L
E C T
U R A
S :
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA
1,13-15; 2, 23-25
Dios no
hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes; todo lo creó
para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas
veneno de muerte ni imperio del Abismo sobre la tierra, porque la justicia es
inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su
propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los
de su partido pasarán por ella.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 29
R.- TE ENSALZARÉ, SEÑOR, PORQUE ME
HAS LIBRADO.
Te ensalzaré, Señor, porque me has
librado
y no has dejado que mis enemigos se
rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la
fosa. R.-
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana el júbilo. R.-
Escucha, Señor, y ten piedad de mi;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas,
Señor, Dios mío, te daré gracias por
siempre. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL
APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 8, 7-9.13-15
Hermanos:
Ya que
sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y
en el cariño que nos tenéis, lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo:
siendo rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros, con su pobreza, os
hagáis ricos. Pues no se trata de aliviar a otros pasando vosotros estrecheces;
se trata de nivelar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta
que ellos tienen; y un día, la abundancia remedia la falta que ellos tienen; y
un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá nivelación.
Es lo que dice la Escritura: "Al que recogía mucho, no le sobraba; y al
que recogía poco, no le faltaba"
Palabra de Dios
ALELUYA 2 Tim 1, 10 b
Vuestro Salvador Jesucristo destruyó
la muerte y sacó a la luz la vida por medio del Evangelio.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN
MARCOS 5, 21-43
En aquel
tiempo, Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su
alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se
llamaba Jairo, y al verlo se echo a sus pies, rogándole con insistencia:
-- Mi niña
está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se
fue con le acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que
padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la habían
sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su
fortuna; pero en vez de mejorar se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y
acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo
tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus
hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús,
notando que había salido una fuerza de él, se volvió enseguida en medio de la
gente, preguntando:
-- ¿Quién
me ha tocado el manto?
Los
discípulos le contestaron:
--Ves como
te apretuja la gente y preguntas: “¿quién me ha tocado?”
Él seguía
mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y
temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echo a los pies y le
confesó todo. Él le dijo:
-- Hija,
tu fe te ha salvado. Vete en paz y con salud.
Todavía
estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
-- Tu hija
se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?
Jesús
alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
-- No
temas; basta que tengas fe.
No
permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de
Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los
que lloraban y se lamentaban. Entró y les dijo:
-- ¿Qué
estrépito y que lloros son estos? La niña no está muerta, está dormida.
Se reían
de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y
sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano, y le dijo:
-- Talitha
qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).
La niña se
puso en pie inmediatamente y echo a andar --tenía doce años--. Y se quedaron
viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran
de comer a la niña.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
La fuerza de Jesús y la fe del ser
humano
Este domingo nos encontramos con un
relato que contiene la narración de dos
milagros intercalados: la sanación de la hemorroisa (mujer que sufría de un
permanente flujo de sangre) y la resurrección de la hija de Jairo.
Se ha dicho que esta forma de narrar
es muy propia de San Marcos. El hecho de poner el inicio de un relato antes de
la conclusión de otro.
Siempre se ha dicho que para obrar el
milagro es indispensable la fe y en este
relato cumple cita la virtud teologal en los dos beneficiarios.
Los cristianos o seguidores de Jesús,
los fervientes católicos experimentamos esa fuerza decisiva de la fe, de la
espera en Dios…hemos sentido y probado todo lo que puede hacer ella.
Veamos no más la situación de tantos
profesores y educadores que en escuelas y colegios públicos o privados en el
mundo, día a día se ven abocados a
enfrentarse a un ambiente hostil para ejercer su profesión de guías y pedagogos
y a pesar de todo ese espíritu ciego, rebelde y difícil de los alumnos logran
finalmente imponerse (por momentos), hacerse escuchar por un lapso de tiempo y
comunicar sus enseñanzas.
Muchos son los obstáculos que en el
diario vivir se oponen a la fe, la esperanza y el amor: ante la fe: la
incredulidad, ante la esperanza el pesimismo y la desesperanza y ante el amor
la insensibilidad social, el odio y la indiferencia.
Jesús de Nazaret era consciente de
todas estas fuerzas negativas y oscuras presentes en el corazón y espíritu humano
y vemos que a pesar de todo la fuerza de su amor se impone y la compasión obtiene
frutos…
Jesús sabía que no era posible obrar
el milagro donde no había fe y por ello exige y vive el retiro de todo espíritu
y fuerza negativa que no podía posibilitar toda su fuerza y energía al
prodigio.
Jesús nos invita este domingo a
considerar una vez más la fe y el amor como posibilitadores de vida y alegría.
En un mundo y sociedad donde parece abundar nada más que el pesimismo, la desesperanza y el desamor, Él nos recuerda la gran fuerza que llevamos consigo (la
fuerza de la fe, la confianza, la compasión y el amor) mientras comulgamos y le
seguimos…
Pidamos la fuerza del amor de Jesús y
la fe y convicción de Jairo y la mujer sanada.
Aproximación
psicológica del evangelio:
Las cosas
que no se hacen
Juan nos dice en el evangelio que “los judíos se habían puesto de acuerdo para
expulsar de la sinagoga a todo aquel que reconociera a Jesús como Cristo o Mesías”.
Y vemos en este evangelio como Jairo,
presidente de la sinagoga, no tiene otro recurso que acudir a Jesús el profeta
y sanador o curandero. Y esto porque la
muerte muy pronto va a devorar su hija y Jesús es su última oportunidad.