viernes, 13 de abril de 2012

15 de abril del 2012: Segundo Domingo de Pascua y de la Divina Misericordia


PRIMERA LECTURA

LECTURA DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 4, 32-35

En el grupo de los creyentes, todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenían. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor con mucho valor.
Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego, se distribuía según lo que necesitaba cada uno.
Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL
SALMO 117

R.- DAD GRACIAS AL SEÑOR PORQUE ES BUENO, PORQUE ES ETERNA SU MISERICORDIA. (o, Aleluya)

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R.-
La diestra del señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa.

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigo, me castigo el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R.-

 La piedra que desecharon los arquitectos,
es ahora la piedra angular.
Es el señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Este es el día que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R.-

 SEGUNDA LECTURA

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN 5, 1-6

Queridos hermanos:
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Aquel que da el ser, ama también al que ha nacido de Él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.
Pues en esto consiste el amor a Dios: que guardamos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo.
Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Este es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No solo con agua, sino con agua y con sangre: y el Espíritu es quien da testimonio, porque el espíritu es la verdad.
Palabra de Dios


ALELUYA Jn 20,29
Porque me has visto, Tomás, has creído, dice el Señor. Dichosos los que creen sin haber visto.

 EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19- 31

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
--Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
--Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
--Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
--Hemos visto al Señor.
Pero él les contestó:
-- Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.
A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
--Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás:
--Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Contestó Tomás:
--¡Señor mío y Dios mío!
Jesús le dijo:
--¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.
Muchos otros signos que no están escritos en este libro hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.
Palabra del Señor


A guisa de introducción:


CREER PARA VER

Yo he conocido algunos “Tomás”. Uno de ellos fue mi profesor de filosofía en la Universidad. Un hombre fuerte, inspirador, que perseguía siempre la misión de estimular en sus estudiantes el gusto del cuestionamiento y de la búsqueda de la verdad.

Otro era un primo. Su padre había muerto antes de nacer, él debio confiarse al testimonio de los otros para reconocerlo, sentir su presencia en su vida y amarlo.
Agregaría a estos, los grandes Edison, Becket, Mann, Camus, Moore encontrados en la cadena y o colección de mis lecturas, sin olvidar Albinoni.

Mas, a mis ojos, el Tomás del evangelio, solo él encarna la pasión, la determinación, el realismo y la sinceridad de los otros.

El discípulo referido, al igual que los otros también esta impactado, sacudido en sus ideas y sentimientos por la muerte de Jesús. Pero, cuando sus amigos se esconden (quisieran desaparecer) ante el miedo, é lesta afuera en las calles de Jerusalén. Lucido y entero, no acepta lo que los otros le reportan (o cuentan).  Que Jesús está vivo? Tomas solo creerá cuando toque sus heridas con sus manos!

El relato no dice que lo haya hecho. San Juan cuenta preferiblemente su reacción al ver al Señor. Y como se muestra feliz de haberse equivocado!

Su fe se expresa en la más bella profesión de fe: “Señor Mío y Dios Mío!”

Cristo vive! Es necesario creer para palpar su presencia, vivir en Él y ser testigos.

Creer para ver como la paz y la esperanza llegan a ser tangibles en nuestra vida, nuestra familia y nuestra comunidad…
                                                Lise Hudon – Bonin



Una aproximación psicológica
JEAN-LUC HETU
En “Les options de Jesús


DESPUÉS DE UNA DECEPCIÓN

El “descubrimiento” de la resurrección de Jesús, por parte  de los apóstoles no ocurrió de un solo golpe. La fe en Jesús resucitado no fue una intuición pura e instantánea. Al igual que los peregrinos de Emaús, no partieron de cero. Ellos debieron hacer esfuerzos para digerir el viernes santo y así integrar su decepción y para salir de la sensación de vacuidad en la cual se encontraron al día siguiente después de aquellos sucesos.

Y cuan verdadero es aquello de que un hombre decepcionado es un hombre reforzado! Después de una grande decepción, el corazón se blinda, se protege de la posibilidad de nuevas heridas, se mantiene lejos de toda aventura que podría terminar en el mismo desenlace desdichado.

En este sentido, no hay de un lado 10 apóstoles que son crédulos, buenos y que han creído de una,  de manera espontánea, y del otro, Tomas, el malo que se hace “halar (jalar) las orejas” para que crea. No hay sino hombres que poseen ritmos diferentes en el proceso de la fe, algunos son un poco más rápidos para integrar lo vivido, y hay  otros que tienen necesidad de un poco más de tiempo.

Y en este sentido es muy revelador que Jesús reproche a los peregrinos de Emaús “Su lentitud para creer”  (Lucas 24,25). Aquí el tiempo es un factor importante. Después de los sucesos que nos sacuden , después de las heridas, es normal que uno sienta la necesidad de recogerse, de darse tiempo para integrar lo vivido.

Pero una vez que pase el tiempo necesario , y que varia,   de una persona a la otra, uno a veces continua arrastrando los pies lentamente, complaciéndose en sus fallas, uno persiste a quedarse en la timidez, a encerrarse delante toda ocasión para empezar de nuevo, como si se le impidiera a la vida de volver a encontrar su frescura de antes.

Esos son los sentimientos dudosos  que Jesús sacude con virilidad acá.


REFLEXIÓN CENTRAL


“Jesús vino y se puso en medio de ellos… »

 Jesús  resucitado se manifiesta “el domingo”, el primer día de la semana.

Los cristianos no se reunían todos los días. Ellos también tenían sus ocupaciones diarias, sus puestos de trabajo y por tanto no podían estar permanentemente juntos.

Ahora, es en el marco de su “encuentro semanal o hebdomadario” que Jesús viene. Esto nos muestra que la fe no es un asunto estricta o meramente personal o individual. 

La Presencia de Cristo Resucitado es sentida, experimentada sobretodo en el marco de nuestros encuentros comunitarios, cuando nos reunimos como Iglesia.

Uno no puede vivir su fe solo: la fe tiene necesidad de alimentarse de la Palabra de Dios  y  alimentarse también de la fe de los otros.

Ellos hacen el encuentro pero tienen miedo. Cuando Juan escribe su evangelio es un tiempo de persecución. Los discípulos habían adoptado la costumbre de reunirse una vez en casa de uno, la otra vez en casa del otro…Ellos se acogen, pero hay deserciones, personas que abandonan el grupo. Ellos atrancan las puertas. Y he aquí que cada domingo, se renueva el signo del Cenáculo. Misteriosamente, Jesucristo aparece entre la comunidad, se hace uno más con los suyos en el lugar donde se reúnen, en Éfeso, en Antioquia, en Jerusalén, Roma. Cada domingo es Pascua! “Tu estas acá, en el centro de nuestra vida, y eres tu quien nos hace vivir”, como dice un canto en francés.

La Iglesia es ante todo la reunión de hombres y mujeres  donde Jesús resucitado se hace presente en medio de ellos.

La primera palabra de Cristo después su resurrección es una palabra de paz, una palabra que como un refrán, viene una y otra vez en el texto de hoy: “la paz esté con ustedes”. El primer don del resucitado, es el don de la paz que hace desaparecer el miedo y la duda: “Shalom”. Esta paz no es como la que da el mundo (no es la ausencia de guerra simplemente, pues se puede conservar la paz en medio del conflicto y del odio), es la paz confiada como una herencia preciosa la tarde del jueves santo: “La paz les dejo,  MI paz les doy…”

La presencia del Senor causa alegria. La alegría de la resurrección viene después del miedo, el sufrimiento, después de la duda. La alegría pascual, la alegría cristiana no es una alegría fácil, espontanea, no es la que probamos cuando todo va bien, cuando se tiene buena salud, cuando se es aun joven y se siente uno pleno de vitalidad, cuando nos empresas y o proyectos triunfan, cuando nuestras relaciones de amistad y familiares son agradables.  La alegría de la resurrección, es la que viene “después”…después de la angustia, después de la crisis! Es la paz y la alegría que resurgen después de una situación desesperante (la muerte de un crucificado) y que nada podrá hacerla desaparecer: es la alegría de los discípulos de Emaus después del desaliento y la tristeza por la muerte de Cristo.

Con seguridad, todos tenemos nuestros miedos. Miedo de los otros, miedo de sufrir, de “que nos falte la plata”, de no estar a la altura, de envejecer, de morir. La lista de nuestros miedos es larga, muy larga, y estos miedos nos impiden ser felices y conocer la alegría.

Pero Cristo hoy nos dice: “No tengan miedo, confíen en mi. Yo he vencido el peor de los miedos: el miedo a la muerte”.

La presencia de Cristo nos reune a pesar de nuestras divergencias, a pesar de nuestras diferencias. La comunidad cristiana esta abierta a la gente de todos los colores, de todos los partidos políticos, de todas las etnias, de todas las lenguas. Es el contrario de la torre de Babel. San Pablo dirá: “entre ustedes ya no hay griegos, ni judíos, ni hombres ni mujeres, ni esclavos ni hombres libres”.

En este primer encuentro con sus discípulos,  Jesucristo les da una vida nueva:  “Él soplo sobre ellos su espíritu y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”, el soplo de vida. El don del Espíritu, recuerda el texto el texto de la creación de Adán y Eva cuando el Espíritu de Dios les insufla la vida. Se trata de una Nueva Creación”, Nosotros somos, renovados, recreados…

“Reciban el Espíritu Santo. Todo ser humano a quien ustedes perdonen sus pecados le serán perdonados”. Estas palabras son dirigidas al conjunto de discipulos de Cristo. Es un llamado a  liberarnos mutuamente perdonándonos los unos a los otros. “Como el Padre me ha enviado, yo también, yo les envio”. En adelante, nosotros somos mensajeros de “su misericordia divina”.

« Aquellos a quienes ustedes perdonen los pecados, les serán perdonados ». Estamos comprometidos en la misma misión de Jesús: “El Espíritu de Dios está  sobre mi, Él me ha consagrado, me ha enviado a llevar la Buena Noticia a los pobres, anunciar un año de Gracia de la parte de Dios, para liberar a los cautivos. Somos portadores de ese espíritu liberador que transmite, da la vida.

En el momento actual, cuando una gran cantidad de bautizados no frecuentan más las iglesias, nuestras reuniones dominicales son importantes y nos permiten alimentar, mantener  y vivificar nuestra fe de creyentes!

Uno no puede vivir su fe solo, en soledad: la fe tiene necesidad de nutrirse de la palabra de Dios y alimentarse de la fe de los otros...




REFLEXIÓN DE MARCOS RODRIGUEZ 
http://feadulta.com/Ev-MR_B_24-2P.htm




BIBLIOGRAFIA:


Pequeño "prions en Église", edicion Quebec, 2011

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus




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Gustavo Quiceno