PARA VIVIR LA CUARESMA DIA A DIA:
10 de marzo del 2011: Jueves después del miércoles de ceniza:
Llamados a elegir
La adolescencia es un drama, a veces un gran problema para los padres de familia, no solo por las perturbaciones que ella provoca al interior del hogar, sino también porque a esta edad, su hijo “se les sale de las manos”.
Él o ella, está sometido(a) a una gran cantidad de influencias (a veces alocadas, deformadoras, incontrolables) que ellos (los padres) no pueden controlar: sus profesores, el internet, los juegos video, y sobre todo sus amigos. Cuántas vidas se arruinan por la mala elección que se hace a esta edad!
Es un poco parecido al drama de Dios. Él nos suplica: “Escoge entonces la vida!” Pero es como si la vida y la muerte, desgracia y felicidad estuvieran mezcladas. La muerte se disfraza a veces de vida, y la infelicidad se viste de felicidad, o bienestar! La cuaresma es un tiempo para ver claro…para escuchar bien este llamado y elegir (escoger, decidirse) LA VIDA!
Nuestras desgracias y nuestras alegrías no son siempre el fruto de grandes elecciones decisivas (decisiones). A menudo, ellas son el resultado de pequeñas opciones (elecciones) que repetimos.
Hoy trato de descubrir, encontrar esas “pequeñas decisiones” de mi vida cotidiana y de ver hacia (qué) dirección, hacia dónde y o hacia quien me conducen ellas finalmente…
PARA VIVIR LA CUARESMA DÍA A DÍA:
11 de marzo del 2011: Viernes después del miércoles de ceniza:
Llamados al ayuno verdadero
Ciertos contemporáneos del Profeta Isaías se quejaban porque Dios no respondía o correspondía a sus oraciones y a su ayuno. El profeta les dice entonces: “Ser sordo ante los gritos del otro, es hacerse sordo ante los ojos de Dios. Alejarse de los demás, es alejarse de Dios. Acérquense a los otros y ustedes se acercarán de Dios. Entonces, si ustedes llaman el Señor responderá”.
Mi abuelo, al igual que todo el mundo en su tiempo, seguía un estricto ayuno durante la cuaresma. Pero él se atrevia a decir voz alta -y aquello no le gustaba a mi abuela - “Es mejor comer un buen trozo de carne el viernes que comer prójimo todos los medio días!”. No era tan alocado lo que decía el abuelo. Nuestras penitencias y nuestros sacrificios de cuaresma no tienen más que un objetivo: abrirnos a Dios, fuente de misericordia, abrirnos a los demás amándolos como Dios les ama.
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Gustavo Quiceno