martes, 15 de marzo de 2011

Para vivir la cuaresma día a día: miércoles 16 y jueves 17 de marzo (8 y 9)

2o Miercoles  de cuaresma:  16 de marzo del 2011

UNA CONVERSION SIEMPRE A REHACER:

La palabra de Dios toma a veces caminos y o direcciones inesperadas.

Veamos por ejemplo hoy en la primera lectura, Jonás y los Ninivitas.

Jonás dudó por mucho tiempo hasta conformarse con su misión, y se demandó mucho rato si querría verdaderamente darle oportunidad a ese pueblo pagano, violento  y enemigo de su pueblo. Y terminó por dirigirse a los ninivitas, pero sin mucha convicción y mismo sin invitarles a la conversión ni mencionar la misericordia de Dios.

Por lo tanto se ve bien que Dios desea la conversión de los ninivitas, y que contrariamente a las aprehensiones de Jonás, estos se esfuerzan por corregir su conducta. Es que todo termina bien?
No del todo, ya que la continuación del relato bíblico nos dice que Jonás se enoja hasta el extremo al ver que Dios perdona a los ninivitas.

El mundo al revés: los paganos se convierten mientras que el profeta reprocha  a su Dios por haberlos tratado con misericordia! El único que queda por convertir es el profeta. He aquí una deliciosa parábola para nosotros hoy!

Podría ser que nosotros tengamos  que  ( o debamos)  como Iglesia reconvertirnos a la buena Nueva de Cristo y de Salvación que él aporta no solamente a todos los cristianos, sino a toda la humanidad?

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17 de marzo del 2011:  segundo Jueves de cuaresma

CONFIAR EN DIOS EN TODO TIEMPO:

“Pidan y se les dará, busquen y encontraran, toquen a la puerta y se les abrirá”. Estas fórmulas lapidarias de Jesús podrían parecernos a primera vista, mostrarnos lo que es evidente: Nada se obtiene sin un mínimo de esfuerzo.

Es necesario concluir de esta enseñanza de Jesús sobre la oración que todo es fácil y se gana por adelantado?  Tendrá Dios las manos amarradas y debería doblegarse a todos nuestros deseos y o voluntades cuando nos dirigimos a Él en la oración? Con mucha seguridad que no.

Pero Jesús nos recuerda, primero  y ante todo ,que no hay límites en lo que se puede pedir a Dios en la oración porque la bondad de Dios hacia nosotros  no tiene límites y que El conoce bien qué es lo mejor para nosotros.

Pero atención. Jesús completa su enseñanza con lo que se llama en el judaísmo la regla de oro: “Y entonces, todo lo que ustedes quieren que los otros hagan por ustedes , háganlo por ellos(…)” Dios nos da todo aquello que necesitamos . 

Es a nosotros ahora  de dar a los demás todo lo que podrá contribuir a su felicidad y o bienestar.

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Gustavo Quiceno