Domingo de Pascua por una reflexión y
conversión ecológica:
Lectura del Santo Evangelio según San
Lucas 24,36-45
La aparición a los once discípulos
Mientras
estaban hablando de todo esto, Jesús estuvo en medio de ellos (y les dijo: «Paz
a ustedes.») Quedaron atónitos y asustados, pensando que veían algún espíritu, pero
él les dijo: «¿Por qué se desconciertan? ¿Cómo se les ocurre pensar eso? Miren
mis manos y mis pies: soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no tiene
carne ni huesos como ustedes ven que yo tengo.» (Y dicho esto les mostró las
manos y los pies). Y como no acababan de creerlo por su gran alegría y seguían maravillados,
les dijo: «¿Tienen aquí algo que comer?» Ellos, entonces, le ofrecieron un pedazo de
pescado asado (y una porción de miel); lo tomó y lo comió delante ellos. Jesús
les dijo: «Todo esto se lo había dicho cuando estaba todavía con ustedes; tenía
que cumplirse todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y
en los Salmos referente a mí.» Entonces les abrió la mente para que entendieran
las Escrituras.
Hay en este relato muchos pasajes:
pasajes (pasos o transiciones) del miedo a la paz, de la incredulidad al
encuentro verdadero, del pecado al perdón, de la ignorancia a la inteligencia,
de la muerte a la vida.
Pasajes, transiciones, cambios y conversiones,
habremos o hemos vivido en nuestro caminar de las últimas semanas.
En este día de Pascuas, demos gracias
a Dios por habernos sostenido en nuestro caminar (yo agradezco en particular,
por haberme permitido perseverar con estas reflexiones ecológicas diarias, por
el tiempo hallado, por la gracia recibida, por las actitudes, palabras y mínimo
pensamientos nuevos que todo esto habrá generado en mis lectores con quienes he
compartido).
Que estos pasajes no siempre fáciles,
confesémoslo, sean siempre fuente de nuestra esperanza en nuestra capacidad de
actuar y realizar gestos que produzcan algo diferente y transformen nuestro
mundo en un lugar donde todos podamos vivir en paz.
Como en otro tiempo lo ha hecho para sus discípulos,
Jesús quiere presentarse ante nosotros: Él se nos une cuando lo escuchamos, lo
imitamos u oramos. Y de igual manera su presencia nos sorprende; en ocasiones
de igual modo Él se hace presente sin que se lo hayamos pedido. En la
carretera, en el camino, en el supermercado, en la tienda, en nuestra casa: en
todos los lugares de nuestra vida, el desea la paz, su paz.
Porque la Paz está en el centro del
encuentro con el Resucitado. Esta paz, la buscamos constantemente. Para
nosotros mismos o para la creación, en el corazón o centro de esta vida
estresante, tenemos necesidad de ser apaciguados para poder ver claro y tomar
las buenas decisiones.
De igual manera, Jesús se invita a
comer, Él quiere estar presente en nuestras comidas. Osaremos proponer una última
conversión ecológica, otro gesto de solidaridad, en este domingo de Pascua?
Si hoy ofrecemos o regalamos chocolate, pensemos
en las poblaciones que viven de su recolección. Pensemos en los niños de los
cultivadores de cacahuetes y de cacao, y compremos un chocolate que haya sido
cultivado con justicia y respeto a los derechos de sus productores.
La cultura del cacao, más que ninguna
otra, causa la destrucción de inmensas zonas de la jungla en África occidental,
desde Ghana hasta Costa de Marfil, pasando por Camerún.
Seria extraño e irónico celebrar a
Cristo Resucitado quien hace reinar la justicia, favoreciendo la injusticia y
la devastación con nuestras compras. El chocolate justo y o cultivado con
sentido de equidad, sin duda que es un poco más caro, pero también es de mejor
calidad ecológica! Exíjanlo en sus almacenes donde compran habitualmente, en la
panadería, en la dulcería; este gesto tiene todo su sentido si en verdad está motivado por el amor al prójimo.
Jesús no está desconectado y o lejano
de nuestra realidad. Por el contrario, Él come el chocolate con nosotros. Su resurrección
no está fijada en el texto de una ceremonia, así sea cantada e igualmente también bella; ella está encarnada en todos
las personas que realizan pequeños gestos por un mundo de justicia y de paz. Es
por la resurrección que Dios prueba y o muestra que la vida es más fuerte que
la muerte. Y Dios no solamente habla, también actúa…en nosotros. No matemos la
belleza del mundo, sino más bien por la fuerza que Dios nos transmite,
resucitemos la belleza del mundo!
De este modo, así podremos desearnos
los unos a los otros Felices Pascuas…verdes!
ORACION:
Padre Nuestro, Creador del Cielo y de
la Tierra,
Tu has resucitado a Jesús para
llenarnos de Esperanza.
Ahora, el Espíritu Santo sopla y nos
inspira
para que seamos testigos de tu luz de
vida
en todas las esferas de nuestra
existencia.
Despierta en nosotros esta justicia
que construye tu Reino.
Suelta nuestra lengua y nuestras
manos
Para que tu Voluntad sea hecha sobre esta tierra
como ya está en el Cielo.
Y oramos por esta gracia
de continuar haciendo tu Voluntad
todos los días,
sea en nuestros pequeños gestos
cotidianos,
o en este grandioso día de Pascuas.
Gracias Padre Gustavo por estas reflexiones. Felices pasacuas
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