En septiembre de
2012, comencé a leer este libro. Obra que me adentró en el mundo literario,
onírico, erudito y de ficción del japonés Haruki Murakami (1949-), candidato
repetidas veces en los últimos años al Premio Nobel de Literatura.
Kafka en la orilla
(Kafka sur le rivage) que he leído en su versión francesa me dejó perplejo,
desconcertado pero satisfecho. Puede parecer irónico decir esto pero así es.
En el libro se
alternan dos relatos, el primero del adolescente Kafka Tamura que cerca a sus
15 años decide abandonar su casa huyendo de la profecía amenazante que le
hiciera días antes su padre : « Tu te acostarás con tu madre y tu hermana y
mataras a tu padre ». Así, nuestro mozuelo asesorado por su alter ego « el
chico llamado Cuervo » emprende un viaje hacia el otro lado del país en cuyo
recorrido encuentra a personajes que le acompañan en su soledad y tratan a través
de los diálogos ayudarle a comprender su destino.
De otro lado
Murakami nos presenta el relato de Nakata, un hombre en los 60 que a causa de
un accidente donde se involucraban ovnis y naves espaciales, sufre coma y
despierta siendo totalmente otro, ahora es un habitante de la calle que ha
perdido la memoria de su pasado, no sabe leer ni escribir, tiene dificultad a
comunicarse con los otros seres humanos pero tiene una extraordinaria facilidad
de interactuar y dialogar con los gatos. Esta virtud extrañamente la perderá en
algún momento del relato.
Nakata al igual
que Kafka toma la decisión de huir después de haber aparentemente cometido un
asesinato (mata a un victimario de felinos, precisamente), huyendo de su
destino o quizás yendo al encuentro de él (no lo sabemos con certeza), el
anciano también encuentra personajes que se tornan cómplices de su fantasía, de
su soledad, de su lucha por entender la existencia.
Uno piensa que al
final los dos personajes se cruzarían y tendríamos una explicación racional y
coherente de lo sucedido en las más de seiscientas páginas que contiene el
libro…pero no. Es necesario conocer el objetivo de la escritura de Murakami,
una literatura que se deja llevar y que pretende hacer soñar al lector,
embrujarlo, compartirle algunas reflexiones filosóficas, provocar
cuestionamientos, hacerle parte de ciertas erudiciones históricas, geográficas,
de la historia de Japón, de la literatura, de la música sobre todo de Mozart…
A pesar del
sentimiento que nos embarga de no haber comprendido nada al terminar la
lectura, lo más importante es reconocer que Murakami nos ha aprisionado en su
universo onírico, nos ha hecho tomar conciencia una vez más que la vida es un
misterio y no es tan fácil de explicar, que al final lo que le da sentido a
nuestra existencia es el amor, la amistad, la confianza en el futuro y en ese
algo (destino, deidad) o alguien (Dios) invisible que nos guía …y parte
esencial en nuestra búsqueda de sentido es la lectura, la música y todas las
bellas artes…
Yo concluyo
que el fondo Murakami quiere decirnos
que es posible ir y volver del mas allá dentro de esta misma vida, que
posiblemente seamos inmortales y nuestra existencia no se explique sino por la imaginación,
los recuerdos, las ilusiones, el sueño y el absurdo…
Al fin y al cabo este excelente escritor de los mejores de la epoca postmoderna nos deja ver claro que el narrador puede hacer lo que quiera: imaginar, disparatar, fantasiar y que ello es válido mientras mantenga en vilo el interés y despiertos todos los sentidos de su lector...pero la fantasía es tanto más valiosa mientras trasnmita razones para vivir, mientras permita al ser humano ir para ir adelante superando los obstáculos...Alentando el amor y destacando valores como la compasion y la ayuda solidaria...
Lean y concluyan ustedes.
Recomiendo
fuertemente este libro.
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Gustavo Quiceno