jueves, 10 de diciembre de 2009

Diciembre 13 del 2009: Domingo 3ero del Adviento



Si no vas a Misa estas Lecturas te acercaran a una sintonía más clarificadora, 

solidaria y hermosa. Si vas, te servirán de recuerdo y preparación. 
Y si no vas, pero quieres ir, te ayudarán a acercarte a la puerta.


Hoy el color morado o violeta de la penitencia es reemplazado por el color rosa discreto de la alegría.
Este domingo se denominó tradicionalmente domingo “gaudete”, o de alegría.
El profeta Sofonias en la primera lectura nos invita a expresar este regocijo sin reserva: "Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén" (Sofonias 3,14)..
Por dos veces nos dice Pablo que estemos alegres, alegres por la venida del Señor, por la celebración próxima de la Navidad, por mantener la esperanza, por situarnos en proceso de conversión y por compartir con los hermanos la cena del Señor.
Vemos un llamado una invitación a la alegría que nos sorprende. Cómo es posible estar siempre alegres cuando vemos que casi todo va mal en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestra sociedad y nuestro mundo?
Niños que están tristes porque no son comprendidos, muchos son víctimas de maltrato. Niños  que les falta alimento, vestidos, juguetes y sobretodo les falta AMOR. Hay jóvenes que andan tristes, cabizbajos porque todo va mal dentro de la familia. Ellos no progresan en la escuela, no ganan el año, los semestres. Algunos vienen de países en guerra. Hay padres desconcertados y tristes porque no comprenden el comportamiento de sus hijos. Debido a la crisis actual, muchos de ellos están sin trabajo y sin dinero. ENCONTRAMOS hoy personas enfermas y de avanzada edad, tristes abatidas por la soledad, porque casi nadie viene a verlos...

Ahora cómo entonces Pablo puede pedirnos estar alegres? Para bien comprender este llamado , nos conviene volver a leer muy atentamente esto que ha escrito; él lo precisa bien: "Estén siempre alegres en el Señor", esto quiere decir alegrarnos a causa de Jesús. Estemos alegres porque el Señor nos ama, El está acá en el centro de nuestras vidas. Es con El, con quien nuestra vida redescubre su sentido. Cuando uno se sabe amado, cuando sabemos que tenemos valor a los ojos de alguien, del otro, eso, cambia todo.
En la primera lectura , el Profeta Sofonías nos dirige el mismo mensaje. Él invita a Jerusalén a lanzar gritos de alegría porque el Señor está con ella, El le da la salvación, la paz y la alegría.


En este tercer domingo de Adviento vale la pena que dediquemos tiempo para meditar estos textos de San Pablo y Sofonías. Ellos nos anuncian una Buena Noticia: Dios puede darnos la paz y la alegría verdaderas. Todos estamos invitados a acoger este mensaje de esperanza con un corazón lleno de fe. Esto solo sera posible si nos abrimos a la alegría que Dios quiere darnos.

Entonces QUE DEBEMOS HACER? He aquí una pregunta muy importante que la gente hacía a Juan Bautista a orillas del Jordán. Esta pregunta la encontramos en muchos lugares del Nuevo Testamento: Un día Jesús dijo: "No todo el que dice Señor , Señor entrará en el Reino de los Cielos sino mas bien aquel que hace la Voluntad de mi Padre que está en el Cielo" Después de Pentecostés la multitud pregunta lo mismo a Pedro: "Qué debemos hacer?" Es una forma de recordarnos que la FE debe ser activa, comprometida, dinámica...Es así como podremos acoger la salvación de DIOS. Este amor que en Dios llegará a ser para nosotros una fuente dadora de paz y de alegría.

Como la gente de aquel tiempo, también nosotros debemos hacernos la misma pregunta: QUÉ DEBEMOS HACER? Juan Bautista no nos pide cosas extraordinarias. La verdadera conversión empieza por el compartir, el cumplimiento con conciencia de nuestro deber de Estado, el respeto a los otros y en particular a los más pobres.

Ya cercana la Navidad vemos vitrinas que emiten miles de luces, pero también vemos a  miles de desempleados que no pueden tener acceso a sus derechos y no pueden saciar su hambre.

Hoy Juan Bautista nos recuerda que la única respuesta valida es el compartir. No podemos estar alegres en Cristo mientras no demos la alegría a los otros, en particular a aquellos que sufren precariedad, enfermedad, soledad. Es así como prepararemos el camino del Señor en nuestra vida, nuestra parroquia y nuestro mundo.

Dentro de unos días, festejaremos el nacimiento de Cristo Salvador. El mismo Cristo continua viniendo a nosotros. Él toca a nuestra puerta y espera nuestra respuesta.

El cuenta con nosotros para que siguiendo a Juan Bautista seamos sus precursores en este mundo donde la violencia rompe constantemente  las relaciones sociales y familiares.

Preparar el camino del Señor es dar un testimonio de paz de diálogo, de escucha, de paciencia y de reconciliación. Esto supone una verdadera conversión de nosotros mismos, un ajuste de acuerdo a esa Palabra de Dios Amor.

El itinerario del Bautista nos invita a comprender el nuestro. Bellas y necesarias deben ser nuestras liturgias -pero a condición de escuchar una Palabra que nos sacuda y exija nuestro compromiso. Grande es el bautismo -con la condición que él nos conduzca a implorar el fuego del Espíritu. Grandes son los profetas , pero con la condición que nos envíen hacia aquel que viene.

Gracias a la Eucaristía el Señor nos da el alimento que nos hace falta para esta misión. Venimos a la Eucaristía a alimentarnos y a dejarnos impregnar de este amor y de esta alegría que El quiere comunicarnos. Pues al final de la misa, somos enviados para amar a nuestros hermanos en lo cotidiano y concreto de nuestras vidas. En este mundo que muere de frío estamos llamados a propagar el fuego del amor que esté en Dios.

Que el Señor nos guarde fieles en esta misión. Amen.


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Para la revisión de vida

Buen tiempo, éste de adviento, para hacerse la pregunta que se hacía la gente al escuchar a Juan: "y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Pregunta de conversión que también yo debo hacerme. A la luz de este evangelio, ¿qué respuesta creo que me daría el radical profeta Juan?, ¿qué debo hacer?

Para la reunión de grupo


- En la próxima Navidad volvemos a recibir la alegría y el alborozo del nacimiento de Cristo. Pero, preguntémonos: ¿se ven por algún sitio, en nuestro mundo, en nuestra patria, en nuestra sociedad los signos de la llegada Reinado de Dios? ¿Es Navidad en el mundo? ¿Dónde nace Jesús? ¿Qué significa realmente ser navidad? ¿Les llega a los pobres la salud, la vida, el empleo, la justicia... las Buenas Noticias? ¿Qué podemos hacer para que esta navidad nazca efectivamente Jesús a nuestro alrededor?

Es la Navidad una celebración muy “occidental” además de cristiana? ¿La celebra también en nuestra región algún grupo étnico o religioso diferente del nuestro? ¿Sería coherente con el sentido cristiano de la Navidad el acercarnos y establecer contacto, diálogo, conocimiento mutuo, posible colaboración?



Para la oración de los fieles

- Para que en este adviento sigamos alimentando nuestra esperanza, chequeándola, profundizándola y compartiéndola, roguemos al Señor.

- Por todos los que en estos días cercanos a la navidad se sienten tristes o nostálgicos, lejos de sus familias, en soledad... para que la potencia de su amor supere todas esas distancias y les haga sentirse en comunión universal...

- Para que nos preparemos a la celebración de la navidad con realismo tratando de hacer que "efectivamente nazca Jesús" a nuestro alrededor...

- Para que la lejanía en que hoy día se ubica la utopía que todos los soñadores buscamos, no nos conduzca a la resignación o al fatalismo, sino que quede superada en la constancia, en la fe sin claudicaciones, en la resistencia y el esfuerzo por acercar una y otra vez la utopía del Reino...

- Para que en estas vísperas de navidad la austeridad de Juan Bautista, el precursor, nos recuerde que la sobriedad en el gasto motivada por el deseo de compartir con los más necesitados, es para los pobres una buena noticia que anuncia la efectividad del nacimiento de Jesús...

Oración comunitaria

- Oh Dios y Padre-Madre de todos los seres humanos: al acercarse las entrañables fiestas de la Navidad te pedimos que hagas aflorar en nuestras vidas lo mejor de nuestro propio corazón, para que podamos compartir con los hermanos que nos rodean tu ternura, tu mismo amor, del que nos has hecho partícipes. Nosotros te lo pedimos por Jesús, hijo tuyo, hermano nuestro. A Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.




REFERENCIAS:


BETANIA .ES

SERVICIOS KOINONIA

APORTE PERSONAL

TRADUCCIONES DEL FRANCÉS

http://dimancheprochain.org/770-3eme-dimanche-de-l%E2%80%99avent-%C2%A9/

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Gustavo Quiceno