Como todos los martes he presidido la
misa esta mañana en mi parroquia,
teniendo como intención principal la justicia y la paz en el mundo, en nuestros
países, en nuestras familias y asambleas. Porque justamente la navidad es paz,
es reconciliación, perdón, armonía conmigo y en mí mismo para luego poder
compartir esas luces y frutos del espíritu alrededor mío, dentro de mi ambiente
familiar, de estudio, de trabajo, de descanso y diversión.
He leído una frase muy significativa
ayer en la mañana sobre un calendario en francés “pas possibe que Nöel ne dure
qu’un jour” (No es posible que la navidad no dure más que un día).
Y eso les decía ayer a un grupo de
personas mayores en una de las residencias donde celebramos ya de avance la
gran fiesta de la natividad: para nosotros los cristianos todos los días son de
navidad, vivimos o deberíamos de vivir en una navidad permanente, no esperar
cada año una semana o mes para poder sonreír,
transmitir alegría, creer que todo el
mundo es bueno, intercambiar regalos, compartir dulces y suculentas comidas, preparar nuestras casas con luces y mil
adornos de colores, apaciguar nuestra vida, orar, perdonar… No, el verdadero discípulo
de Cristo vive las 24 horas dentro de ese espíritu navideño…Así comprenderemos
entonces que la navidad finalmente vivida así “parcialmente”, “ocasional “ y
casi que farisea , entonces aparezca
como meramente comercial, bomm del momento, una fiesta “pagana” como decían nuestros
ancestros.
El evangelio de hoy es el mismo del
domingo pasado (4º de Adviento): el de la anunciación a María, en mi reflexión personal
les decía a mis parroquianos que una de las invitaciones de este evangelio es a
creer en el misterio, abrirnos a lo que parece “ilógico, increíble e
irracional, yo diría loco” para nosotros…Y ya que un comentario suelto de este
mismo evangelio proclamaba que en ninguna parte del relato se nos cuenta que María
vio un Ángel,( sino que ante se ella se encuentra súbitamente una palabra que
la cuestiona, que la sobresalta…Esta Palabra viene de Dios, la misma Palabra (con mayúscula)que permite a una simple
criatura entrar en dialogo con el Infinito…)
Pero el evangelio mismo nos sugiere creer en lo
imposible: además de la presencia del Ángel y su mensaje divino, hay otros dos
elementos de misterio: la concepción virginal de María y la concepción de una
mujer ya entrada en edad y además estéril: Isabel…
Yo creo hemos de abrirnos al
misterio, aceptarlo, creer…pues la misma vida humana, el pecado, el mal, el sufrimiento, la muerte…son misterios que
nos cuestionan acá abajo, pero también es cierto que hablamos de otros misterios
que pertenecen a otra dimensión y que recitamos en el Credo: la encarnación, el misterio de la vida,
muerte y resurrección de Jesús, la existencia del infierno, la Iglesia, la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de los muertos, la vida eterna…Y la eucaristía?
Qué tal? En la plegaria eucarística III decimos siempre: “…Y te damos gracias
por que nos has hecho participar de estos misterios”.
Que estos días de preparación a la celebración
de navidad nos ayude a entregarnos y creer más confiadamente en todos los
misterios que nos envuelven…Pues somos de Él , venimos de Él y a Él volveremos…No
fue eso lo que siempre nos enseñó y enseña Jesús con su entrada en nuestra
carne y o humanidad por la el misterio de la Encarnación?