Este artículo lo escribo en homenaje a una gran madre, amiga y colega de trabajo en la misión de Camerún que acaba de dejarnos, pues ha debido entrar a su país obedeciendo a sus superiores, pues segun ellas, por la edad es conveniente que la hermana Kathlyn entre a su casa...
*******
El ambiente feliz e incierto a la vez que había hecho respirar la reciente independencia de Francia[1] caracterizaba esta comunidad del sur camerunés. Corría el año 1961. Por tanto, los espíritus estaban abiertos y entusiastas dispuestos a soñar, a trabajar y a mejorar la vida común. El anhelo de crecimiento personal, el ansia de un futuro mejor para sí y para todos estaba latente.
Hombres y mujeres, todos, desde aquellos que detentaban un poder hasta el más humilde de los labriegos de aquella comunidad de Bafia [2] habían respondido al llamado a la sensibilización para mejorar la escuela, construir el centro de salud lanzada pocos años atrás , entre otras, por las Misioneras Ursulinas de Jesús, fundación francesa. Entonces, a la comunidad, ubicada en medio del follaje selvático, adornado el paisaje por las humildes casas que formaban a su vez villorrios, las religiosas hacían su aparición. Entre las 5 religiosas, recién llegada allí con sus 23 lozanos abriles se destacaba Kathlyn Roberts, de origen irlandés. Su vocación a la vida consagrada, era apenas natural, resultado o feliz consecuencia de la asunción de una religiosidad fuerte católica y muy arraigada en la historia del país verde. Allí llegaba, allí desembarcaba, sobre el lugar destinado por su congregación, con los temores propios de la juventud y la esperanza inherente del hombre o la mujer de Dios, nuestra Kathlyn.
Personalmente imagino un poco la infancia y adolescencia de Kathlyn y me digo que debió ser semejante o al menos cercana a aquello que cuenta el egregio autor Frank McCourt[3] en sus dos obras autobiográficas: “Las cenizas de Ángela” y “Ajá, sí lo es”[4]. Irlandés como nuestra hermana recién estrenada en este oasis del país centroafricano, Quizás o mejor con toda seguridad su experiencia con el catolicismo no fue tan traumática como para aquel. Es muy representativa y particular aquella historia irlandesa de los años 30, dependiente de la potencia británica, una gran mayoría de la población sumida en la pobreza, y tan dividida en el aspecto de las creencias (pues católicos y protestantes no se entendían y siguen sin entenderse actualmente. Aunque hoy se hacen esfuerzos por el diálogo y la reconciliación)[5]. De otro lado el catolicismo se infundía y se pretendía transmitir sin una coherencia entre la fe y la vida. Los niños y niñas irlandeses eran prácticamente obligados a creer en un Dios que se hacía muy poco creíble en el actuar y en la vida cotidiana, sobre todo de los padres de familia, los jefes de hogar. La imagen de Dios además era la de un juez implacable, amante del castigo y o reprensión de los pecadores, y así era muy difícil configurar una adecuada fe y suscitar una vocación a la vida religiosa…
Cuando avizoré y fui consciente de todo eso, gracias al retrato de la historia de estos últimos 80 años de la Irlanda que me presentó y posibilitó McCourt en su obra, mi admiración intima creció por Kathlyn. Ella es el patente ejemplo del milagro en medio de la tormenta, de la germinación de la buena semilla en un medio familiar, social agreste, hostil. Kathlyn ha demostrado con su vida que Dios habla, invita y elige a quienes quiere porque lo quieren.
Antes de seguir adelante, debo advertir que en realidad no se mucho en concreto de los primeros años biográficos de la hermana Roberts, y que sólo son hipótesis o producto: primero de la imaginación o la intuición que genera la lectura de otra persona contemporánea suya y después los espontáneos y escasos testimonios de otras personas que han convivido y viven con ella ahora.
La verdad he querido, se me ha pasado por la mente en varias ocasiones abordarla sobre este bello tesoro existencia que guarda con tanta discreción en medio de su silencio sobre ella misma y su sorprendente modestia, pero tal vez no ha habido voluntad de mi parte, he sido tímido o quizás me he dicho que a ella no le gustaría hablar de sí misma, de su propia vida, de sus obras y “milagros”.
A la hermana Kathlyn la conocí cuatro meses después de haber arribado al Camerún, exactamente hace cuatro años en Agosto del 2003. Acababa de finalizar un año de descanso (llamado “Año sabático” [6] en el ambiente de la vida religiosa) y regresaba de su país. Fue mi compañero el padre Germán Mazo. mxy [7]quien me la presentó y desde ese primer instante pude percibir en ella ese don de gentes, esa afabilidad, esa humildad, esa sencillez, esa apertura, ese aire maternal, ese don para la escucha, esa donación sin reservas y desinterés…En una palabra Kathlyn tenía la Gracia de Dios, lo que los modernos espiritualistas llamarían “Una mujer llena del Espíritu”. Y esa impresión sería alimentada luego por mi hermano. Supe en ese momento que ella contaba ya sobre este lugar 8 años. Que había llegado procedente del sur camerunés, donde había vivido y gastado su vida durante 30 años, compartiendo el mensaje de la Buena Nueva de Jesús con los más pobres. Aquel día entonces, me impactaron además sus cabellos blancos, sus ojos verdes, los pliegues de su rostro, su delgadez y su remarcado acento inglés hablando el francés. Estaba frisando por tanto los 65 años remarcables nada más que en su aspecto físico, porque con el pasar de los días me convencí de su espíritu jovial, abierto y libre, deseoso de darse y trabajar por la gente sin melindres, ni pereza ni desidia. Otra cosa que Germán quiso remarcarme de la personalidad de Kathlyn fue su discreción, prudencia y calma. Para Germán, ella ha sido una madre, una abuela en todos los ambientes, tanto de la parroquia, del convento, de la vida de las pequeñas comunidades. Una mujer que aconseja, alienta y da esperanza, un ser que inspira confianza, a quien se le puede contar aquello ha herido o ha hecho sentir mal en lo más profundo y que exige sigilo…Kathlyn está ahí para guardar todas las cosas como María en su corazón.
A lo largo de estos 45 años de vida misionera, de testimonio del amor de Jesús, la hermana Roberts se ha esforzado por dar lo mejor de sí, animada cada día por la Eucaristía, la Meditación de la palabra y la contemplación de Dios en su vida personal, comunitaria y de trabajo.
Kathlyn es de esos misioneros de vieja guardia en etiqueta, pero quien ha entendido la necesidad de echar el vino nuevo en vasijas nuevas. Increíble en ella, es esa capacidad de apertura y comprensión de los ambientes nuevos, los retos desafiantes, los problemas que ha afrontado en esta crisis de la modernidad y los tiempos actuales que han afectado también la vida eclesial. Una capacidad de adaptación digna por tanto de loar y de imitar.
Ayer en la Parroquia de Ouzal, donde ella ha permanecido estos últimos 13 años, celebramos la eucaristía de acción de gracias por la vida, obra y testimonio de nuestra sor, con una gran representación de todas las pequeñas comunidades eclesiales de base, que respondieron a pesar de todo, pues era una eucaristía improvisada y anunciada a última hora. También a pesar de la amenaza de la lluvia, ello no impidió que un gran número de niños, jóvenes, adultos y unos cuantos viejos, vinieran para decirle “Au revoir” , Say pats ngide”[8] , “hasta la vista” al ser humano especial, a la misionera de ardiente celo, a la mujer que tanto había contribuido al bienestar integral de sus vidas.
En la homilía el padre Germán quiso hacerles redescubrir a los cristianos Mafa que si Kathlyn había venido al Camerún, ello obedecía a un designio del Dios Padre que no se olvida de sus más pequeños, los pobres. En resumen que debíamos ver en la hermana la enviada, la profetisa, el instrumento divino del cual El sabe valerse para cumplir su obra en medio de quienes lo aman y que por tanto era un ejemplo de compromiso, de trabajo anegado, testimonio para todos aquellos que continuaríamos sobre el terreno, en la parroquia (los catequistas, los responsables del desarrollo en todos los sentidos, la promoción humana, etc. ) a trabajar por la felicidad, el bienestar de las comunidades.
Al final de la Eucaristía muchas personas vinieron hasta el altar para ofrecerle o retribuirle un poco después de que ella lo había donado todo. La primera fue una mamá Mafa que le regaló una hoz fabricada localmente, símbolo del trabajo, del sudor y esfuerzo del pueblo milenario con el cual Kathlyn había convivido. Otro viejo le regalo un bolso en cuero, para decirle que llevara dentro de él como en su corazón lo mejor de la gente, los recuerdos satisfactorios, sus valores, sus enseñanzas dignas de retener.
Hubo un joven que le ofreció unas fotos tomadas con su propia cámara de los paisajes y diferentes momentos congelados sobre el papel de la vida cotidiana Mafa.
Y el regalo que a todos nos gustó, un hombre adulto que espontáneamente la revistió con un colorido y estampado enterizo que formaba flores, hojas y ramas entre el rosado y el verde…De verdad un bello vestido muy típico Mafa. A la hermana después se le vio fulgurante y bella y ataviada de esa manera se presentó para el ágape programado después de la eucaristía. La comida consistió en un arroz con carne muy sabroso cocinado por Martha, la “eterna guisandera “de la parroquia. Para todo mundo hubo “zom”[9] o sea el vino tradicional, mientras que al banquete de fiesta de despedida fueron invitados especialmente los catequistas y responsables de actividades del comité parroquial de Promoción humana.
Antes de separarnos, Kathlyn pronunció un mediano discurso, donde comenzó evocando de una manera somera la experiencia de acompañamiento en el trabajo de promoción humana y de desarrollo de las primeras comunidades allá en el sur, 20 años atrás. Mientras hablaba no dejaba ver mucho su emoción, pero los ojos en un determinado momento parecían encharcarse ante la nostalgia que da la vida vivida en el sur del Camerún y el compartir de 15 años acá en el Norte con su pueblo Mafa.
Hoy es lunes 13 de agosto cuando escribo esta semblanza. Mañana Kathlyn tomará el bus hacia el norte y luego un tren hacia el sur , mientras tanto participara en algunas reuniones, visitara posiblemente su primer lugar de misión y luego un avión la llevará de regreso a Francia, a la casa principal de su comunidad. Después ella irá quizás a Irlanda su país natal…Quien sabe. Kathlyn, a pesar de su edad (68 ) aun tenía mucha energía, fuerza y luz para continuar compartiendo con nosotros y estas comunidades del semidesierto, pero ha sido un mandato, una orden de sus superiores: Kathlyn ha de regresar ya a casa para descansar y reposarse.
Si por ella fuera, preferiría morir acá de pie como el Baobab[10], pero hay que obedecer y la entrada es inminente.
Que Dios te bendiga querida hermana Kathlyn, hago eco de los adioses pronunciado ayer en la Eucaristía. Gracias por todo lo que nos compartiste. Gracias por esos talentos y dones que nunca supiste guardar egoístamente. Gracias por tu testimonio, la Gracia y el rostro de Dios que siempre reflejaste estando con nosotros y este pueblo. Que el Señor te acompañe el resto de tus días sobre este mundo, que continúes a disfrutar de las luces del “Espíritu Paráclito, sabio y consolador”.
Nos veremos Dios lo quiera un día todavía acá sobre este valle a veces de lagrimas o sino en ese lugar más allá del Sol, donde el Buen Padre tiene tantas moradas
GUSQUI
MAROUA, Agosto 13 de 2007
P.D
KATHLYN ROBERTS Nació en un pueblito cerca de Dublín (Irlanda del Sur ) hacia el año 1939. En 1953 , con 14 años apenas y con el consentimiento de sus padres es llevada a Liverpool (Inglaterra) por las Hermanas Ursulinas de Jesús. Poco a poco va descubriendo en ella su vocación religiosa. En 1961 hace sus votos perpetuos y es enviada al Sur de Camerún, donde la comunidad había abierto la misión en 1952. Allí trabaja enseñando catequesis a los niños, trabaja por la promoción de las mujeres y realiza oficios de servicio representativos de su comunidad. Acá permanece 33 años, pues en 1995 sus superioras la envían al extremo norte del país, concretamente a la Diócesis de Maroua-Mokolo, donde los Misioneros de Yarumal, también hacemos presencia desde 1995.
Kathlyn debuta acá su trabajo compartiendo con nuestros hermanos Saúl Londoño, Amilcar Ferro y Damián Chavarría, después llegarían Germán Alonso Mazo y Gustavo Quiceno. Todos ellos aprenden de la experiencia y maneras extraordinarias de la sor irlandesa.
Entre el pueblo mafa, después de las tres décadas en el sur, Kathlyn continua sirviendo de la misma manera, con los mismos trabajos y compromisos y con las mismas ganas a pesar del paso de los años.
El domingo pasado 12 de agosto, exactamente en su cumpleaños 68 dijimos adiós a la sor tan ejemplar, humana y espiritual. Buena ruta, buen viaje Kathlyn. Que Dios te bendiga.
[1] En efecto la independencia de Camerun con respecto al país de la Francia se dio el 1º de enero de 1960.
[2] Nombre de la Diócesis , primer lugar de trabajo de la comunidad de las Ursulinas de Jesús en Camerún.
[3] Escritor y profesor criado en Irlanda del Sur, nacido en Brooklyn (New Cork) en 1930.
[4] Por muy difícil que sea Frank McCourt ha demostrado que se puede llegar a ser escritor de fama universal con una sola obra, sin haber escrito nada con anterioridad y pasados los sesenta años. Frank McCourt simplemente ha utilizado su propia vida como argumento y su sinceridad, ternura y sentido del humor como instrumentos para calar en lo más hondo de los corazones de sus lectores.
[5] Hace poco se destacó como un hecho verdaderamente histórico el proceso de reconciliación y dialogo entre protestantes y católicos con la posibilidad de alternar el poder en el Gobierno del país.
[6] Año especial concedido por demanda a los religiosos, después de más de 10 años de servicio misionero, época propicia para descansar y estudiar.
[7] Presente en el Camerun desde hace 10 años, llegó en octubre del 97.
[8] Traducción para saludo de despedida en francés y en la lengua local mafa, respectivamente.
[9] Nombre en la lengua mafa para el vino tradicional hecho a base de mijo.
[10] Árbol considerado un icono sagrado en el África.
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El ambiente feliz e incierto a la vez que había hecho respirar la reciente independencia de Francia[1] caracterizaba esta comunidad del sur camerunés. Corría el año 1961. Por tanto, los espíritus estaban abiertos y entusiastas dispuestos a soñar, a trabajar y a mejorar la vida común. El anhelo de crecimiento personal, el ansia de un futuro mejor para sí y para todos estaba latente.
Hombres y mujeres, todos, desde aquellos que detentaban un poder hasta el más humilde de los labriegos de aquella comunidad de Bafia [2] habían respondido al llamado a la sensibilización para mejorar la escuela, construir el centro de salud lanzada pocos años atrás , entre otras, por las Misioneras Ursulinas de Jesús, fundación francesa. Entonces, a la comunidad, ubicada en medio del follaje selvático, adornado el paisaje por las humildes casas que formaban a su vez villorrios, las religiosas hacían su aparición. Entre las 5 religiosas, recién llegada allí con sus 23 lozanos abriles se destacaba Kathlyn Roberts, de origen irlandés. Su vocación a la vida consagrada, era apenas natural, resultado o feliz consecuencia de la asunción de una religiosidad fuerte católica y muy arraigada en la historia del país verde. Allí llegaba, allí desembarcaba, sobre el lugar destinado por su congregación, con los temores propios de la juventud y la esperanza inherente del hombre o la mujer de Dios, nuestra Kathlyn.
Personalmente imagino un poco la infancia y adolescencia de Kathlyn y me digo que debió ser semejante o al menos cercana a aquello que cuenta el egregio autor Frank McCourt[3] en sus dos obras autobiográficas: “Las cenizas de Ángela” y “Ajá, sí lo es”[4]. Irlandés como nuestra hermana recién estrenada en este oasis del país centroafricano, Quizás o mejor con toda seguridad su experiencia con el catolicismo no fue tan traumática como para aquel. Es muy representativa y particular aquella historia irlandesa de los años 30, dependiente de la potencia británica, una gran mayoría de la población sumida en la pobreza, y tan dividida en el aspecto de las creencias (pues católicos y protestantes no se entendían y siguen sin entenderse actualmente. Aunque hoy se hacen esfuerzos por el diálogo y la reconciliación)[5]. De otro lado el catolicismo se infundía y se pretendía transmitir sin una coherencia entre la fe y la vida. Los niños y niñas irlandeses eran prácticamente obligados a creer en un Dios que se hacía muy poco creíble en el actuar y en la vida cotidiana, sobre todo de los padres de familia, los jefes de hogar. La imagen de Dios además era la de un juez implacable, amante del castigo y o reprensión de los pecadores, y así era muy difícil configurar una adecuada fe y suscitar una vocación a la vida religiosa…
Cuando avizoré y fui consciente de todo eso, gracias al retrato de la historia de estos últimos 80 años de la Irlanda que me presentó y posibilitó McCourt en su obra, mi admiración intima creció por Kathlyn. Ella es el patente ejemplo del milagro en medio de la tormenta, de la germinación de la buena semilla en un medio familiar, social agreste, hostil. Kathlyn ha demostrado con su vida que Dios habla, invita y elige a quienes quiere porque lo quieren.
Antes de seguir adelante, debo advertir que en realidad no se mucho en concreto de los primeros años biográficos de la hermana Roberts, y que sólo son hipótesis o producto: primero de la imaginación o la intuición que genera la lectura de otra persona contemporánea suya y después los espontáneos y escasos testimonios de otras personas que han convivido y viven con ella ahora.
La verdad he querido, se me ha pasado por la mente en varias ocasiones abordarla sobre este bello tesoro existencia que guarda con tanta discreción en medio de su silencio sobre ella misma y su sorprendente modestia, pero tal vez no ha habido voluntad de mi parte, he sido tímido o quizás me he dicho que a ella no le gustaría hablar de sí misma, de su propia vida, de sus obras y “milagros”.
A la hermana Kathlyn la conocí cuatro meses después de haber arribado al Camerún, exactamente hace cuatro años en Agosto del 2003. Acababa de finalizar un año de descanso (llamado “Año sabático” [6] en el ambiente de la vida religiosa) y regresaba de su país. Fue mi compañero el padre Germán Mazo. mxy [7]quien me la presentó y desde ese primer instante pude percibir en ella ese don de gentes, esa afabilidad, esa humildad, esa sencillez, esa apertura, ese aire maternal, ese don para la escucha, esa donación sin reservas y desinterés…En una palabra Kathlyn tenía la Gracia de Dios, lo que los modernos espiritualistas llamarían “Una mujer llena del Espíritu”. Y esa impresión sería alimentada luego por mi hermano. Supe en ese momento que ella contaba ya sobre este lugar 8 años. Que había llegado procedente del sur camerunés, donde había vivido y gastado su vida durante 30 años, compartiendo el mensaje de la Buena Nueva de Jesús con los más pobres. Aquel día entonces, me impactaron además sus cabellos blancos, sus ojos verdes, los pliegues de su rostro, su delgadez y su remarcado acento inglés hablando el francés. Estaba frisando por tanto los 65 años remarcables nada más que en su aspecto físico, porque con el pasar de los días me convencí de su espíritu jovial, abierto y libre, deseoso de darse y trabajar por la gente sin melindres, ni pereza ni desidia. Otra cosa que Germán quiso remarcarme de la personalidad de Kathlyn fue su discreción, prudencia y calma. Para Germán, ella ha sido una madre, una abuela en todos los ambientes, tanto de la parroquia, del convento, de la vida de las pequeñas comunidades. Una mujer que aconseja, alienta y da esperanza, un ser que inspira confianza, a quien se le puede contar aquello ha herido o ha hecho sentir mal en lo más profundo y que exige sigilo…Kathlyn está ahí para guardar todas las cosas como María en su corazón.
A lo largo de estos 45 años de vida misionera, de testimonio del amor de Jesús, la hermana Roberts se ha esforzado por dar lo mejor de sí, animada cada día por la Eucaristía, la Meditación de la palabra y la contemplación de Dios en su vida personal, comunitaria y de trabajo.
Kathlyn es de esos misioneros de vieja guardia en etiqueta, pero quien ha entendido la necesidad de echar el vino nuevo en vasijas nuevas. Increíble en ella, es esa capacidad de apertura y comprensión de los ambientes nuevos, los retos desafiantes, los problemas que ha afrontado en esta crisis de la modernidad y los tiempos actuales que han afectado también la vida eclesial. Una capacidad de adaptación digna por tanto de loar y de imitar.
Ayer en la Parroquia de Ouzal, donde ella ha permanecido estos últimos 13 años, celebramos la eucaristía de acción de gracias por la vida, obra y testimonio de nuestra sor, con una gran representación de todas las pequeñas comunidades eclesiales de base, que respondieron a pesar de todo, pues era una eucaristía improvisada y anunciada a última hora. También a pesar de la amenaza de la lluvia, ello no impidió que un gran número de niños, jóvenes, adultos y unos cuantos viejos, vinieran para decirle “Au revoir” , Say pats ngide”[8] , “hasta la vista” al ser humano especial, a la misionera de ardiente celo, a la mujer que tanto había contribuido al bienestar integral de sus vidas.
En la homilía el padre Germán quiso hacerles redescubrir a los cristianos Mafa que si Kathlyn había venido al Camerún, ello obedecía a un designio del Dios Padre que no se olvida de sus más pequeños, los pobres. En resumen que debíamos ver en la hermana la enviada, la profetisa, el instrumento divino del cual El sabe valerse para cumplir su obra en medio de quienes lo aman y que por tanto era un ejemplo de compromiso, de trabajo anegado, testimonio para todos aquellos que continuaríamos sobre el terreno, en la parroquia (los catequistas, los responsables del desarrollo en todos los sentidos, la promoción humana, etc. ) a trabajar por la felicidad, el bienestar de las comunidades.
Al final de la Eucaristía muchas personas vinieron hasta el altar para ofrecerle o retribuirle un poco después de que ella lo había donado todo. La primera fue una mamá Mafa que le regaló una hoz fabricada localmente, símbolo del trabajo, del sudor y esfuerzo del pueblo milenario con el cual Kathlyn había convivido. Otro viejo le regalo un bolso en cuero, para decirle que llevara dentro de él como en su corazón lo mejor de la gente, los recuerdos satisfactorios, sus valores, sus enseñanzas dignas de retener.
Hubo un joven que le ofreció unas fotos tomadas con su propia cámara de los paisajes y diferentes momentos congelados sobre el papel de la vida cotidiana Mafa.
Y el regalo que a todos nos gustó, un hombre adulto que espontáneamente la revistió con un colorido y estampado enterizo que formaba flores, hojas y ramas entre el rosado y el verde…De verdad un bello vestido muy típico Mafa. A la hermana después se le vio fulgurante y bella y ataviada de esa manera se presentó para el ágape programado después de la eucaristía. La comida consistió en un arroz con carne muy sabroso cocinado por Martha, la “eterna guisandera “de la parroquia. Para todo mundo hubo “zom”[9] o sea el vino tradicional, mientras que al banquete de fiesta de despedida fueron invitados especialmente los catequistas y responsables de actividades del comité parroquial de Promoción humana.
Antes de separarnos, Kathlyn pronunció un mediano discurso, donde comenzó evocando de una manera somera la experiencia de acompañamiento en el trabajo de promoción humana y de desarrollo de las primeras comunidades allá en el sur, 20 años atrás. Mientras hablaba no dejaba ver mucho su emoción, pero los ojos en un determinado momento parecían encharcarse ante la nostalgia que da la vida vivida en el sur del Camerún y el compartir de 15 años acá en el Norte con su pueblo Mafa.
Hoy es lunes 13 de agosto cuando escribo esta semblanza. Mañana Kathlyn tomará el bus hacia el norte y luego un tren hacia el sur , mientras tanto participara en algunas reuniones, visitara posiblemente su primer lugar de misión y luego un avión la llevará de regreso a Francia, a la casa principal de su comunidad. Después ella irá quizás a Irlanda su país natal…Quien sabe. Kathlyn, a pesar de su edad (68 ) aun tenía mucha energía, fuerza y luz para continuar compartiendo con nosotros y estas comunidades del semidesierto, pero ha sido un mandato, una orden de sus superiores: Kathlyn ha de regresar ya a casa para descansar y reposarse.
Si por ella fuera, preferiría morir acá de pie como el Baobab[10], pero hay que obedecer y la entrada es inminente.
Que Dios te bendiga querida hermana Kathlyn, hago eco de los adioses pronunciado ayer en la Eucaristía. Gracias por todo lo que nos compartiste. Gracias por esos talentos y dones que nunca supiste guardar egoístamente. Gracias por tu testimonio, la Gracia y el rostro de Dios que siempre reflejaste estando con nosotros y este pueblo. Que el Señor te acompañe el resto de tus días sobre este mundo, que continúes a disfrutar de las luces del “Espíritu Paráclito, sabio y consolador”.
Nos veremos Dios lo quiera un día todavía acá sobre este valle a veces de lagrimas o sino en ese lugar más allá del Sol, donde el Buen Padre tiene tantas moradas
GUSQUI
MAROUA, Agosto 13 de 2007
P.D
KATHLYN ROBERTS Nació en un pueblito cerca de Dublín (Irlanda del Sur ) hacia el año 1939. En 1953 , con 14 años apenas y con el consentimiento de sus padres es llevada a Liverpool (Inglaterra) por las Hermanas Ursulinas de Jesús. Poco a poco va descubriendo en ella su vocación religiosa. En 1961 hace sus votos perpetuos y es enviada al Sur de Camerún, donde la comunidad había abierto la misión en 1952. Allí trabaja enseñando catequesis a los niños, trabaja por la promoción de las mujeres y realiza oficios de servicio representativos de su comunidad. Acá permanece 33 años, pues en 1995 sus superioras la envían al extremo norte del país, concretamente a la Diócesis de Maroua-Mokolo, donde los Misioneros de Yarumal, también hacemos presencia desde 1995.
Kathlyn debuta acá su trabajo compartiendo con nuestros hermanos Saúl Londoño, Amilcar Ferro y Damián Chavarría, después llegarían Germán Alonso Mazo y Gustavo Quiceno. Todos ellos aprenden de la experiencia y maneras extraordinarias de la sor irlandesa.
Entre el pueblo mafa, después de las tres décadas en el sur, Kathlyn continua sirviendo de la misma manera, con los mismos trabajos y compromisos y con las mismas ganas a pesar del paso de los años.
El domingo pasado 12 de agosto, exactamente en su cumpleaños 68 dijimos adiós a la sor tan ejemplar, humana y espiritual. Buena ruta, buen viaje Kathlyn. Que Dios te bendiga.
[1] En efecto la independencia de Camerun con respecto al país de la Francia se dio el 1º de enero de 1960.
[2] Nombre de la Diócesis , primer lugar de trabajo de la comunidad de las Ursulinas de Jesús en Camerún.
[3] Escritor y profesor criado en Irlanda del Sur, nacido en Brooklyn (New Cork) en 1930.
[4] Por muy difícil que sea Frank McCourt ha demostrado que se puede llegar a ser escritor de fama universal con una sola obra, sin haber escrito nada con anterioridad y pasados los sesenta años. Frank McCourt simplemente ha utilizado su propia vida como argumento y su sinceridad, ternura y sentido del humor como instrumentos para calar en lo más hondo de los corazones de sus lectores.
[5] Hace poco se destacó como un hecho verdaderamente histórico el proceso de reconciliación y dialogo entre protestantes y católicos con la posibilidad de alternar el poder en el Gobierno del país.
[6] Año especial concedido por demanda a los religiosos, después de más de 10 años de servicio misionero, época propicia para descansar y estudiar.
[7] Presente en el Camerun desde hace 10 años, llegó en octubre del 97.
[8] Traducción para saludo de despedida en francés y en la lengua local mafa, respectivamente.
[9] Nombre en la lengua mafa para el vino tradicional hecho a base de mijo.
[10] Árbol considerado un icono sagrado en el África.