martes, 25 de febrero de 2020

PARA VIVIR LA CUARESMA DIA A DIA: (1)


MIERCOLES DE CENIZA:

Dios nos llama!



Al inicio de la Cuaresma, se nos hacen dos llamados.

El primero nos viene de Dios: “Dios mismo les llama”; nos dice San Pablo. Y el profeta Joel precisa: “ vuelvan a mí de todo corazón”. Un llamado que se asemeja a una oración. 

Dios “no tiene nostalgia del país”, Él “tiene nostalgia del hombre!” Pues el corazón del ser humano es su país, su casa, su patria. Es ahí donde Él es feliz. Desafortunadamente, su llamada pretende ser ahogada, debilitada por otras muchas voces. Nuestra vida se parece a una plaza o  mercado de feria, o una particular subasta donde nuestras almas se venden  no a aquel que ofrece más, sino a aquel que grita más fuerte. Pero Dios no grita. El gran profeta Elías no lo percibió ni en la tempestad ni en el terremoto, sino en la brisa de un viento ligero” (1 Reyes 19,12).

El otro llamado o llamada que brota de nuestros labios, es un grito que sale de nuestra fragilidad, de nuestras decepciones, de nuestras ambigüedades:

“Misericordia Dios mio por tu bondad
Ten piedad de mí,
Crea en mi un corazón puro,
Devuélveme la alegría” (salmo 50)

La cuaresma, finalmente, no hará que hacer sonar estos dos gritos, para que ellos nos invadan o nos habiten, y que nosotros también nos apropiemos de ellos.

EL SIGNIFICADO DE LA CENIZA:

Hoy existen empresas que se encargan de esparcir sus cenizas en cualquier  lugar del mundo que usted  escoja. Es una manera costosa de no dejar ninguna huella? La fe cristiana por el contrario afirma que Dios no quiere que desaparezcamos sin dejar rastro (huellas).

Una mujer olvida su bebe, no tiene ella piedad por el hijo de sus entrañas? Mismo si las mujeres olvidan, dice Dios, Yo no te olvidaré. Mira, yo te he grabado sobre las palmas de mis manos (Isaías 49, 15-26).

Alabado sea Dios que está aferrado a nosotros hasta el punto de querer escribir su nombre en nuestras manos, hasta el punto de querer conservarnos vivos en su presencia.


SUGERENCIA

En un lugar bien visible de mi casa, dispongo una biblia, y al lado un recipiente que contenga un poco de ceniza. A lo largo de la cuaresma, esto me recordará a la vez mi fragilidad y la Palabra de Dios que me aporta la vida.

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Gustavo Quiceno