Pedro reconoce en Jesús al Mesías. Pero saber darle un título
no es suficiente. Jesús anuncia por primera vez que muy pronto será condenado a
muerte. Él emplea enseguida esta expresión sorprendente: “cargar su cruz”
(v.23).
La fe se descubre en la cotidianidad de cada uno, con sus alegrías
y sus pruebas (dificultades). En todas “nuestras cruces”, en las grandes dificultades de la vida o penas
cotidianas, en las heridas sufridas o en
el desespero interior, Jesús es nuestro compañero de camino.
EVANGELIO
LECTURA DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 9, 18- 24
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus
discípulos, les preguntó:
--¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:
--Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha
vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Él les preguntó:
--Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Pedro tomó la palabra y dijo:
--El Mesías de Dios.
El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
--El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por
los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer
día.
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
--El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su
cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá;
pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.
Palabra del Señor.
A guisa de introducción:
Jesús el más JODIDO
No sé si ustedes saben que la palabra JODIDO, además de
responder a otras etimologías (origen o génesis lingüísticos), podría ser una
variación ligera y sinónimo del adjetivo o gentilicio JUDIO. A su vez este sinónimo
“jodido” ha dado lugar al verbo “JODER” y al nombre “JODA”. En España y en Santander como en el altiplano
cundi-boyacense y el eje cafetero (Colombia)
se encuentran los más recurrentes en su hablar a la palabra JODER y sus
inflexiones. De ahí estas expresiones
familiares: “Deja eso ya, joder!, “Qué es la joda”, “usted si es jodido”, “estamos
jodidos”, “deje la joda”…
En la historia se ha catalogado a los judíos como hombres
comerciantes, hábiles y sagaces para los negocios…difíciles de “engañar”,
engatusar o sacarles ventajas en los intercambios. No fue gratuito que tuvieran
problemas con el nazismo y fueran víctimas de la persecución de Hitler. Y
primeramente, la manera de ser y el carácter
del judío siempre han sido admirados por su incolumidad, su firmeza y convicción
en sus leyes y creencias…que son desconcertantes, incómodas y molestas para
muchos.
Jesús de Nazaret fue y
ha sido, sigue siendo el judío más influyente de la humanidad. Si ha habido un
experto en “joder” (por permanecer
firme, molestar, perturbar, cuestionar, incomodar, interpelar, cambiar…) ha
sido Jesús.
Las canciones vocacionales y misioneras (religiosas) lo expresan en forma de poesía:
“Me has cambiado la
ruta, ya no sé caminar…” o
“por escuchar una voz
que dijo que faltaba gente para sembrar,
dejé mi casa y salí corriendo silbando fuerte
por no llorar…”; o
“por seguir a un
profeta de Galilea,
me eché la vida al hombro
como una manta
y me fui repartiendo
buenas noticias
entre cantos y risas,
gritos y lágrimas…”
En el evangelio mismo, y es patente en el pasaje que leemos este domingo la misión
“jodida” de Jesús. Jesús se tomó su vida y su misión en serio. Su vida y todo
su actuar, sus palabras reflejan el llamado a “sacudirse”, a avanzar, a
convertirse y ser mejor: “Si alguno
quiere venir en pos de mí que tome su cruz de cada día y me siga”. Y en otra parte dice:
“He venido a
arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!
Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se
cumpla! ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro,
sino división” (Lucas 12,49).
La división que indica Jesús es consecuencia de
la opción radical por seguirle a Él. A pesar de que muchas veces la vocación de
ser cristiano no es comprendida ni siquiera por los propios familiares, sin
embargo, Jesús sigue llamando a la entrega total, hasta el martirio cruento
muchas veces, de sus verdaderos discípulos.
En una sociedad que favorece la muerte de los no-nacidos y de los ancianos, que aplaude el crecimiento injusto de las riquezas en manos de pocos, frente a la miseria que sufren la mayoría de los ciudadanos, el cristiano está llamado a ser “signo de contradicción” como Jesús. El discípulo de Jesús, fiel y coherente, tiene que estar dispuesto a sufrir la contradicción constante de una vida entregada a la causa de los más desfavorecidos.
Anunciar y vivir el estilo de vida de Jesús provoca en esta sociedad consumista rechazo, descrédito, conflicto y división. Es una constante en la historia de la Iglesia. Es el cumplimiento de la bienaventuranza proclamada por el mismo Jesús: Dichosos serán ustedes cuando los injurien y los persigan, y digan contra ustedes toda clase de calumnias por causa mía (Mt 5, 11).
En una sociedad que favorece la muerte de los no-nacidos y de los ancianos, que aplaude el crecimiento injusto de las riquezas en manos de pocos, frente a la miseria que sufren la mayoría de los ciudadanos, el cristiano está llamado a ser “signo de contradicción” como Jesús. El discípulo de Jesús, fiel y coherente, tiene que estar dispuesto a sufrir la contradicción constante de una vida entregada a la causa de los más desfavorecidos.
Anunciar y vivir el estilo de vida de Jesús provoca en esta sociedad consumista rechazo, descrédito, conflicto y división. Es una constante en la historia de la Iglesia. Es el cumplimiento de la bienaventuranza proclamada por el mismo Jesús: Dichosos serán ustedes cuando los injurien y los persigan, y digan contra ustedes toda clase de calumnias por causa mía (Mt 5, 11).
Pero descubrir su identidad no es fácil. Mismo para reforzar su aire “jodido”, Jesús manifiesta su “truco”,
se hace “secreto”, no es evidente descubrir QUIEN ES EL. La pone “de para
arriba”, mismo para sus primeros
seguidores y quienes le seguirán después.
Jesús no puede revelar su identidad que en su pasión, su
muerte y su resurrección. Jesús no oculta o esconde su secreto para proteger un
poder. Él no camufla su identidad. Mas, Él no puede revelarse que en la manifestación
integral de su amor: el don de su propia vida.
“Quién soy yo?”, demanda Jesús. Al igual que las opiniones de
la multitud reportadas por sus discípulos, las diversas respuestas que podemos
darle a esta cuestión no son ciertamente todas correctas. Mismo, aquella de
Pedro, que era por tanto justa ha debido ser precisada y completada. A pesar de
la dificultad que esto representa, si Jesús hace parte de nuestra vida, es
igualmente necesario hacerse una idea de su persona.
Lo importante es dejar el corazón abierto a su presencia y de
estar siempre prestos (listos, dispuestos) a ajustarnos a su Verdad. Tenemos
todo para ganar, conociéndolo mejor…mismo si positivamente puede “jodernos la
vida”…Pero El nos dice, no lo olvidemos: “Animo,
yo he vencido al mundo”.
Aproximación psicológica-
política del evangelio
Cargar con la reprobación
o rechazo social
La resignación ante las dificultades, pruebas o sufrimientos,
es una idea bien cristiana.
Para muchos, cargar la cruz significa aceptar pacientemente
los sufrimientos inherentes al “deber de estado”.
Estas ideas no son ciertamente contrarias al evangelio. Pero
ellas representan un empobrecimiento increíble de aquello que los evangelistas tenían
en mente cuando utilizaban la expresión “tomar
su cruz”.
En el contexto del
evangelio, aquel que cargaba su cruz vivía antes que nada, toda una experiencia
de reprobación social (joderse la
vida).
Ser condenado a la cruz, significaba ser excluido de la
comunidad por gestos criminales o, al extremo, por actitudes juzgadas
inaceptables por las autoridades (como en el caso de Jesús).
Además del suplicio físico de ser atado a la cruz, la experiencia
psicológica de cargar la cruz se veía extremadamente ardua, puesto que el
sujeto se sentía entonces literalmente disminuido, derrotado por el rechazo
social.
Una vez se salía del tribunal donde el juicio o dictamen
acababa de ser pronunciado, desde ese momento ya, el suplicio comenzaba.
Cargando con el madero o palo transversal
de la cruz, el condenado solitario enfrentaba a una multitud
desencadenada que le gritaban sus sarcasmos y sus insultos y que le recordaban
sus errores y sus malas acciones.
A pesar de la serenidad y el dominio de sí con los cuales los
evangelistas presentan a Jesús enfrentando su suplicio, este último utiliza la
palabra pruebas (en plural) para
describir lo que Él ha vivido con sus discípulos mismo aun antes de su muerte
(Lucas 22,28).
Y estas pruebas, para la mayoría, consisten específicamente en los numerosos
rechazos que Jesús ha vivido en los diferentes momentos de su compromiso, y
esto por causa de sus opciones y de sus valores.
Jesús está convencido de que se le rechaza porque Él es un profeta (Lucas 4,24; 11,49; 13,33-34;
9,41-44). Ahora, un profeta, es alguien que cree profundamente en ciertas cosas
y que manifiesta de manera abierta sus convicciones cueste lo que le cueste.
Tomar su cruz, implica en definitiva tres cosas:
1. Que efectivamente se tengan convicciones.
2. Que estas mismas convicciones o certezas se vivan concretamente.
3. Que se asuma con coraje los conflictos sociales que esto conlleva…para
positivamente “JODERSE LA VIDA”.
Shhhiiit…oo! (REFLEXIÓN
2)
A menudo se nos presenta a Jesús como sabiendo todo de
antemano.
De igual manera, el evangelio de este domingo nos conduce en
esta dirección, puesto que respecto a una pregunta que le concierne (le
incumbe), Jesús deja entrever las etapas de su fin trágico. “El Hijo del Hombre debe padecer, mucho, ser rechazado ( …) , ser muerto, y resucitar al tercer día” (Lucas 9,22). Aquí, el evangelista presta palabras a Jesús,
que no pueden ser comprendidas sino solo a partir de la experiencia de la
Pascua, cuando se concretiza la fe en el Resucitado.
Muchos teólogos y exegetas, al igual que yo no creemos (o
pensamos) que Jesús haya visto “por adelantado” el film (y mismo el fin) de su
vida…lo cierto, si es que la intuyó y Él sabía las consecuencias de su actitud,
su actuar, su misión.
Algunas personas tienen la intuición de aquello que les
amenaza…Presienten por ejemplo que van a morir antes de hacer un viaje o
hacerse una operación quirúrgica…y efectivamente son presas de la muerte.
Estas intuiciones son raras. Cuando se es joven, uno no sabe
bien lo que es y aun menos sabe lo que será, lo que ocurre y lo que ocurrirá.
Lo que sí es creíble es que cuando Jesús tenía alrededor de
30 años, ha dejado su pueblo de Nazaret y que desde allí mismo tuvo la intuición
de su misión y que comenzó a anunciar el REINO DE DIOS, a sanar los enfermos y
hacer el bien. Su celebridad (renombre, fama) se extiende poco a poco y muchas
historias se cuentan sobre Él.
Quien es Él verdaderamente? Lucas nos dice que un día Jesús
oraba a solas, secretamente, retirado un poco de sus discípulos y la multitud.
Jesús está convencido que Dios tiene una misión para Él. Pero se interroga
sobre sí mismo, como todo ser humano ama o le gusta interrogarse sobre sí
mismo.
QUIÉN SOY YO? QUÉ ES LO QUE QUIERO DE VERDAD? ESTOY HACIENDO
LO CORRECTO? TENGO RAZONES PARA HACER LO QUE HAGO? ESTOY COMETIENDO ACASO UNA
ESTUPIDEZ?
Uno tiene un empleo y sueña con abandonarlo por otro. El
stress hace presa de nosotros.
El reflejo normal, es preguntarle a otro su opinión, o buscar
saber qué dice la gente de nosotros…Es un signo de inseguridad y de curiosidad…Y
a veces, me atrevo a decir, es señal de vanidad…
Uno quiere confirmarse en ciertas percepciones.
Interesante es por ejemplo aquella teoría de la VENTANA DE
JOHARI de la que nos hablaron en el colegio y la universidad en los años 80s :
La Ventana de
Johari es una herramienta de psicología cognitiva creada por los
psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham1 —las
primeras letras de cuyos nombre conforman la palabra Johari— para ilustrar los
procesos de interacción humana. Este modelo se utiliza generalmente en grupos de autoayuda y
en ejercicios corporativos de dinámica de grupo a modo de heurística.
Este modelo de análisis
ilustra el proceso de comunicación y analiza la dinámica de las relaciones
personales. Intenta explicar el flujo de información desde dos puntos de vista,
la exposición y la realimentación,
lo cual ilustra la existencia de dos fuentes: los «otros», y el «yo».
La teoría se articula
mediante el concepto de espacio interpersonal, que está dividido en cuatro
áreas —cuadrantes—, definidas por la información que se transmite.
Ventana de Johari1
|
Yo conozco
|
Yo desconozco
|
Los demás conocen
|
Área libre
|
Área ciega
|
Los demás desconocen
|
Área oculta
|
Área desconocida
|
Estos
cuadrantes están permanentemente interactuando entre sí, por lo que, si se
produce un cambio en un cuadrante, este afectará a todos los demás.
Charles Handy
llama a este concepto
la «casa de cuatro habitaciones de Johari».[cita requerida] La primera habitación (superior
izquierda) es la parte de nosotros mismos que los demás también ven. La número
dos (superior derecha) lo que los otros perciben pero nosotros no. La tercera
(inferior izquierda) es el espacio personal privado y la última habitación
(inferior derecha) es la parte más misteriosa del subconsciente o del
inconsciente que ni el sujeto ni su entorno logran percibir.
Según la teoría, la persona en la que
predomina el cuadrante libre o «abierto» funciona de manera más armónica y sana,
pues se muestra tal cual es, se conoce a sí misma y no vive con miedo a que los
demás la conozcan.
Jesús comienza en actitud orante, con la oración para poder ponerse
ante la VERDAD y delante de Dios. Y Él le pregunta a sus apóstoles lo que la
gente piensa y dice de Él: “Quién dice la gente que soy yo?” y
las respuestas fluyen: “Juan Bautista;
para otros, Elías, para otros, un profeta antiguo que habría resucitado”.
Estas respuestas son formidables, puesto que ellas atestiguan que la gente
percibe a Jesús como un profeta, como alguien que habla en nombre de Dios. Y es
bien eso lo que Jesús quiere ser, un profeta, al menos hasta un determinado o
cierto nivel. Se le toma por Juan Bautista puesto que Juan ha sido un profeta
poderoso que Herodes ha hecho matar recientemente. O se cree que Él es Elías,
el primero entre los profetas, de quien dice la leyenda no está muerto, que ha
montado al cielo en una visión y que volverá cuando Dios establezca su Reino. O
bien, Jesús es uno más entre los profetas, como Jeremías, Isaías, Amós, Oseas, Ezequiel,
que ha vuelto a aparecer entre los suyos. En el fondo, la gente percibe que en
Jesús Dios está presente y actúa. Es formidable.
Esto es clarificador para Jesús, pero no es suficiente.
Entonces quiere avanzar un poco más lejos. Y pregunta a sus discípulos: “Y ustedes qué dicen? Para ustedes quién soy
yo?” (Lucas 9,20). Cuantas veces en
nuestra vida les preguntamos a nuestros familiares, amigos o conocidos: “En su opinión, cual es mi más grande
cualidad? Cuál es mi más grande defecto?”
Jesús quiere saber cuál es la percepción que los otros tienen
de Él. Cuál es la intuición que tienen ellos de su persona? Y es Pedro quien responde: “Tu eres el Mesías de Dios”. La
palabra griega es Christos, que se puede traducir por Cristo o sea AQUEL QUE HA
RECIBIDO LA UNCIÓN, el Mesías, el consagrado, o mejor EL ENVIADO. Es un término
aún más fuerte que la palabra PROFETA.
Si Jesús es el Mesías, esto quiere decir que Dios está
verdaderamente cerca de establecer su REINO. Pero en la cabeza (mente) de la
gente, la venida del Reino es percibida o entendida como un acontecimiento político.
La gente espera REINO TERRESTRE, la caída de Roma y de su imperio, la venganza
de Dios, el triunfo de Jerusalén. Nosotros soñamos con un mundo o sociedad de
consumo ideal, donde cada quien tendría su auto, su casa, su teatro en casa o
LCD de 70 pulgadas, sus vacaciones al extranjero.
Los judíos esperaban también un reino material hecho de
potencia política que consagraría el prestigio de Israel. Jesús comprende, que
si se le toma por Mesías, la confusión será completa y no será entonces bien
entendido en aquello que le concierne. Pues Jesús tiene del Reino de Dios una visión
totalmente diferente; Él quiere un Reino donde REINE LA MISERICORDIA, donde los
pecadores son reconciliados, donde los pequeños (a los ojos del mundo) son
amados e instruidos por Dios.
Es en este sentido que debe entenderse la consigna del
silencio y del secreto, en la que tanto insiste sobre todo Marcos. Él les pidió
no decírselo a nadie (Lucas 9,21). Es esto lo que se llama el secreto mesiánico…no
se trata meramente de una astucia literaria. Esto corresponde a mi entender. El
descubrimiento que Jesús hace de sí mismo y de su propio destino. Jesús no
tiene programa político pre establecido.
Su proyecto es religioso y no político. En varias ocasiones, los evangelios
hacen notar que la gente quiere abordar a Jesús, tomarlo sobre hombros para
hacerlo rey, pero Jesús los esquiva. Poco a poco, Jesús comprende que su ruta
será más difícil de lo que había pensado. Jesús sabe que es un profeta y que
Dios habla en Él y por Él. Él sabe que es el Mesías, pero este título le
atemoriza ya que puede llevar a la gente a confundir el Reino de Dios con el
establecimiento de un régimen político y una dominación terrenal. Más aun,
Jesús percibe su propia vida a la luz de los cantos del siervo o servidor sufriente,
en quien el sufrimiento no es inútil…En lugar de una victoria fácil, le es
necesario confrontarse con el sufrimiento y la muerte, una muerte asumida en la
libertad.
“Mirarán aquel que han traspasado. Ellos se lamentarán sobre Él como sobre un
Hijo Único” (Za 12,10). En un sentido, es un anti mensaje. Es por eso que
Jesús impone el secreto y el silencio.
Este silencio, Pedro lo romperá después de la Resurrección. “Este mismo Jesús que ustedes habían
crucificado, Dios lo ha convertido en Señor y Cristo” (Hechos 2,36).
En conclusión, qué nos enseña el evangelio de hoy?
Nos enseña que Jesús ha buscado su camino y si ha preguntado
a dónde le conducía sus pasos, que Él buscaba en la oración poder comprender la
voluntad del Padre sobre Él. Qué Jesús se ha mostrado inquieto por saber lo que
la gente del común pensaba de Él, que quería saber lo que sus discípulos
pensaban sobre Él. Pero cuando ha sabido la percepción de sus apóstoles, les ha
pedido discreción porque el riesgo de una catástrofe en la comprensión del
sentido de su misión era muy grande. Jesús no ha conocido el logro, el éxito fácil,
y es a través de su propia muerte, a través del don de su vida, que su
esperanza se realiza.
Para nosotros pasa parecido. Nuestra vida no está trazada con
antelación (de avance). Es cada día que se
nos hace necesario (urgente) descubrir nuestro papel (rol) y nuestra misión,
comprendiendo mejor quiénes somos y qué queremos ser.
Para ello, es muy importante orar. Con frecuencia, es igualmente necesario saber lo que los otros piensan de
nosotros. Esto puede clarificarnos y confortarnos en ciertas decisiones. Pero
las variantes son también con frecuencia posibles, y los “Echa flores,
lambones, cepilleros”, halagadores no faltan y pueden hacernos desviar del
camino. Es por ello, que a veces, es conveniente guardar ciertos secretos,
reservarse un poco…Es necesario, mismo a veces, poner fin a la curiosidad de
otro. Y también es necesario aprender a descubrir que el éxito de una vida no
es aquello que los periodistas esperan.
No es raro que sea necesario, como Jesús, tomar la ruta difícil,
conocer el sufrimiento y el rechazo, tener la experiencia de la muerte y del fracaso.
Muy a menudo, es
perdiendo su vida que uno termina por encontrarla (Juan 12).
OBJETIVO DE VIDA
PARA LA SEMANA:
1. Con la inteligencia de mi corazón, respondo a la cuestión que Jesús
dirige a sus discípulos: “Y ustedes quién dicen que soy yo?”
2. Miro cómo a través de mis compromisos cotidianos, yo doy, gasto mi vida
por los otros y a causa del Señor.
3. Verifico si mi deseo siempre vivo es de conocer al Señor Jesús y seguir
sus pasos.
ORACION- CONTEMPLACION
Señor Jesús, hoy me
preguntas quién eres Tú para mí.
Toda mi vida no me
bastará para responder a esta pregunta…
Mas yo te busco
siempre, con mi mente y mi corazón.
Con mi mente, yo puedo
responder lo que he aprendido:
Tú eres el Hijo Único
de Dios, nacido de la Virgen María,
quien ha venido al mundo
para revelar el amor del Padre.
Tú pasaste tu vida haciéndote
cercano a los sufrientes y excluidos,
indicando a todas las
personas el camino de la verdadera felicidad.
TÚ moriste sobre una
cruz y el Padre te ha resucitado,
Tú eres el Cristo (el
Mesías), nuestro hermano. Tu vives en medio de nosotros.
Con mi corazón, veo en Ti
al amigo que nunca me dejará caer.
Muchas personas en mi
vida me revelan tu ternura, tu bondad y tu perdón.
Tú caminas conmigo
sobre el difícil camino del amor.
Tú no me condenas
cuando mis pasos se hacen lentos y vacilantes.
Tú te alegras cuando yo
salgo de mí mismo y cuando doy gratuitamente.
Tú eres aquel que me
impulsa a abrir los ojos sobre la miseria del mundo.
Cuando la infelicidad
(o desgracia) golpea aquí o en el extranjero,
Tu promesa de dar la
vida en abundancia me hace perseverar y esperar.
Con mi mente, con mi corazón,
yo creo en Ti y yo Te amo!
Que toda mi vida confíe
en Ti!
Referencias
Para las lecturas: http://betania.es
Pequeño Misal “Prion en
Église”, edición quebequense, 2013
HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus.
BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole, Novalis, 2007, anée C.
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Gustavo Quiceno