determina la manera de ser cristiano y de ser hombre. Hoy, también hay miles de seres humanos que están entregando su vida por los demás. “Pasando por uno de tantos” no pierden ocasión de estar junto a los débiles y despreciados. También éstos están haciendo presente a Dios y al hombre.
Jesús, muriendo de esa manera, hace  presente a un Dios sin pizca de poder externo, pero repleto de amor, que es la fuerza suprema. En ese amor reside la verdadera salvación. El “poder” de Dios no queda reservado para el momento de la resurrección, sino que lo debemos descubrir en Jesús, cuando es capaz de amar hasta entregar la vida.


ORACIÒN-CONTEMPLACIÒN:

Ningún sufrimiento salva por sí mismo,
ni siquiera el de Jesús.
Lo que salva es la actitud de fidelidad a su verdadero ser,
que Jesús mantuvo durante su vida y afianzó en la cruz.
……………..
Vivir una verdadera humanidad, es perder el miedo a la muerte,
porque no afecta para nada a mi verdadero ser.
El miedo a la muerte es la esclavitud más difícil de romper.
Toda clase de opresión nace de esta esclavitud.
……………….
La Vida que Dios me ha dado, envuelve todo mi ser.
Con esa Vida divina, se me dan oportunidades infinitas de ser.
Con ella se me ha dado todo.
Nada tengo que esperar y nada debo temer.
…………
        Fray Marcos


La reflexión revolucionaria de Koinonia.org:




REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:


Reflexión personal,

Pequeño Misal:  “Prions en Église”, Edition québécoise, mars 2012.

Fernandez, Tiburtius,  s.m.a. Homélies pour l’année B, 2011.

Reflexión del P. Allard, s.d.v.  (http://cursillos.ca)

Reflexión de Fray Marcos (http://feadulta.com)


 







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Gustavo Quiceno