Por una conversion ecológica: RESUCITEMOS!
Intro:
El sacerdote, periodista y escritor español
José Luis Martin Descalzo (+1991) de pluma amena y que nos hizo gustar tanto la
fe y la espiritualidad católicas en sus diferentes libros de “razones “ (para
la fe, la esperanza, la alegría, el amor…) decía que durante el tiempo pascual
los cristianos deberíamos recitar o hacer el “via lucis” (camino de la luz)…Es decir que así como le dedicábamos
tiempo y dábamos tanta importancia al “via crucis” durante los días cuaresmales
(especialmente el viernes), deberíamos durante estos días de Pascua meditar en
los pasajes post pascuales en un ambiente de agradecimiento inmenso y alegría:
esos pasajes como las apariciones del resucitado, el testimonio de los apóstoles,
la recepción y la fuerza del Espíritu Santo
en Pentecostés, etc. Meditarlos y encontrar fuentes de oración en ellos. Inclusive
él se atrevió a proponer las 15 estaciones para esta oración (que pueden
encontrar acá en mi blog también y que pueden imprimir) : http://gusqui.blogspot.ca/2011/04/una-pascua-eterna.html
Lectura del Santo Evangelio según San
Juan 21, 1-13:
Jesús prepara una comida en la playa
Después de
esto, nuevamente se apareció Jesús a sus discípulos en la orilla del lago de
Tiberíades. Y se hizo presente como sigue: Estaban reunidos Simón Pedro, Tomás el
Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los hijos del Zebedeo y otros dos
discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar.» Contestaron: «Vamos también
nosotros contigo.» Salieron, pues, y subieron a la barca, pero aquella noche no
pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba
parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que
comer?» Le contestaron: «Nada.» Entonces Jesús les dijo: «Echen la red a la
derecha y encontrarán pesca.» Echaron la red, y no tenían fuerzas para
recogerla por la gran cantidad de peces. El discípulo de Jesús al que Jesús
amaba dijo a Simón Pedro: «Es el Señor.» Apenas Pedro oyó decir que era el
Señor, se puso la ropa, pues estaba sin nada, y se echó al agua. Los otros
discípulos llegaron con la barca -de hecho, no estaban lejos, a unos cien metros
de la orilla; arrastraban la red llena de peces. Al bajar a tierra encontraron fuego encendido,
pescado sobre las brasas y pan. Jesús
les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.» Simón Pedro
subió a la barca y sacó la red llena con ciento cincuenta y tres pescados
grandes. Y no se rompió la red a pesar de que hubiera tantos. Entonces Jesús
les dijo: «Vengan a desayunar». Ninguno de los discípulos se atrevió a
preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el
pan y se lo repartió. Lo mismo hizo con los pescados.
La
reflexión ecológica para concluir!
Aquí estamos finalizando este camino propuesto en el conjunto de
reflexiones por una cuaresma que salve a la creación, una cuaresma por una conversión
ecológica!
La comenzamos con una letanía por un
planeta en peligro, inspirada en las “Diez (10) plagas de Egipto”, actualizadas
para los tiempos que vivimos, donde reflejábamos nuestras preocupaciones ante
las catástrofes ecológicas y climáticas.
En este pasaje del evangelio de San
Juan, Jesús resucitado, que pasa de la muerte a la vida, parece poner fin a
estas maldiciones. Por sus palabras de esperanza y de paz, anula estos
terribles oráculos: la creación pasa de la muerte a la vida; ya estuvo bueno y
no queremos más la necedad y o terquedad
egoísta de los poderosos, el agua vuelve a ser fuente de vida; ranas,
langostas, mosquitos, lepras y heridas, peste de los animales, han
desaparecido; el hielo y la oscuridad han dado paso a una fresca mañana de sol
en el oriente, promesa de renovación.
Pero hay más; al ofrecer una comida,
tan simple y o sencilla- pan y pescado asados- a los discípulos, Jesús pone fin
al ayuno de la cuaresma. No es solamente tiempo de festejar y o celebrar, sino
que también es tiempo para compartir, de saciar el hambre de todos aquellos que
tienen hambre. Es tiempo de cesar nuestros ayunos (carne, excesiva consumación
de agua, de electricidad, de energía, etc, ) no para volver a comenzar el desperdicio, el malgasto sino
hacerlo en un nuevo espíritu de la utilización con igualdad y justicia de las
fuentes y o recursos.
Finalmente, Jesús inaugura también un
tiempo de abundancia: “153 peces grandes…” La naturaleza ha rencontrado su exuberancia
y esplendor, su plenitud, su fecundidad, su bondad, su efervescencia, la
riqueza incomparable de su diversidad, sus mil y una bellezas.
Nos corresponde ahora a nosotros
preservar todo ello para aprovechar más y más todavía.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
DAVID FINES- NORMAN LEVESQUE. Au cotidien Carême 2012. Novalis, Qc.
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Gustavo Quiceno