Estamos
en el año 28 de nuestra era. El
emperador Tiberio reina sobre el inmenso imperio romano, que va desde los ríos
del mar del Norte hasta las orillas del Sahara, y de la Palestina al Estrecho
de Gibraltar. El Mediterráneo es enteramente romano. Poncio Pilato es
procurador en Judea, Herodes Antipas, príncipe de galilea, Caifás es gran
sacerdote en Jerusalén. Jamás a nadie se le ha ocurrido pensar en la no
existencia de todos estos personajes. Pero ocurre de vez en cuando que aparecen
novelistas y autores para poner en duda la existencia de Jesús de Nazaret.
Negar su existencia tranquiliza sin duda la conciencia, ya que sus actos,
gestos y palabras incomodan siempre. Algunos de nuestros contemporáneos
prefieren la novela ficción a la realidad, la eficacia comercial a la
obligación de cuestionarse su existencia, su vida y a si mismos...
Para el
evangelista Lucas, la Palabra de Dios ha sido innegablemente sembrada en la
historia de la humanidad a partir del año 27 de nuestra era. Juan Bautista, el
hijo del sacerdote Zacarías, deja el templo donde debía celebrar el culto como
su padre y prefiere hacerse profeta en los confines del desierto, en ese
espacio hostil que uno evita en un lugar alejado de la gente, donde el silencio
llama a la aventura de la interioridad.
En
adelante "Todo hombre vera la salvación de Dios". La Palabra que Juan
anuncia se manifestará de manera visible y perceptible para todo hombre buena
voluntad. Esto es lo inaudito de la Buena Nueva: La Palabra de Salvación viene
como alguien que se podrá ver y escuchar, tocar y amar. Esta Buena Nueva se difundirá
como una llama entre los leños secos, anunciando por toda parte la paz, la alegría
y la reconciliación a todos sin excepción.
Este
mensaje de Juan Bautista nos llama hoy en nuestro mundo actual a veces doloroso
e incierto. Juan el Bautista también grita en nuestros desiertos interiores, ahí
donde el Padre Ha decidido venir para revelarse o manifestarse a cada uno de
nosotros. En el desierto de nuestras vidas, no hay camino totalmente trazado
pero si una voz para ser escuchada y para seguir. Una voz que nos invita a
preparar el camino del Señor y aplanar su ruta. Este camino nosotros lo tomamos
de acuerdo y a partir de lo que cada uno somos, es decir con nuestras fuerzas y
nuestras fragilidades, nuestros sufrimientos y nuestros dolores, con nuestra alegría
y nuestro amor. Todavía hoy La voz de Dios se dirige a nosotros.
Ella no
nos pide lo imposible. Dios no nos exige que vayamos más allá de nuestras
propias fuerzas. Él nos ama tal como somos y nos invita al corazón de nuestro
desierto interior para seguirle y escuchar su voz. Dios está con nosotros en
este tiempo de adviento, Él nos empuja y nos invita a ponernos de pie en lo mas
intimo de nosotros mismos para ir a su encuentro.
El grito
del Precursor se lanza como una flecha, corre derecho delante de Aquel que
viene y para quien ha de prepararse la ruta. Las colinas, las montañas
presentan muchos obstáculos sobre la ruta del deseo despertado por la voz del
Precursor, pero aquel que viene los hará desaparecer: "Pues Dios ha decidido que las altas montañas y las colinas
eternas desciendan y que los valles sean plenos: así la tierra será aplanada,
para que Israel camine en seguridad en la gloria de Dios" (Primera
lectura).
La conversión
a la cual nos invita este tiempo del adviento no consiste en la observación
meticulosa de las leyes o ritos. La conversión consiste en el reconocimiento
propio de nuestra pobreza y de nuestro pecado y en la acogida de la intervención
de Dios quien es el único que nos puede introducir en la Verdad por nuestra condición
de hijos. Se trata entonces de una conversión al amor, al amor de Cristo y al
amor concreto de todos nuestros hermanos sin importar su raza, su condición
social y su religión.
La Eucaristía
es el lugar por excelencia donde se expresa o se manifiesta esta Buena Noticia.
Es acá alrededor de la mesa donde el Padre mismo nos alimenta del Pan de la
Vida y que después de habernos despojado de nuestro vestido de tristeza y
miseria nos reviste con el traje de la Gloria de Dios"...
REFERENCIAS:
Traducción del francés de http://www.kerit.be/homelie.php
Servicioskoinonia.org y otras fuentes
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por haber visitado mi blog, espero tus comentarios, reacciones y que continúes brindándome ideas y sugerencias para mejorarlo.
Gustavo Quiceno