Estamos acá para encontrar a Dios. En el evangelio, Jesús nos sugiere una manera concreta para darle prioridad a la actitud que verdaderamente (o realmente) importa en nuestro encuentro con Él.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
-- Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
-- Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Hoy, uno tiene
la sensación de que se gusta mucho hablar pero poco escuchar. Los periodistas “intelectualoides,
sabelotodos”, como esa parodia del informador que hace Heriberto Sandoval en el
programa de humor “sábados Felices”, que pregunta y responde a la vez no están
tan lejana de la realidad.
En los muros,
los chats y bandejas de correo son más nuestras ideas, palabras que salen, y
muy poco espacio que cedemos para las reacciones, para el comentario que
hacemos a algo “receptado”, escuchado…O uno porque no recibimos nada u otro
porque si recibimos pero no aceptamos.
En nuestras
reuniones de amigos, la próxima vez fíjese, casi todos quieren hablar pero
nadie parece muy dispuesto a escuchar.
Lo mismo
sucede con los libros, las buenas lecturas, pasan de lado, porque no nos
interesa mucho recibir, alimentarnos del otro, de lo otro…Y lo irónico es que
si les abrimos nuestras orejas a cosas vacuas, al humor de la stand up-comedy o
la farándula, a la música que no dice nada, le damos demasiado tiempo a las
discusiones vanas e intrascendentes de fútbol, y cerramos igualmente los ojos a la literatura,
a los mensajes que podrían ayudarnos a encontrarle sentido a nuestras vivencias
diarias…pero si los mantenemos abiertos para la RVB (realidad virtual basura), para
publicaciones “sensacionalistas”, lights, y para los videojuegos por largas
horas y los chats inútiles que nada aportan.
Por eso uno
entiende que mucha gente se aburra en la misa o en la Eucaristía, porque allí hemos
de ir a dedicarle gran tiempo a la escucha atenta de la Palabra, a lo que Dios
nos dice y viene diciéndole a la
humanidad después de casi 4.000 años en la Biblia. Esto justifica el que seamos
tan mediocres, tan escépticos, tan ignorantes en lo que concierne a la fe,
nuestra fe de bautizados.
Y para saber
que estamos en el año de la fe, después de octubre del 2012, el Papa de ese
tiempo Benedicto XVI nos propuso profundizar en nuestra fe, en las verdades que
afirmamos hace más de 2000 años (El credo, el catecismo), estudiar la Biblia…Pero
le hemos dedicado tiempo a ello?
Y lo de la
abulia a la lectura de todo tipo, la antilalia o fobilalia (los términos son míos)
hoy está regada cual epidemia peligrosa sobre todo en muchos jóvenes entre los 18
y 35 años. Por eso es una generación sin bases, insegura, que no sabe discernir
lo cierto de lo falso, que relativiza (y es fácil presa del relativismo, de la alienación)
y cree y solo acepta lo que dicen sus ídolos terrenales de momento, la ciencia,
la tecnología y la razón…Y lo más triste es que poco reaccionan o tienen para
seguir una conversación más o menos madura, hilada y cómplice con los de otros
grupos diferentes.
Por eso yo
considero verdaderos amigos aquellos que “pierden” tiempo en el chat por unos
minutos para saludarte, muestra interés por tus cosas y se asiente o encuentra
novedoso algo que le dices y confiesa que le induce a pensar o a cambiar algo.
Y son pocos esos amigos que cuando los ves después de un buen tiempo, y en la intimidad y ante una taza de café o
una cerveza se muestran atentos realmente interesados en lo que vives, te
preocupa, te hace feliz y quieren saber tus planes…En una palabra amigos que
escuchan!
A los
creyentes de todas las épocas, representadas por Marta y María en el evangelio
de este domingo, Jesús les propone un equilibrio…No seguir corriendo tras de
nada (dinero, éxito, poder, fama, aparecer) no preocuparse por tantas cosas y
poner la mirada en lo esencial.
Sí, es verdad
que es importante traducir la FE en acciones visibles. Pero la simplicidad
tiene mejor gusto! “Tú te inquietas por muchas cosas y una sola cosa es
necesaria!” Marta aprende entonces que es esencial escuchar al MAESTRO. “Ser receptivo,
escuchar”, no es convertirse en hiperactivo, colocar los platos pequeños en los
grandes. Es ante todo, saber acoger la PALABRA del visitante que va de paso,
que se llame “otro” (una persona en particular) o el “totalmente otro” (Dios, Jesús, el Espíritu).
Esta acogida,
esta escucha de María, son tan pero tan necesarias que Jesús las califica de “la
mejor parte”. La escucha alimenta la fe en la fuente pura de la Palabra divina,
UNICA PALABRA que da sentido a nuestras múltiples palabras.
Aproximación psicológica al texto del evangelio
NO TEMAMOS
CONFRONTAR A DIOS...NO HUYAMOS A SU CONTACTO...
Lei otro comentario de
un psicólogo canadiense, y el habla
del MIEDO AL ROCE,
o del RIESGO QUE SE CORRE A DEJARSE DESCUBRIR,
O INCOMODARSE POR JESUS (o DIOS).
Tenemos miedo de confrontarnos con El, como quizás lo sentía Marta que se escudaba y o excusaba con la disculpa del demasiado que hacer...
del MIEDO AL ROCE,
o del RIESGO QUE SE CORRE A DEJARSE DESCUBRIR,
O INCOMODARSE POR JESUS (o DIOS).
Tenemos miedo de confrontarnos con El, como quizás lo sentía Marta que se escudaba y o excusaba con la disculpa del demasiado que hacer...
Tiempo para lo esencial
“Marta, Marta tú te inquietas y te preocupas por muchas cosas, pero una
sola cosa es necesaria” (Lucas 10,41).
No dejo de
hacer eco de este texto en mi vida diaria. Quizás porque pienso que es a mí
personalmente que se dirige. Sin duda también porque cada vez que lo leo o
escucho me invita a revisar mi vida. A revisar mis prioridades. A volver a
poner en el centro de la existencia lo esencial.
De la frustración
a… la mejor parte
Lucas es el único
evangelista entre los cuatro que nos reporta esta escena y que visualizamos
amplia y claramente. De camino a Jerusalén, Jesús se detiene en casa de Marta y
María.
Como buena
ama de casa preocupada por las reglas de la hospitalidad, Marta se ve absorbida
por los trabajos y detalles de servicio. Marìa ha decidido acoger al Señor, dándole
de su tiempo y aprovechando plenamente de su presencia, sentada a sus pies…Qué
le preguntaría Maria? O qué conversación sobre cual sujeto los dos se embebían?
Quizás Jesús le acaba de contar los pormenores de la misión de los 72 y el
descanso merecido que se dieron y el cual aprovecharon para orar y encontrarse
juntos. O tal vez Jesús le contaba sobre alguna visita o alguno de sus múltiples
encuentros… O a lo mejor María confiaba todo a su confidente…vaya uno a saber…En
todo caso ella se entretiene con Jesús y es indiferente a los preparativos de
la comida (el algo, la media tarde, el chocolate o la merienda para el maestro
en lo que se ocupa su hermana Marta).
Marta se
siente frustrada (decepcionada) por esta situación y uno puede comprenderla muy
bien. Pero después de decir esto, Jesús la lleva rápidamente y a nosotros con
ella, mucho más lejos y más allá de la frustración: Marta, Marta tú te
preocupas demasiado…cálmate un poco! Tomate tiempo para sentarte! : “María ha escogido la mejor parte que no le será
quitada” (Lucas 10,42). Yo estoy seguro que Marta no se esperaba esta
respuesta y que ella se ha sentido regañada (ver incomprendida), reprendida, desconcertada. Habrá
regresado sigilosamente a su cocina? O decidió quitarse el delantal y
aprovechar también la presencia y charla amena trascendental de Jesús? El
Evangelio no nos lo dice, pero una cosa es cierta, ella debía tener muchas
cosas en la cabeza para comprender con más lentitud.
Marta y María
son diferentes, es cierto, pero ellas no nos son extrañas. Yo pienso y estoy
convencido cada vez más, que hay un poco de las dos en cada uno de nosotros. Y
que quizás hay mucho más de Marta que de María.
Marta, es esa
parte de nosotros que quiere servir, pero que se deja acaparar por todo lo que
hay para hacer, hasta el punto de olvidar lo esencial: LA ACOGIDA, LA ESCUCHA,
LA PRESENCIA DEL OTRO.
María es esa
otra parte de nosotros mismos que sueña con escapar a los imperativos de lo
cotidiano para estar más atenta a sus necesidades internas y o espirituales.
Ella desea una vida mas simple y mas verdadera, donde el acento seria puesto en
el SER y no en el HACER. Ella aspira a un ritmo de existencia diferente, donde
uno sería mayormente disponible y acogedor.
Marta y María
hacen parte de nuestra vida. Ellas cohabitan en nosotros. Y el reto consiste en
encontrar un justo equilibrio entre las dos maneras de ser, dar su parte correspondiente
y la importancia, tanto a la una como a
la otra. Para no pasar de lado y omitiendo lo esencial.
Que sepamos darnos tiempo para detenernos y escuchar, para estar en sintonía con nosotros mismos, con los otros y con Dios. Y yo les invito sobre todo a no olvidar la lección de Jesús. Su mensaje no puede ser más claro: “una sola cosa es necesaria…” (Lucas 10,42).
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:
Este Domingo, acojo con
cariño las personas que se me acerquen y vengan a mi casa de visita. Además de
ofrecerles mi hospitalidad, le doy importancia a lo que tienen para decir, a
sus vivencias, a sus experiencias.
En este año de la FE,
reviso y evalúo el grado de atención e importancia que le doy a la Palabra de
Dios. Aprovecho los momentos de descanso, de solaz, de silencio para poner en
el centro lo esencial de mis decisiones como discípulo y amigo de Jesús.
ORACIÓN- MEDITACIÓN
Señor, hoy Tú me invitas a acogerte
en mi vida,
como lo has hecho con Abraham en las
encinas de Mambre (en la primera lectura)
y con Marta y María en Betania.
Tú sabes, me gustaría ser igual a María:
Disponible, atento, totalmente
centrado en Tí.
Pero con mucha más frecuencia, yo soy como Marta:
acaparo el tiempo, preocupado por
todo aquello
que debo pensar y hacer.
Se nos dificulta tanto detenernos hoy
(hacer stop!),
Tengo tantas cosas que me dan vueltas
en la cabeza.
Tantas cosas que a veces llego a
perder de vista lo esencial
y a perderte a Ti también al mismo
tiempo.
Señor, libérame de mis preocupaciones
inútiles.
Ayúdame a reservarme cada día
un momento de intimidad contigo,
y a mantener siempre abierta una
ventana al infinito.
Así, de este modo, yo podré
interiorizar mucho más mi acción.
Y llegar a ser cada vez más permeable
a tu Gracia y a tu Palabra.
REFERENCIAS:
Pequeño misal "Prions en Église", edición quebequense, 2010
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
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Gustavo Quiceno