A guisa de introducción:
EN EL CAMINO DE PASCUA
Después de un poco más de 6 semanas, nuestra oración en la Iglesia ha sido intensa para descubrir mejor la persona de Jesús y su mensaje de esperanza. Quizás, a algunos, nos faltó cierto coraje para escuchar asiduamente la Palabra de Dios y para tratar de ponerla en práctica.
Hoy se abre para nosotros la semana más importante del año litúrgico. La semana Santa son los días que nos conducen a la cima del ano litúrgico, al corazón del misterio pascual, al pleno drama de la muerte y la resurrección del Señor.
Este domingo le da el tono a lo que viviremos durante los 3 días sagrados que se extienden desde el jueves santo hasta el domingo de resurrección.
Una vez que llega a Jerusalén, Jesús es percibido enseguida como el Mesías por tanto tiempo esperado en Israel. La multitud lo aclama.
Por tanto, con la complicidad de los jefes religiosos de la época, el profeta será asesinado en muy poco tiempo.
La lectura de la Pasión según san Mateo preparara nuestros corazones para participar a la pasión del amor del Hijo que ha dado su vida por nuestra humanidad.
Sigamos sus pasos. Estemos de corazón a corazón con Él.
Reflexión (1)
“DIOS MIO, DIOS MIO, PORQUE ME HAS ABANDONADO?”
Durante esta semana santa, nos reunimos para recordar la pasión de Jesús, para entrar en el gran misterio de Cristo que opone el amor a la violencia.
La Pasión (con P mayúscula) es el tema principal de la predicación cristiana. La cruz permanece hoy como el símbolo de un gran sufrimiento pero sobre todo como el signo de un inmenso amor.
Cada uno de los 4 evangelistas tiene un modo particular de contar el relato de la Pasión. Mateo, como los otros 3 evangelistas tiene sus particularidades.
Mateo se dirige a judíos convertidos al cristianismo y enriquece y/o complementa sus escritos de citas del Antiguo Testamento con el objetivo de mostrar que en Cristo se cumple (se realiza, llega a la plenitud) lo que los profetas habían anunciado.
+ Al narrar el desarrollo del proceso, Mateo afirma que la decisión de condenar a Jesús a muerte fue tomada desde antes que Él fuera llevado ante el tribunal. El proceso ha sido una parodia de la justicia.
+ Mateo insiste en la responsabilidad de las autoridades judías y más bien tiende a disminuir la de Pilato y los romanos. EL quiere establecer claramente que Jesús no ha sido condenado por razones políticas sino más bien por motivos religiosos. Pilato trata (hace intento) de liberar a Jesús proponiendo el intercambio con otro prisionero, Barrabas; la mujer de Pilato viene a gemir y suplicarle a su marido para que este no se mezcle en la muerte de Jesús; en fin, Pilato se lava las manos, para dar a entender que no es responsable de este crimen.
+ Jésus no ha buscado la cruz. Son los representantes religiosos y la multitud que lo han condenado a morir para deshacerse de Él. La cruz no ha sido querida tampoco por Dios Padre, era el castigo impuesto a Jesús por la élite religiosa y por haberse opuesto a sus maneras de actuar y de hacer, y de comprender a su modo la alianza con Dios.
+ Jesús habría podido evitar su viaje a Jerusalén, tal como los discípulos se lo habían recomendado. Pero en lugar de evitar la ciudad santa, El entra de manera pública y ruidosa.
+ El decide entonces de confrontar el poder que se ha propuesto y jurado destruirle. Actuando así, Cristo hace frente a la opresión y hace visible la injusticia de nuestro mundo.
+ El amor que se subraya o se destaca en el texto de San Mateo es un amor traicionado, un amor herido, un amor ridiculizado (ultrajado), un amor despreciado.
+ Jesús ha sido negado por Pedro, traicionado por Judas, abandonado por sus discípulos, condenado por el Sanedrín y por Pilato. Los soldados romanos lo han torturado y la multitud lo ha rechazado sabiendo muy bien que él no era culpable de nada.
Se le ha expuesto a todas las humillaciones posibles.
+ Mateo interpela a los cristianos de su tiempo y a (nosotros) cristianos de hoy y parece decirnos que a pesar de compartir la mesa de Jesús, todos nosotros somos capaces de traicionar. La Eucaristía, como la ultima cena, es “la comida de pecadores y de traidores”. Pedro, Judas, y todos los otros apóstoles comparten el pan con Jesús antes de venderle, de negarle y abandonarle.
Ayer como hoy, la comunidad eclesial está compuesta por hombres y mujeres débiles (frágiles) y la mayoría de las veces, infieles.
+ Cuando Cristo el inocente es condenado a la tortura y a la muerte-la muerte más terrible que los seres humanos hayan inventado- nadie ha tenido el coraje y o la valentía de defenderle. Cristo ha sufrido en la soledad total, abandonado por todos. A través de sus sufrimientos, Él se ha hecho cercano de los millones de personas que sufren a causa de la injusticia y el rechazo.
+ Sobre la cruz, Jesús ora el salmo 21: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?” Desde el centro de su sufrimiento, Cristo nunca ha cesado de invocar la ayuda o el socorro del Dios, y sin dudar un solo instante que Él le escuchaba. Es la oración de alguien que sufre, que se atreve a gritar su sufrimiento.
+ La conclusión de la Pasión según San Mateo se encuentra en la proclamación del oficial romano : « Verdaderamente este era el Hijo de Dios » (Mt 27,54).
Nosotros los cristianos, pertenecemos a un pueblo que « se acuerda- hace memoria »
En cada celebración de la Eucaristía nos acordamos de las palabras de Cristo: “Haced esto en conmemoración mía”. Una atenta lectura de la Pasión y de la resurrección de Cristo es parte integral de esta “memoria”.
Pidamos hoy :
tener el coraje de algunas mujeres que han acompañado a Jesús hasta el pie de la cruz,
contar con la valentía del centurión romano quien ha reconocido al final que Él era verdaderamente el Hijo de Dios,
que tengamos la el arrojo del ladrón que le ha defendido y le ha pedido de dejarle entrar con Él al Reino,
pidamos el coraje de Nicodemo el fariseo que primero había venido a visitarle de noche y después de su muerte, sale en pleno día para ofrecer al señor una tumba donde se pudiera depositar.
El relato de la Pasión debería abrir nuestros ojos y nuestro corazón. Los criterios para pertenecer al Reino de Dios serán siempre los de Mateo en el capítulo 25: “Yo tenía hambre y me habéis dado de comer, yo tenía sed y me habéis dado de beber, yo estaba enfermo, abandonado, en prisión, en esclavitud…y vos habéis participado en mi liberación”.
Durante esta semana de la Pasión, estamos invitados a reflexionar sobre la muerte de Cristo y a abrir los ojos ante los sufrimientos de nuestro mundo de hoy.
El misterio Pascual-es decir, el misterio de la muerte y de la resurrección de Cristo- no es solamente un recuerdo del pasado; es un llamado a compartir nuestra esperanza y a responder a las necesidades de hoy.
El Evangelista San Mateo nos invita a reflexionar a propósito del gran amor de Dios hacia cada uno de nosotros y a imitar este amor en nuestro ambiente de vida de todos los días.
Una aproximación psicológica :
ORAR NO ES UN PRIVILEGIO
La escena de Getsemaní (Jesús orando en el huerto de los olivos, primer misterio doloroso del rosario), nos presenta un hombre en lucha interior con lo que ha vivido, en una experiencia de gran desgarramiento interno.
Jesús aparece aquí como invadido (poseído) de necesidades contradictorias. Necesidad de estar solo (“esperadme acá”) y necesidad de un sustento o apoyo fraternal (“velad conmigo”).
Necesidad de bien elucidar o tener claro las emociones que están sumergidas en él (“El comienza a sentir tristeza y angustia”), y necesidad de superar este sabor de muerte (“…aparta de mi este cáliz”).
Necesidad de conservar su integridad física, de evitar la muerte, pero al mismo tiempo, necesidad de acoplarse, concordar con el proyecto de Dios sobre Él (“como tú quieres…que tu voluntad se realice”),
Esta experiencia humana puede emocionar por su desnudez y su intensidad. Pero ella se entiende. Lo que sorprende acá, es que Jesús la describe como una experiencia de oración (“yo iré a orar allá…”)
Uno opone a veces deseo de la oración y necesidad de la oración. La necesidad de orar, se deja comprender como una forma inferior de oración, puesto que aquel que ora “por necesidad” está por demás movido por su dinámica psicológica que por un puro “deseo” de encontrar en la gratuidad de la fe.
Cuando, por el contrario, aquel o aquella que ora por deseo se compromete en una experiencia más valida y más pura, porque él o ella ya ha realizado-al menos temporalmente- su unidad interior, y se encuentra de este modo receptivo y sin tensiones ante su Dios.
Esta diferenciación o aclaración, tiene el mérito de alertarnos sobre el hecho que ORAR es principalmente entrar en relación , y que uno no entra en relación solamente cuando ponemos de nuestra parte , que se debe mirar que lo esencial es presentarse ante el Otro en la gratuidad y la tranquilidad o calma interior.
Jesús ha orado de esta manera, por pura espontaneidad (Lucas 10,21) y cualquier cosa de esta gratuidad se debería encontrar en sus extensos momentos de oración en soledad.
Pero Él ha orado en las crisis, cuando su paz interior era abatida.
Él ha elegido vivir bajo la mirada del Padre, su cuerpo a cuerpo con Él mismo para reconquistar su unidad interior amenazada…o para recibirla de Dios.
La oración no es un privilegio reservado para aquellos que ya han llegado.
Ella es la experiencia espiritual de aquellos que luchan, combaten todavía…(aún).
DE FEADULTA.COM
Una reflexión para inconformes en su fe, racional y diferente
DOMINGO DE RAMOS
Entrada en Jerusalén
Es muy difícil precisar el sentido exacto que pudo dar Jesús a la entrada en Jerusalén de ese modo tan peculiar. Seguramente no coincidió con la interpretación que le dieron sus discípulos y la gente que le seguía.
Cuando se fijaron por escrito estos relatos, ya habían pasado cuarenta o cincuenta años, y sus seguidores habían cambiado radicalmente la comprensión de la figura de Jesús. En estos textos se han mezclado datos históricos, prejuicios sobre el Mesías y tradiciones del AT sobre otra clase de mesianismo que no era el oficial.
Con los datos que hoy tenemos no podemos pensar en una entrada “triunfal”. Si era política, no lo hubiera permitido el poder romano. Si era religiosa, no lo hubiera permitido el poder religioso. Ambos tenían medios más que suficientes para actuar contra una manifestación masiva. Más en la Pascua, que era momento de máxima alerta policial.
No cabe duda de que algo pasó históricamente, pero no como un acto espectacular, sino como un acto profético. Es Jesús el que toma la iniciativa. Jesús montado en un pequeño borrico no es la imagen de un triunfador, sino más bien la imagen un poco ridícula y carente de todo indicio de poder. Elige un borrico como símbolo de un mesianismo de paz y sencillez, alejado de los mesianismos regios davídicos. Ese borrico estaba atado, es decir, el verdadero mesianismo estaba secuestrado por el mesianismo oficial.
Creo que se tergiversa el sentido de los textos cuando se sigue insistiendo en el aspecto triunfal y se presente a Jesús como Rey aclamado por una inmensa multitud.
Seguramente no se trató de una manifestación espectacular, sino de una muestra de adhesión por parte del pequeño grupo que venía a la fiesta acompañando a Jesús, a los que posiblemente se unieron otros que venían de Judea y Galilea.
Los gritos son intentos de dar una explicación a lo que estaba ocurriendo, acudiendo a los textos del AT, que hablaban ya de ese mesianismo auténtico. Lo mismo los mantos y ramos expresan la actitud de los que seguían a Jesús. La inmensa mayoría del pueblo estuvo siempre del lado de los jefes religiosos y políticos. Estos son los que piden la muerte de Jesús.
No tiene mucho sentido insistir en que el mismo pueblo que lo aclama hoy como Rey, pida el viernes su crucifixión. Tampoco podemos minimizar el número de los seguidores de Jesús. Los evangelios nos dicen que en varias ocasiones los dirigentes no se atrevieron a detenerle en público. También el hecho de que lo detuvieran de noche, en despoblado y con la ayuda de un traidor, indica que tenían miedo de que el pueblo se les echara encima.
La Pasión y muerte de Jesús
Pocos aspectos de la vida de Jesús han sido tan manipulados como su muerte. Llegar a pensar que a Dios le encanta el sufrimiento humano y que por lo tanto no sólo hay que aceptarlo, sino buscarlo voluntariamente, ha sido tal vez la mayor tergiversación del Dios de Jesús.
Desde esta perspectiva, es lógico que se pensara en un Dios que exige la muerte de su propio hijo para poder perdonar los pecados de los seres humanos. Esta idea es lo más contrario a la predicación de Jesús sobre Dios que pudiéramos imaginar. Nos hemos olvidado del “Abba” para volver al Dios del AT. Un Dios justiciero y vengativo.
1º La muerte de Jesús no fue ni exigida, ni programada, ni permitida por Dios.
El Dios de Jesús no necesita sangre para poder perdonarnos. Seguir hablando de la muerte de Jesús como condición para que Dios nos libre de nuestros pecados, es renegar del Dios de Jesús.
Esa manera de explicar el sentido de la muerte de Jesús no nos sirve hoy de nada, es más, nos mete en un callejón sin salida. El éxito de la película de Mel Gibson demostró hasta qué punto está arraigada esta concepción. La muerte de Jesús, desvinculada de su predicación y de su vida no tiene el más mínimo valor o significado.
2º La muerte en la cruz no fue el paso obligado para llegar a la gloria.
El domingo pasado veíamos que la muerte biológica no tiene ningún valor espiritual. Con vida plena puede uno estar muerto, y en la muerte puede haber plenitud de Vida.
Jesús murió por ser fiel a la idea de Dios como Padre, como amor incondicional a los hombres. Jesús quiso dejar claro, que seguir amando como Dios ama, es más importante que conservar la vida biológica.
No murió para que Dios nos amara, sino para demostrar que ya nos ama.
A Jesús le mataron porque estorbaba a todos aquellos que habían hecho de Dios y de la religión un instrumento de dominio y opresión de los más débiles.
La muerte de Jesús no se puede separar de su profetismo, es decir, de su denuncia de la injusticia. Su opción por los pobres y excluidos fue su mensaje fundamental. Esta actitud, defendida en nombre de Dios, resultó inaguantable para los que sólo buscaban su interés y mantener sus privilegios.
Al demostrar que para él el amor era más importante que la vida, Jesús nos enseña el camino hacia la Vida (con mayúscula) que es definitiva y no es afectada por la muerte biológica. Ese camino nos lleva a la verdadera plenitud humana, que no está en asegurar nuestro “ego”, ni aquí ni en un más allá, sino en alcanzar la plenitud del amor que nos identifica con Dios. Amando potenciamos nuestro verdadero ser, nuestra verdadera Vida.
La muerte de Jesús nos obliga a dar un paso de gigante: descubrir la presencia de ese Dios en la muerte, no en el triunfo y en la gloria. Ese es el paso que aún hoy, después de veinte siglos nos cuesta tanto dar.
La mejor prueba es que nos seguimos preguntando: ¿Por qué tanto sufrimiento tanto dolor y tanta muerte inútil en el mundo? ¿Dónde está el Dios Padre?
Seguimos pensando que el dolor y la muerte son incompatibles con la presencia de Dios. Un Dios que no dé seguridades a nuestro yo, no nos interesa. Un Dios que no nos garantice la permanencia del yo individual y egoísta no satisface nuestras apetencias.
La muerte de Jesús nos parte en dos. Una parte de nosotros está con los dirigentes y no quiere saber nada del sufrimiento el dolor y la muerte, porque nuestro primer objetivo es asegurar nuestra individualidad egoísta. “No quiero cantar ni puedo...”
Otra parte se siente atraída por ese hombre que viene a manifestar la verdadera Vida y que en ese camino hacia la plenitud, no da ninguna importancia a la vida, y por tanto a la misma muerte. En el fondo de nosotros mismos, algo nos dice que Jesús tiene razón, que el único camino hacia la Vida es aceptar la muerte. Pero despegarnos de nuestro “yo” sigue siendo una meta inalcanzable.
Sin embargo, entender la muerte de Jesús es el primer paso para entender nuestro propio dolor y nuestra propia muerte. Si descubrimos que Jesús llegó al grado máximo de humanidad cuando fue capaz de amar por encima de la muerte.
Descubriremos dónde está para nosotros también la verdadera Vida. El secreto está en descubrir que no puede haber Vida si no se acepta la muerte. También la muerte física, pero sobre todo la muerte a nuestro “ego” individualista y excluyente. “Si el grano de trigo no muere...” Jesús nos enseña que estamos aquí para deshacernos de todo lo que hay en nosotros de terreno, de caduco, de material, para que lo que hay de Divino se manifieste en Unidad-Amor.
Estamos aquí para descubrir que la verdadera Vida, la alcanzaremos dándonos a los demás.
Meditación-contemplación
Escucha la Pasión Pero ve más allá del relato.
Intenta descubrir el sentido profundo del escondido mensaje.
Deja que te empape el misterio de la VIDA, manifestado en Jesús.
Su muerte no es más que
el signo inequívoco del amor absoluto y total.
..................
El supremo valor de esa VIDA se manifiesta
en que la muerte no puede con ella.
La VIDA es más fuerte que la muerte
en Jesús y en todo el que le siga.
La Vida está ya en ti, pero puede que no la hayas descubierto.
Aprovecha estos días para ahondar en tu pozo y descubrirla.
..................
La VIDA de la que hablamos, no es ningún misterio.
Es Dios mismo desplegándose desde tu mismo CENTRO.
No está en ti como algo material y estático,
sino como ESPÍRITU, fuerza que todo lo transforma.
................................
Marcos Rodríguez
DE SERVICIOS KOINONIA.ORG
Para la oración de los fieles
- Para que la Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús, lleve su obediencia al Padre y su servicio a las personas hasta las últimas consecuencias. Roguemos al Señor...
- Para que los gobernantes sirvan a los intereses de los pueblos y no a sus propias aspiraciones. Roguemos...
- Para que los pobres y los oprimidos sean los primeros en obtener el respeto a sus derechos y la justicia para sus vidas. Roguemos...
- Para que mostremos nuestra devoción a Cristo crucificado siendo solidarios con los crucificados de nuestro tiempo. Roguemos...
- Para que sepamos descubrir y transmitir la fuerza del amor de Dios en medio de las dificultades, los sufrimientos, y la muerte. Roguemos...
- Para que todos los difuntos compartan la resurrección de Cristo, igual que han compartido ya con él la muerte. Roguemos...
Oración comunitaria
- Dios, Padre nuestro, tú enviaste a tu Hijo entre nosotros, para que descubramos todo el amor que nos tienes. Y cuando nosotros respondemos a ese amor con nuestro rechazo, matando a tu hijo, Tú no te echaste atrás sino que seguiste adelante con tu plan de ser nuestro mejor amigo. Ablanda nuestros corazones para que sepamos responder a tu amor con el nuestro. Por Jesucristo.
O bien:
Oh Dios, Padre y Madre Universal, de todos los pueblos y de todos los hombres y mujeres, en quienes has depositado, por medio de sus culturas y religiones, la sed de encontrarse consigo mismos y contigo, Fuente Originaria. Te pedimos que en la renovación anual de estas fiestas que se avecinan, tan tradicionales y ancestrales, nos sintamos en comunión con todos los hombres y mujeres que te buscan a Ti y buscan también el sentido de su vida, entre mitos, ritos, símbolos y grandes relatos. Nosotros lo celebramos desde el seguimiento de Jesús, hijo tuyo y hermano nuestro, cordialmente unidos a todos los pueblos y religiones que también te buscan y contemplan. Gracias. Amén. Aleluya.
REFERENCIAS:
Traducciones del frances de:
1. Pequeno misal "prions en église", Novalis. Quebec-Canada.
3. HETU, Jean-Luc. Les options de Jésus.