Una BUENA NOTICIA está hecha para ser anunciada y
compartida lo más rápido posible. Tras los pasos de María, pongámonos en camino
rápidamente para visitar nuestros hermanos, anunciarles la BUENA NOTICIA DEL
REINO, regocijarnos con ellos, y dar gracias.
L E C T U R A S
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE MIQUEAS
5,1-4a
Así dice el
Señor:
--Pero tú,
Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de
Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta
el tiempo en que la madre dé a luz, y el resto de sus hermanos retornarán a los
hijos de Israel. En pie pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre
glorioso del Señor su Dios. Habitarán tranquilos porque se mostrará grande
hasta los confines de la tierra, y ésta será nuestra paz.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 79
R.- OH DIOS, RESTÁURANOS, QUE
BRILLE TU ROSTRO Y NOS SALVE.
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas entre
querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a
salvarnos. R.-
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa. R.-
Que tu mano proteja a tu
escogido,
al hombre que tú fortaleciste,
no nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos
tu nombre. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS
10, 5-10
Hermanos:
Cuando Cristo entró en el mundo,
dijo:
--Tú no quieres sacrificios ni
ofrendas; pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocausto ni víctimas
expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro:
--Aquí estoy, oh Dios, para hacer
tu voluntad.
Primero dice:
-- No quieres ni aceptas sacrificios
ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias —que se ofrecen según la ley—.
Después añade: Aquí estoy yo para
hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa
voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo,
hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios
ALELUYA Lc 1,38
Aquí está la esclava del Señor,
hágase en mí según tu palabra.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN
SAN LUCAS 1, 39- 45
En aquellos
días, María se puso de camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel escuchó el saludo
de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo,
y dijo voz en grito:
--¡Bendita
tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo
para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos,
la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú que has creído!, porque
lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
La alegría del encuentro y de las Buenas Noticias
En un mundo que nos abruma con sus malas noticias y
nos hace mal ambiente;
En nuestras familias y comunidades cuántas
dificultades económicas, problemas de salud, crisis psicológicas y espirituales…cuanta
soledad e incomprensión…Ante este panorama cómo ser verdaderamente felices?
Y sin embargo esa es la invitación permanente del
evangelio a ESTAR ALEGRES, A REGOCIJARNOS, como la Virgen María y su prima
Santa Isabel en el evangelio de este domingo.
Cómo pasar de ser divertidos, “recocheros” , “de
superficial buen humor”, a ser hombres y mujeres que viven en la verdadera ALEGRÍA?
Ya habíamos dado las pistas la semana pasada: reconocimiento de ser criaturas-hijos de
Dios, reconocer nuestros pecados y
convertirnos, para finalmente adorar a
Dios en la oración y ayudar con nuestros gestos de amor y servicio a los hermanos sobre todo los más necesitados…
En el relato de la VISITACIÓN de María a Isabel,
que es el segundo misterio Gozoso del Rosario, siempre me ha admirado esta diligencia
de la madre del Salvador, su gesto apurado y o afanado de ir a compartir LA
BUENA NOTICIA recibida de la parte de Dios por el Arcángel Gabriel con su prima
(la madre del Bautista) Santa Isabel.
Cómo estaba de feliz ella! El día en
que va visitar a Isabel! Ella caminaba rápidamente …estaba afanada por
constatar que también su prima estaba embarazada- este hijo que ella espera, lo
sabrá más tarde- será el precursor de Jesús, el Mesías.
Como estaba de feliz Isabel!, cuando ella ve
entrar a su casa a María, su prima y cómo ha sido de grande su felicidad cuando
sintió su hijo saltar en su vientre. Es cuando ella proclama con voz fuerte y
clara: “ Bendita Tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre!”
Maravilloso encuentro, alegre visitación esta! Y que
permite a estas dos mujeres descubrir y celebrar la presencia y la acción de
Dios en ellas. Algo nuevo se está construyendo, un milagro está próximo a
realizarse. Dios se acerca a los “hombres
que ama”, como nunca lo había hecho antes. Cuando ella toma plena conciencia,
María deja explotar su alegría y entona el MAGNIFICAT: “Mi alma exalta al Señor” …”Él se ha fijado en su humilde sierva” (…) “maravillas
ha hecho en mi el Poderoso…”
Una cuestión me viene a la mente: acaso Dios no se hace presente y se manifiesta
en nuestros propios encuentros? Encuentros
en familia, con los amigos, los compañeros de trabajo, de estudio…encuentros
con los enfermos, los pobres, los desanimados (o tristes y o deprimidos).
El Espíritu Santo continúa su obra (o trabajo). Hoy,
es a cada uno de nosotros que Él nos
pide acoger Jesús en nuestras vidas para que ellas sean fecundas de su alegría.
Una alegría que nos convertirá en discípulos, enviados al mundo para hacer de
nuestras visitas nuevas VISITACIONES.
Una aproximación psicológica del
evangelio:
Para dar a
luz y para morir
Al episodio del encuentro entre María e Isabel, la
liturgia de este domingo asocia un pasaje de la tradicionalmente llamada “Carta
de San Pablo a los Hebreos” (que no es
carta, y que parece mismo no ser escrita por Pablo ni ser dirigida
exclusivamente a los Hebreos). Este pasaje reporta la caminada (o itinerario de
Jesús). Este texto podría llevarnos a distinguir dos periodos en la vida de Jesús,
a saber: un primer periodo activo y un segundo periodo pasivo”.
El primer periodo es el de la búsqueda y la elección
(opción) por Jesús, de su vocación. Para describir este periodo de opciones,
el texto a los hebreos utiliza un verso del salmo 40: “heme aquí, yo he venido, Oh Dios, para
hacer tu voluntad” (Hebreos 10,7). Y de hecho, durante este primer periodo,
Jesús está activo, Él se compromete, Él hace cosas , Él deja Nazaret para
instalarse en Cafarnaúm, Él escoge sus discípulos, Él reúne multitudes, Él
predica en las sinagogas…
El segundo periodo deja de ser el tiempo de
opciones para convertirse en el tiempo de los consentimientos. Este podría resumirse enteramente con la Palabra
de Jesús a Dios en el Monte de los Olivos: “Que
no se haga mi voluntad sino la tuya!” (Mateo 26,39). Después del periodo de
opciones, viene el de las profundizaciones, después del tiempo de las
decisiones, viene el tiempo donde se aprende la docilidad, la duración o
perseverancia, donde se conoce también el sufrimiento. Periodo de la vida donde
se es enviado a la fe y a la esperanza que uno lleva en el fondo de sí mismo.
Podríamos situar quizás el giro entre estos dos
periodos de la vida de Jesús, alrededor de la profesión de la fe de Pedro. En
efecto, los evangelios nos dicen que “a
partir de este momento, Jesús comienza a mostrar a sus discípulos que era
necesario para Él irse a Jerusalén, sufrir mucho(…) morir…” (Mateo
16,21).
Esta reflexión sobre el destino de Jesús puede
iluminar la vida de las dos mujeres que están en el centro del evangelio de
este domingo y que nos ocupan. Para ellas también, “hay un tiempo para dar a luz y un tiempo para morir” (Eclesiastés
3,2), un tiempo para disfrutar la alegría de hacer y de vivir, y un tiempo para
ir más lejos consintiendo que la vida nos quite lo que ella nos había dado (ya
que los hijos dejan de pensar como nosotros, que ellos abandonan el hogar, o
que ellos se encuentran en prisión o ante los tribunales como Juan Bautista…)
Pensándolo aún mucho mejor, esta experiencia no es
propia y exclusiva de Jesús, de María e Isabel. Ella es la parte de todo hombre
y de toda mujer quienes tomando o asumiendo su vida con fervor, descubren que éste
fervor, todo a la vez, está hecho de determinación y de docilidad.
He aquí quizás lo esencial de la experiencia
espiritual: descubrir que uno recibía de OTRO, LO QUE uno creía descubrir o
darse por sí mismo, y abrirse a ese OTRO dejando irse lo que se había recibido.
REFLEXIÓN CENTRAL:
Créer, es
ver al hijo (o al niño) que llevamos en (con) nosotros
Vivimos una época difícil. Me parece que estamos
muy lejos de aquel tiempo cuando todo parecía posible, cuando uno cantaba: “es el comienzo de un tiempo nuevo!” ; o “siempre vendrán tiempos mejores”…Parece
que ha terminado el tiempo cuando uno creía poder cambiar el mundo. Estamos, parece, más bien
constatando nuestro fracaso…